El ave arco iris

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La alarmante luz roja bañaba toda la habitación, así cómo mi rostro y él de Camus. Él estaba acompañado de un pokémon ciempiés morado y de otra humanoide de planta. Yo por mi parte, de Lizardon y Pikachu.
—Bien Camus, acabemos rápido con esto.
—Esperaba que lo dijeras. Scolipede, Picotazo venenoso; Leavanny, Hojas navaja.
Agujas toxicas y hojas cortantes se dirigieron a mí, pero Lizardon uso Voto fuego para bloquearlas. Por su parte Pikachu lanzó un Impactrueno para mantenerlos a raya.
9 MINUTOS
Se escucho en la bocina. Sabía que debía acelerar las cosas.
—Lizardon, Lanzallamas.
De sus fauces liberó fuego contra los insectos, no obstante el Scolipide se dirigió contra las llamas usando Carga tóxica frenándolas, y las brasas restantes eran extinguidas por los ágiles movimientos de Leavanny.
—Mi turno -sentenció Camus con una risa- Scolipide Púas tóxicas y Leavanny Hojas navaja.
Así lo hicieron, primero cenrrándonos el camino con las púas y luego las hojas cortando a los indefensos de mis pokémon, alcanzandome una incluso a mí creando un corte en mi pierna.
—Y ahora hagan Latigo Cepa y Carga tóxica.
Y el tipo planta tomó a la rata amarilla y usando sus lianas como cuerdas lo jalo de un lado a otro estrellándolo en las paredes, mientras que el ciempiés se enroscó y rodó contra la lagartija, más sin embargo logró lanzar sus llamas para impedirle que se acercara más, no obstante avanzaba de a poco.
8 MINUTOS
Me quedaba sin tiempo y sin ideas, a excepción de una, que era arriesgada.
—¡Lizardon, deja que te golpeé, confía en mí!
—Parece que has perdido las esperanzas.
El Scolipede impactó con Lizardon llevándolo contra el muro, girando sobre él.
—¡Ahora Lizardon, Garra metal y tomalo del centro!
Así lo hizo y poniendo gran fuerza en sus brazos lo levantó estando él aun girando, y como lo esperaba lo lanzó contra Leavanny ocasionando que uno atropellara al otro liberando a Pikachu en el acto y a ellos llevándolos hasta la pared.
—¡Lanzallamas y Cola Hierro¡
De nuevo el fuego interno de Charmeleon se disparó contra los ahora indefensos insectos recibiéndolo de lleno, y tras eso la rata les cayo encima con su cola recubierta de metal propinandoles tan fuerte golpe que rompió el piso bajo ellos cayendo una planta abajo. La grieta se extendió tanto que alcanzó a Camus quien acompaño a sus pokémon. Me acerque al hoyo y dije:
—Son solo unos insectos.
—Por lo menos conseguí tiempo para mis compañeros...
La voz de Camus me alertó, de forma que saque el rifle y lo apunté en su dirección.
—Anda, soldado de Kanto -bufo el tipo de los insectos- acaba con lo que iniciaste: mi caída.
—No Camus, no voy matarte- baje el rifle- pero tampoco voy a salvarte.
Y salí corriendo de ahí.
7 MINUTOS
En el camino estaba ya desierto, así que pude pensar en lo bien que salió mi plan, en como Lizardon no se envenenó por el contactó con Scolipede, como con las garras tomó su punto más toxico y frágil, evitando problemas usando la Garra metal ya que el veneno no afecta al acero y como al derribarlos a los dos insectos fue fácil vencerlos ya que su estrategia se basaba en su coordinación. Finalmente llegué a unas escaleras de caracol en cuadrado, y vi que eran bastantes, y en el fondo vi un elevador destruido por lo tanto inservible.
6 MINUTOS
Iba a empezar a subir los escalones, pero de pronto vi a una ardilla planeando que se acercó a mí.
—¿Emolga? ¿Y Camila? ¡Camila!
—¡Saske! ¿Eres tú?
Mi grito obtuvo respuesta, y la vi asomarse por la barandilla.
—!Si, soy yo! ¿Por qué no subes? ¡Estamos bajo bombardeo, mas a menos!
—¡Lo se, pero mi tobillo se torció y no puedo andar, y Blitze es muy torpe para las escaleras! -"Diablos"- ¡Pero hay una forma de subir, Emolga te la enseñará!
Seguí a la ardilla y tras unas cajas hallé una especie de globos aerostáticos individuales, con el armazón y un pedestal para pararse. Rápidamente lo infle de gas y encendí la llama con ayuda de Lizardon, acto seguido tanto a él como a Pikachu los puse en su pokebola, por obvias razones.
5 MINUTOS
Me colgué el rifle en la espalda y comencé el ascenso.
—¡Allá voy Camila!
Me sujete con más fuerza conforme me acercaba, ya que este transporte no era el más seguro del mundo y ahora tendría que cargar a dos personas. Cuando estuve justo debajo de ella estire mi mano y ella estiro la suya. Las entrelazamos y ella saltó abrazandome. Subimos aferrados uno del otro. La miré y me di cuenta de lo bonita que era, ella me miró, y entonces... pensé en Diana. Desvíe mi mirada e hice lo que hacía todos los días en esta prisión y en general cuando me sentía débil: pensar en esa tierna y fuerte chica; en sus besos, en su sedosa cabellera azabache, en sus gestos cuando se enoja, en sus regaños, en sus caricias, en sus hermosos ojos color miel...
Finalmente llegamos arriba, solté el globo y aterrizamos en el suelo. La ciudad aún estaba llena de gente corriendo de un lado para otro.
—No es bueno, que nos vean juntos.
—Tienes razón, pero ¿puedes andar sola?
—Si, a partir de aquí Blitzle puede llevarme.
—Bueno, nos vemos, cuidate Camila.
Ella me abrazo de nuevo y plantó un fugaz beso en mi mejilla.
—Gracias Saske.
Montó su cebra y se alejó. Yo corri a las afueras de la ciudad, en dirección a Ciudad Iris, pues era mi plan volver ahí y buscar a Diana y a la unidad GS. Una vez en campo abierto solté a Lizardon para que me protegiera en caso de peligro. Me detuve sobre una colina y miré a la ciudad, y en la colina opuesta a la mía vi a un tipo al lado de un Raticate que me saludaba: era Chon. Le devolví el saludó. Entonces escuche un golpe detrás de mí. Me giré: Lizardon atacó a algo y lo estrello en el suelo. Lo que golpeó se materializó, revelando que era un Haunter.
—¿Haunter? Entonces...
—Si Saske, soy yo.
—Morti...
Él se hallaba mucho más herido que yo, ya que por mi parte solo tuve golpes, él al parecer tuvo huesos rotos, prueba eran varios vendajes, yesos y un bastón con el que se ayudaba a caminar.
—Falle en mi última oportunidad...
—¿A qué te refieres?
En ese instante una potente ráfaga de viento nos derribó. Yo, a diferencia de Morti, me levanté rápidamente. Ante mis ojos Ho-oh volaba brillando majestuosamente, y entonces dio un silbido y libero un fuego sagrado que barrió con Ciudad Trigal de forma espectacular, incendiando todo lo que se cruzaba en su camino. Mientras mis ojos captaban tal destrucción, algo se interpuso. Estire mi mano para atraparlo y se trataba de una pluma que brillaba con los colores del arco iris.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora