Antesala a la libertad

14 3 0
                                    

Unos amables karatekas nos habían prestado su dojo como base. Lance y yo nos encontrábamos sentados, viéndonos de frente mientras escuchábamos la estática en la radio. Quería saber como habían salido las cosas en Pueblo Lavanda. Y en Azulona también.
Ayer fue cuando se concretizó el ataque aquí. A estas alturas las batallas en los otros campos deberían estar mas que decididas. Lo único que registramos fue un "A-OK" que interpretamos como que la situación estaba bien Azulona. Pero de Lavanda no sabíamos nada.
–Estoy preocupado. Me estoy comenzando a desesperar.
Le espete a Lance. El me miró y exclamó:
–Últimamente luces mas molesto de lo usual. Lo cual no es que me incumba, pero relájate un poco.
Tenía un punto. Pero a pesar de que calme mi ira, mis nervios no desaparecían. Ni los dolores de mis heridas. Un par de rasguños, moretones, quemaduras, molestia al caminar y un chichón en la cabeza.
–¿Cuándo traerán a los que quedaron en Celeste?
Le pregunté. Quería ver a Karin. Él contestó.
–¿Quieres ver a Karin verdad? -Adivinó.- Tan pronto conozcamos la situación en las otras ciudades.
Entonces escuchamos unos pasos acelerados. Salimos a ver que sucedía, y nos encontramos con un sujeto montando un Rapidash con un sobre en mano.
–Mensaje para el señor Lance.
Avisó urgente. El domadragones se acercó y lo tomó.
–Son noticias de la batalla en Lavanda.
El pelirrojo se apresuró a leerlo mientras yo le preguntaba al sujeto:
–Y bien, ¿qué sucedió?
El me sonrió.
–Ganamos.
Brinque del gusto. Todo iba bien. Papá lo había logrado. No obstante, mi amigo estaba serio.
–Muchas gracias. Descansa.
Le dijo al joven, mientras que a mí me entregó la hoja y pidió que la leyera. Así lo hice:
"Batalla por Pueblo Lavanda. Llegamos al sitio a las 1400 horas, no obstante sabían que estábamos en camino, porque nos encontramos con diversas trampas en la entrada. Sin embargo, una vez logramos librarlas no encontramos una ofensiva, así que entramos con precaución. Cuando estábamos en el centro de la ciudad un par de soldados saltaron de entre las casas a atacar. No fueron gran problema, pero salieron más de algún escondite. Cuando acabamos con ellos iniciamos búsqueda intensiva, no obstante solo hallamos civiles, tarde nos dimos cuenta que había enemigos entre los civiles. El seguir combatiendo esta estrategia hormiga fue difícil, requería de gran concentración. Pareciera que ellos ya hubieran dado por perdido a Lavanda, y se concentraron únicamente en hacer daño."
Tenía sentido que entregarán Lavanda, no era algo tan importante. Como fortaleza servía por su difícil acceso, pero por eso mismo no era un lugar idóneo para planear un contraataque. Continúe:
"Cuando cayó la noche la situación se complicó. En el pequeño cementerio del pueblo, el cual estaba apartado un poco del mismo, apareció la líder de los enemigos, la Elite de Fantasma, Anaís, una mujer de vestido y cabellos negros. Todos los soldados restantes de Teselia entraron al combate apareciendo entre las casas, así que la batalla inició. Los señores Bruno y Fir fueron a enfrentar a Anaís, y tras un breve choque la ventaja para nosotros era clara. Sin embargo, allí ocurrió un problema. Luchaba el Golurk de la teseliana mano a mano con el Machamp de Bruno, hasta que el fantasma logró derribar al luchador. Ahí el Arcanine de Fir corrió a toda velocidad para impactarle un Llamarada en el rostro. No fue un gran daño, pero si una buena distracción para que el Arcanine entrara limpió con un Triturar directo al cuello de Golurk. La batalla parecía decidirse pero ahí Anaís gritó:
–¡Esta listo!
De entre las tumbas se levantó un sarcófago, un Cofragrigus, que se abrió liberando una ráfaga de espíritus que atacaron a varios de nuestros soldados. Bruno y Fir esquivaban bien los espectros, sin embargo algo atacó al señor Fire provocando que una gran cantidad lo impactara; no pudo defenderse, como si alguien lo hubiera sujetado. Su Arcanine trató de defenderlo borrando a varios fantasmas pero también cayó rendido." ¿Qué? ¿Pero qué? "Bruno,  a pesar de tener un brazo herido por los espectros, logró detener a Anaís, quien desapareció con paradero desconocido. Con los fantasmas vencidos fue sencillo terminar con los teselianos. Sin embargo, a pesar de la victoria, la técnica de los espíritus de la elite fantasma fue muy costosa. Quienes fueron atacados tienen extraños síntomas de fiebre y vómitos, los más graves siguen inconscientes. Bruno tiene su brazo dañado y el señor Fir Fire se encuentra grave, no ha despertado desde el ataque."
–¡No!
Tiré la hoja y salí corriendo. Debía ver a papá. Saber como estaba. Llegué a la entrada de Azafrán, de ser necesario correría hasta Lavanda. En eso estaba cuando me gritaron:
–Detente.
Era Lance, obviamente.
–No me pidas eso. Tengo que verlo.
–No puedes hacer nada si vas. -Apreté los puños ante su comentario.- Además te necesitó aquí.
–Al menos debo estar a su lado.
El pelirrojo se acercó un poco.
–Si es lo que creo que es, se trata de lo mismo que tiene el Maestro. No es mortal, pero si brutal. Como una gripe. Y, Lorelei le puede suministrar tratamiento.
–¿Y dónde está Lorelei ahora?
Le espeté. En eso llegó un Dodrio con un nuevo mensajero. Lance recogió y me mostró la carta.
–¿Por qué no lo averiguamos?
Lo seguí de regreso al dojo, donde el leyó primero mientras yo ansioso esperaba. Tras un rato, finalmente me cedió el reporte, así que lo leí:
"Batalla de Ciudad Azulona.
Tras la avanzada involuntaria que ocurrió anteriormente, Azulona fue de las ciudades más dañadas. Razón por la cual apostaron sus defensas en la entrada. Estaban muy bien compactados, Gigalith y Boldore como bastiones principales, por lo cual nuestros incesantes ataques no podían avanzar. Hasta que Lorelei, la elite de hielo, consideró insostenible la situación y se dispuso a derribar las defensas enemigas, y así lo hizo, logrando que pudiéramos entrar a la ciudad, sin embargo, allí ya Aza la esperaba, con su Scrafty, Liepard y Bisharp. Lorelei lo enfrentó en una dura batalla mientras los soldados luchaban a su alrededor. La pelea se extendía y no parecía dirigirse hacía ningún lado, sin embargo, algo irrumpió por el otro lado de la ciudad. Una ofensiva que barrió con las pobres defensas que estaban apostadas allá. Eran los comandantes Koga y Sabrina. Las nuevas fuerzas de Kanto acabaron con las de Teselia. Solo faltaba el siniestro. El ninja venenoso envenenó a los pokémon de Aza con su Venomoth, así debilitados físicamente Sabrina se encargó de terminarlos mentalmente con la Confusión de su Alakazam.
De tal forma terminó la batalla. Lorelei y Aza estaban exhaustos, igual que sus pokémon. Lorelei los regresó, mientras que Aza inmovilizado esperaba a que los suyos regresaran por cuenta propia, sin embargo los pokémon siniestros empezaron a soltar descargas y despertaron fuera de sí. Aza no sabía que sucedía. Los pokémon atacaron a Lorelei como bestias salvajes, todo fue tan rápido que nadie pudo intervenir. La misma Elite de hielo se los quitó de encima con su Dewong saliendo de la pokebola con Cascada. Los siniestros cayeron totalmente fuera de sí, heridos con por el nuevo ataque y encima por la descarga.
–Les diré algo interesante, solo salven a mis pokémon, y quiero seguridad para todos los prisioneros.
Ese fue el último incidente. Como consecuencia, Lorelei tiene varias heridas en brazos, piernas y hasta en el rostro, y está exhausta en varios sentidos."
Vaya. Otro éxito a medias.
–¿Qué opinas?
Me preguntó Lance. Lo miré y le respondí:
–Estamos jodidos. Se supone  que le haríamos bullying a Surge, y ahora no estoy seguro con quien contamos.
Di un par de pasos y reflexione:
–Bueno, si fuera fácil no sería divertido.
La emoción me invadió por un momento. Pero la preocupación por mi padre no me dejaba.
–Esperaremos a que lleguen. -Afirmó Lance.- Al final de la carta dice que vienen en camino.
Y así esperamos. Un rato. Un largo rato. Tanto que estaba anocheciemdo cuando vimos a gente acercarse. Salí a verlos. Un pequeño grupo llevaba una especie de camilla, un mejor vistazo me permitió ver que la pelirroja de hielo venía sobre ella. Lorelei tenían varios rasguños y moretones, e inclusos sus gafas estaban resquebrajadas. Se veía bastante exhausta, la deje pasar sin más. Detrás venían Sabrina, Koga y Lizzi. Iba a estirar la mano para saludar a la chica de ojos azules, pero alguien me tomó del cuello con el brazo.
–¿Qué pasa, Saske amigo? -Era Nate, se veía bastante animado.- ¿Viste a Lorelei? Tal parace que no fue lo suficientemente fría con un pequeño gatito. Quizás se le cayeron los lentes y no lo vio. Ahora le sucederá más seguido. Lo mejor sería que le pidiera una mano a Bruno. -Lo miré con algo de molestia así que cambió de tema.-  ¿Acaso ibas a saludar a la chica linda de lentes? Eres todo un galán.
Lo vi un poco por encima del hombro.
–Para nada.
–Claro que sí. Te vistes con estilo, tu actitud es seria pero sin dejar de ser simpática, eres algo guapo y en combate genial. Las chicas deben andar tras de ti.
–Gracias por tu sinceridad. -Supuse.
–Ahora, ¿me la presentas? -Pidió.
–No te agradará, es "talentosa".
Jugó un poco con su cabello.
–Interesante, interesante. Veré si la ayudo o la destruyo.
¿Acaso estaba jugando?
–Deberías guardar tus energías para quienes verdaderamente necesitamos destruir.
–Yo sé a quien debo destruir. - Contestó sonriente.- Pero tranquilo, no le haré nada grave a ella.
No entendía a que se refería.
–Mira, la verdad tú no le caerías bien a ella. Es tímida pero también tosca. No es tan amable como Karin.
–No importa.
Me soltó y avanzó, pero entonces Sabrina pasó a un par de metros de nosotros y el rubio se enfocó en ella. Volteé los ojos.
–Te basta con una chica linda a ti, ¿verdad?
El respondió quitado de la pena.
–Sabrina no es una chica linda, es una mujer divina.
Suspire y me le zafé para acercarme a la chica de anteojos.
–¿Cómo te ha ido?
Le pregunté, y ella volteó en varias direcciones hasta que me encontró y saltó para colgarse de mi cuello con sus brazos mientras animada me dirigía unas palabras:
–Eres tú Saske. Disculpame por no verte antes. Torpe miopía.
–No hay problema. - Le tranquilice.
–¿Qué te sucedió?
Preguntó notando mis heridas.
–Nada grave. Gajes del oficio.
–Más de lo normal. Parece que las batallas fueron duras. Me alegra que salieras bien librado.
Dijo mientras tocaba el golpe en mi cabeza.
–Si, pero no lo agarres porque me duele.
Le pedí y al fin me soltó. Así pude ver que ella también tenía algunas secuelas de la batalla.
–Veo que también te lastimaste.
Soltó una risita y respondió:
–Si, lo que pasa es que esta chica ahora pelea al frente, nada de quedarse escondida.
Rebosaba confianza.
–Te ha hecho bien estar con Sabrina.
–No seas modesto, tu también ayudaste.
Si, la ayude a superar sus traumas con la muerte. Supongo debería seguir mis propios consejos. Entonces, una descarga salienta de una de mis pokebolas llegó a una de las de Lizzi. La revisé y era Pikachu, mientras que la suya era Jolteon
–Parece que también nuestros pokémon se alegran de verse.
Teorice. Ella estuvo de acuerdo.
–Así parece. -Se acomodó los anteojos. -Por cierto. -Llamó mi atención poniéndose seria y susurró.- Averigüe algo sobre Ojo rojo.
Mi rostro se ensombreció y me contuve para no sujetarla de los hombros y sacudirla.
–¿Qué? Dímelo.
Cuando me iba a responder, alguien intervino.
–Que bonita pareja. -Era Nate.- Tú eres Lizzi ¿verdad? Es un gusto. Cuentan que eres toda una genio.
Lizzi se sonrojó, no estoy seguro porqué, y se aferró a mi brazo para contestar agachando la mirada.
–Gracias, supongo.
El rubio soltó una risita.
–Pero vamos, levanta la vista, ¿o es que acaso tu miopía no te deja ver mis buenas intenciones?
Ella se encogió un poco, así que intervine.
–Tsk, ¿qué quieres?
–Oh vamos, sólo pase a saludar. Verdad, ¿pequeña ratoncita?
Refiriéndose a Lizzi. Ella le respondió en voz baja.
–No me agradas.
–¿Por qué? -Preguntó sonriendo. - Solo quiero conocerte, ya que eres admirable. Anteriormente eras una inutil por tu inseguridad, y ahora eres todo una celebridad. Una niña realmente talentosa, que hace no mucho era nada más que un lastre y culpable de varias muert...
Antes de que pudiera decir algo, alguien más apareció.
–Te recomendaría dejarla en paz.
–Sabrina.
Exclamé. Ella se acomodó el cabello y me aclaró.
–Señorita Sabrina para ti.
Claro. Nate la miró de pies a cabeza y con una pequeña reverencia le confesó:
–Permitame decirle mi bella y distinguida dama, que usted es arte.
Sabrina lo ignoró y se concentró en Lizzi, pero no pudo obviar sus siguientes palabras, ya que venían acompañado de su sonrisa.
–Seguro que desde niña tuvo a todos a sus pies.
Se detuvo y lo miró fríamente.
–¿Qué insinúas, gusano?
Poniendo la mirada a su altura le respondió:
–Mentí hace un momento. Tú no eres arte. Eres como yo. Ja. Esa soledad y ese maltrato duelen. El querer que todo acabe, y el saber que puedes terminarlo.
–No tienes idea.
La psíquica le apuntó con su palma extendida, y el rubio se retorció un poco. Le debió imprimir una imagen mental como a mí la vez pasada. El rió.
–Bien, señorita prodigio, dueña de poderes extraordinarios. Pero... -Mostró una sonrisa ya no amable como las otras, esta era retorcida... – Te juro que mi dolor es más grande que el tuyo.
Se dio la vuelta y se largó mientras decía.
–Nos vemos chicos.
Lo vimos irse. Sabrina comenzó a avanzar mientras indicaba:
–Lizzi, no quiero que te acerques a ese sujeto. Y tú Saske, es hora de la reunión.
Esperé unos segundos para seguirla. Nos reunímos en el dojo donde Lance ya tenía preparada una mesa con varias sillas, un mapa en el centro, incluso bebida y botanas. Lance estaba en la cabecera, a su derecha se había sentado Sabrina seguida de Koga, así que mejor me senté a la izquierda. Hubo un breve silencio hasta que Lance se levantó y declaró:
–Se que el que tiene la mayor posición soy yo, pero viendo la situación es mejor que el ataque lo lidere alguien con mayor experiencia y habilidad. Así que nomino a Sabrina para que sea nuestra comandante.
Koga respondió:
–Apoyo la moción.
Mientras que yo dije:
–Estoy de acuerdo.
De hecho me sentía como si me hubiera colado en la reunión. Sabrina, por su parte, no mostró galantería, si no que con humildad se levantó, sentó en la cabecera y pronunció:
–Gracias.
Así se formó este consejo de guerra improvisado. La pregunta que flotaba en el aire era, ¿qué  haremos ahora? Casi como si lo hubiera percibido, (porque claro, es psíquica), la azabache nos dijo.
–Todos aquí sabrán que el plan fue un éxito. Ganamos Azafrán, Azulona y Lavanda. Únicamente nos falta Carmín, defendida por Surge.
–¿Qué hay a nuestro favor? -Koga indagó
–Las personas en esta sala. -Se hizo un silencio. - Lorelei no puede luchar, por eso la mandare a Lavanda a ayudar a los enfermos. -Desvíe la mirada ante eso. - Si Bruno está lo suficientemente bien, ya le tengo asignado algo.
–Si, ¿pero cuándo?
Le pregunté, y ella me vio medio feo, así que mejor reservaría un poco más mis comentarios. Ella siguió acomodándose su cabello.
–Logramos sacarle la información a Aza de que en 4 días un barco vendrá por ellos, hoy es el primero de ellos. Mañana llegarán la gente de Ciudad Celeste, a la cual ya me encargué de llamar, y coordinaremos todo, al tercer día atacaremos.
Sentenció golpeando la mesa. Koga se acomodó su bufanda y dijo:
–¿No es un poco precipitado?
Le cuestionó. Ella negó con la cabeza.
–La llegada de ese barco podría traer refuerzos, o hacer que se vayan a replantear su estrategia en otro lado. -"Alola por ejemplo", pensé.- Ahora que ya tenemos las tres ciudades no hay razón para esperar.
Koga le contradijo:
–Eso es justo lo que me refiero, nosotros tenemos casi sitiada la ciudad, deberíamos marcar el ritmo, no ellos al borde de la derrota.
–Creo que nos estamos confiando de más. -Intervino Lance.- Puede que Surge parezca un último bastión solitario, pero podría tener ayuda.
–Si te refieres a Anaís, despreocupate. Alguien con tal nivel de energía espiritual no me pasaría desapercibido. No sé donde está, pero tengan por seguro que no se encuentra en Carmín.
–Entonces, ¿podemos asumir que Surge estará solo?
Inquirió el ninja. La azabache negó.
–No exactamente. Sus dos discípulos están con él.
"¿Discípulos?" Si mal no recordaba... Camila, claro. Hace tiempo que no la veía. Era lo más cercano que tenía a una amiga en Teselia. Si me la encontraba tendría que pelear con ella. No es que me diera gusto hacerlo, pero era necesario. Más si defendía a su maestro.
–No me refiero solo a elementos humanos. -Le replicó el pelirrojo.- En Celeste estaba el trio de las nubes, en Lavanda los fantasmas extraños y aquí los dragones-castillo. Surge podría tenernos reservada alguna sorpresa.
–Lo sé. -Asintió Sabrina tranquilamente. - Yo sé bien de lo que es capaz. Pero por eso mismo, no debemos darle oportunidad.
–Opino lo mismo. - Me levante y exclamé. - Falta tan poco, para que lo logremos. En estos momentos Surge está preparando lo mejor que tiene, porque sabe que es podría se su última batalla. Se va a aferrar desesperadamente a mantener aquí la influencia de Teselia. Pero nosotros tenemos esperanza. Si atacamos ya, va a entregar todo y de esa manera lo dejaremos sin nada, lo venceremos.
Creo que me emocioné. El ninja cerró los ojos mientras que el domadragones se reía un poco. La psíquica por otra parte:
–Bonitas palabras. -Y luego mostró una ligera sonrisa. - Estoy de acuerdo.
–¿Cuál es el plan?
Le pregunté mientras me sentaba. Ella se acercó al mapa y dijo:
–Atacar con todo por la entrada principal de Ciudad Carmín. Le mandaré a Aníbal que se encargue del Tunel Digglet, y que Bruno si está lo suficientemente sano que se encargue de la Ruta de pesca. Así las arrinconaremos como viles ratones. Y nosotros lideraremos el ataque.
–Ya que somos varios, quisiera actuar en modo sigiloso. -Solicitó Koga. -Me encargaré de inflitarme en sus bases, así nos ahorraremos algunas sorpresas.
–Esta bien. -Aceptó la psíquica.- Yo iré al frente guiando. Lance, tu te encargarás de la retaguardia.
–¿Y yo?
Le pregunté. Sabrina levantó una ceja.
–Tú puedes hacer lo que quieras. Siempre acabas haciéndolo.
–¿Qué cosa?
Exclamé, y Lance fue quien me respondió.
–Tenías la misión de asistirme, y así lo hiciste, lo admito, pero tenías otros planes enrevesados. Eso pudo a ver sido un problema.
¿Acaso se referirá a mi trato con Nate? Pero si ayude. Levanté un poco la voz.
–No insinúaras que descuide mis obligaciones.
Nuestra comandante golpeó la mesa.
–Silencio. -Me calle. - Eres bueno, pero improvisas mejor de lo que sigues instrucciones. Así que tu decidiras donde eres necesario. Solo no lo arrruines.
Me crucé de brazos y me hundí en la silla.
–Esta bien, señorita Sabrina. Se lo agradezco.
Prácticamente me dieron la libertad de ir por Surge. Y obviamente Karin me acompañaría.
Tras ajustar algunos detalles, levantamos la sesión. Al salir me reencontré con Lizzi, y al preguntarle por Ojo rojo me respondió:
–Te lo diré cuando esto termine.
Y así fue como se acabó el día. Me dejó reflexionando. El siguiente pasó y tuve noticias de Nate a la vez que veía como se acercaba la gente de Celeste.
–Con qué allí estabas.
Le dije. El sonrió simplemente.
–Te deje a solas para que tus dudas se apaciguaran. Pero aún así todavía me pregunto si en Ciudad Carmín serás capaz de hacer lo necesario.
Después de todo lo que he vivido, en el momento de la verdad, esperaba que sí.
–Si encuentro a Surge, cuenta con ello.
Él se acomodo el cabello y me dijo:
–Cada quien tiene sus pistas para la venganza, supongo. Aferrate a ese odio, te hará falta.
Cuando acabó de decir eso, distinguí a Karin, con su chaqueta azul y cabello marrón al  viento sujeto en la pañoleta amarilla. Ahí el rubio se acercó a mí y susurró:
–Sonríe. ¿No querrás que te vea sufrir?
Mostré mi mejor sonrisa, y mi amiga al verme corrió hacia mí y me abrazó. Le correspondi. Realmente me hizo falta mi amiga.
–¿Ya pasó el resfriado?
–Si. ¿Tú estás bien?
Sonreí.
–Claro que sí.
Aumento la presión de sus brazos.
–No tan fuerte que me lastimas.
Le dije. Ella se separó de mí y me miró.
–No me mientas.
–Estoy bien porque ahora estás conmigo.
Ocultó su rostro y jugueteó con su caballo.
–Oh vamos, deja tus cursilerías.
–Tu dirás, pero lo que si es que ahora te necesito para la batalla.
Asintió.
–Si. Para eso es que somos amigos.
–Precisamente, los amigos son para cuidarse unos a otros.
Esa voz. Nate. Se le estaba haciendo costumbre aparecer de sorpresa.
–Oh, eres tú. -Le saludo Karin. - Te traje algo.
Le entrego un libro envuelto en papel amarillo.
–Creo que te servirá algo.
El lo tomó y le sonrió de forma amable.
–Te lo agradezco sinceramente. De corazón.
–No es nada. Nada más que un pequeño detalle.
Miró hacia el Sol y nos dijo:
–Algo me dice que mañana habrá mucha sangre y dolor, ya saben  cosas divertidas. Pero espero que ustedes estén bien. Solo tomen ese dolor. Transformenlo en su fortaleza. -Sonrió melancólico y concluyó. - A veces creo que el poder del talento queda opacado ante el poder de nuestros corazones... corazones rotos.
Y comenzó a caminar para despedirse.
–Les deseo muerte. O suerte más bien. O ambas.
–Adiós.
Solté no muy seguro del por qué.
–Cuidate.
Le pidió Karin.
Más tarde estábamos en lo más alto de un edificio, en el que podíamos ver las sombras de las construcciones de Carmín. Le había presentado al Ninetales de Samina para que le diera un poco de cariño. Al principio el zorro se mostró receloso, pero la amabilidad de mi amiga lo hizo confiar. Yo por mi parte quería verle ya la cara a Surge. Aún recordaba la primera vez que nos vimos. Esa en que no pude meter ni las manos.
–Mañana acabaremos con esto.
Le aseguré a Karin. Ella sonrió y rezó:
–Así lo espero.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora