La misión

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La sensación en mi pecho era incómoda. Cualquiera diría que era miedo, pero en mi caso era ansiedad. La Ruta 4 hacía Ciudad Celeste estaba vigilada por los soldados de Teselia. Trataba de no ser muy obvio, debido a que me dirigía hacia Ciudad Carmín y el Sargento Surge tenía su base de inteligencia en esa ciudad, la cual estaba justo a la salida de la Cueva Diglett; Karin me lo advirtió cuando le conté que iría a Johto y que para ello tendría que viajar hasta Ciudad Carmín debido a que en ese lugar abordaría el barco S.S.Anne...
—Es una completa locura— me dijo mi amiga— sí vas esa ciudad y Surge te ve acabara contigo, porque ya varias veces te has puesto en su camino.—
—Quizás por eso mismo Saske deba ir— intervino Jaden—, Surge lo debe estar buscando hasta por debajo de las piedras, pero no lo encontrara en Kanto si va a Johto.
Así convencí a Karin; para llegar al barco me hice pasar como un refugiado que huía de la guerra aprovechando uno de los pocos convenios que había entre las regiones en disputa. Hasta el momento todo iba bien; me acompañaban mi amigo Lizardon y el Pikachu que nos ayudó la otra vez. Pasamos Ciudad Celeste, pero se nos indicó una desviación por una cueva que nos llevaría a Pueblo Lavanda para seguir por un camino de pesca y terminar en Ciudad Carmín; trate de mantener la calma y adjudicar ese cambio de planes a otra cosa que no fuera yo. Seguí siendo discreto hasta que llegamos a Pueblo Lavanda, debido a que en ese lugar se veía mucha movilización, a pesar de que sólo se trataba de un grupo de refugiados; vi a los soldados de ese lugar posicionarse en las salidas y techos de las casas, entonces ellos se desprendieron de sus uniformes y tomaron actitudes ofensivas...
—¡Emboscada!
Gritaron, y en efecto de eso se trataba. Yo saque a Lizardon, quien junto a Pikachu protegió a los refugiados ya que los soldados de Teselia estaban más preocupados en si mismos. Hubo muchas batallas, Lizardon uso Ascuas varias veces y Pikachu utilizó el Rayo por su parte. En medio de la pelea pude reconocer pokémon de Hoen y Cinno, lo cual me dejo sin palabras; por suerte la confusión y los pokémon salvajes nos ayudaron a salir ya que el lugar se empezó a vaciar sin razón aparente, no sin antes dejar el pequeño pueblo en mal estado. En la ruta de pesca me separe de los refugiados para que por su parte llegaran a la ciudad, yo ya me había expuesto demasiado, así que decidí esperar y pensar que iba a hacer. Sin embargo al estar caminando al día siguiente del ataque por la ruta pesquera alguien me detuvo y dijo:
—Las cosas que se tienen que hacer por ti maldito insecto.
Después de ello el desconocido me golpeó y saco a su pokémon, al cual reconocí como Metagross. Entonces me di cuenta de que la emboscada fue para que yo saliera, y ahora ese tipo me tenía frente a él, así que le pregunté:
—¿Quien eres y qué quieres conmigo?
El con una sonrisa me contestó:
—Yo, yo soy uno de los enviados de la luz; nosotros somos los guardianes del señor Gray, el enviado de la paz. Y fui enviado para atraparte y acabar con tu arrogancia y orgullo para que te conviertas en un enviado de la luz.
Yo no lo iba a acompañar, primero tendría que acabar conmigo, pero antes de que pudiera decir algo una voz femenina respondió por mí:
—No te lo llevaras, Saske es mi prisionero.
Era Camila, y mi libertad se encontraba totalmente en juego...

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora