Alcanzando nuevas alturas

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Seguimos avanzando. Tuvimos mayor cuidado con las trampas, gracias a lo cual esquivamos otro par. En cuanto a soldados, un par de guardias apostados no fueron problema para nuestra combinación de ataques. Finalmente, llegamos a una zona acondicionada, un amplío hueco de cueva con casas de campaña por acá y por allá, con una especie de lago subterráneo detrás. Ésta debía ser la base definitiva. Ya estábamos demasiado dentro del monte, no había forma de retroceder. Saqué un pokémon, y le ordené al rubio darks.
–Morti, haz reconocimiento.
Con un asentamiento mandó a su Gastly, pero de entre las sombras un Braviary apareció y lo capturó. Scotty se apresuró y con su Raboot liberó al fantasma.
–Buen trabajo. -Le dije, y ella respondió con un simple "ajá". Por otro lado, di un paso al frente para tomar la iniciativa. - Quienquiera que seas, sal de ahí. Tus hombres están acabados, y tu operativo para atacar Kanto desde las sombras ha sido desmontado.
Por unos segundos hubo silencio, hasta que una tienda se movió y de ella apareció un sujeto con gorro de capitán. Y yo lo conocía.
–Tú... ¿qué haces aquí?
Se acomodó sus lentes y rió.
–Jo, no esperaba que me conocieran. Siempre tuve un papel más bien discreto.
Sonreí con nerviosismo.
–Claro que sé quien eres, Anthony. Eres el dirigente de la Fuerza aérea de Teselia. Te vi en persona cuando mi padre te derrotó.
–Jo jo jo, ya veo, así que eres el hijo de Fir, nada menos que el defensor de Pueblo Paleta. Conocido por interferir en nuestros planes.
–Dime, ¿cómo es que escapaste?
Lo pensó por unos segundos, como si no acabara de entender a que me refería, hasta que lo recordó.
–Después de que tu padre me derrotó, aproveche el desastre que provocaron los genios -debía hablar de Tornadus y Thundurus - para fugarme. Logré llegar hasta Ciudad Carmín, y de ahí se me asignó una nueva misión. Pero dime, ¿qué es lo qué haces aquí?
Me cuestionó. Yo saqué a Pikachu y le respondí:
–Pues qué más... ¡fregar el último de sus planes! Pikachu, Rayo.
El ataque fue despedido hacia Braviary, quien voló para esquivarlo.
–Vendaval.
Una poderosa corriente de aire salió hacia mi ratón, quien se paró firmemente para detenerlo, no obstante fracasó y salió volando.
No debía dejarlo aletear.
–Pikachu, Ataque rápido.
Mi rata usó la pared contra la que se iba a estrellar como plataforma, y apoyándose en ella saltó contra el ave.
–Jo, menudo error. -Me recriminó. - Ahora está a mi merced, Vendaval.
Una nueva corriente de aire atrapó a Pikachu y lo elevó de nuevo, pero esta vez tenía un plan.
–Bola voltio.
Aprovechando el empuje del Vendaval, Pikachu giró creando una esfera eléctrica que le arrojó al Braviary.
–Ala de acero.
Braviary recubrió de metal sus alas y bloqueó el ataque, para acto seguido volar contra Pikachu y atropellarlo con las alas metálicas, no obstante mi ratita kuki se aferró a ellas.
–Rayo.
De sus mejillas liberó una descarga que le dolió tanto al ave, tanto que intentó soltarse, pero no podía, hasta que finalmente logró arrojar por ahí a mi pokémon y retrocedió junto a su entrenador.
–Jo jo jo. Te defiendes bien, pero no es suficiente. No podrás contra mi Vendaval.
Una nueva corriente de aire se dirigió contra Pikachu. No podía dejar que se lo llevaran otra vez.
–Abajo, aférrate con las cuatro patas.
Mi ratoncito puso toda la fuerza en sus patitas y como pudo se sostuvo del suelo. Había logrado superar el Vendaval, y se lo restregué al piloto.
–No importa lo bien ventilada que esté o la fuerza de tus alas, seguimos en una cueva, y no volverás a generar suficiente viento como para derribarnos.
No obstante eso, Anthony se acomodó los anteojos y dio una orden.
–Ataquex arena.
Con su viento levantó tierra que le cayó en los ojos a Pikachu.
–Ke zusio.
Exclamó Scotty, pero era obvio que Anthony no pensaba lo mismo ya que preparó su siguiente ataque.
Tenía que pensar en un plan, y rápido.
–Bola voltio.
Ordene, y  mi pokémon forma la esfera tras de sí. No obstante, el piloto rió ante ello.
–Jo, jo, jo. Aunque hagas un ataque, no podrás apuntarme y fallaras. - Por otro lado, el ave estaba listo. - Toma esto, Pico taladro.
Braviary emprendió un vuelo frenético e impredecible. Cegado, Pikachu no podía esquivar. Dependía de mi orden. Yo esperé que el oponente se acercara, esperé, esperé, esperé, y cuando estuvo a unos pocos centímetros, grité:
–Salta.
Mi rata se impulsó hacia arriba esquivando al Braviary, pero además dejó su Bola voltio detrás, y el ave no tuvo oportunidad de frenarse, por lo que irremediablemente se estrelló con ella. No obstante, aun no terminaba.
–Cola de acero.
Mi ratita kuki dio un mortal con su cola recubierta de metal para golpear en la cabeza a Braviary y revotarlo contra el suelo. Lo habíamos logrado.
El piloto lo regresó a su pokebola, pero levantó sus manos y sus Unfezant aparecieron.
–Este combate todavía no ha acabado.
–No, ya acabó.
Le dije y troné los dedos. Croconaw,  saltó por  detrás usando los Hidrobomba. Fue tan sorpresivo que las aves no pudieron esquivarlo y sus alas acabaron moojadas, incapaces de volar. Además Scotty y Morti atacaron con las Bolas sombra de Haunter y los balones ardientes de Raboot. Esa seguidilla de ataques fue suficiente para vencer a los Unzefant. El piloto dibujó una mueca de frustración.
–Jo, ya tenías todo planeado.
Le miré con cierto desdén.
–Me tomé la molestia de luchar contigo, ahora ya no tendrás excusas para rendirte. El plan de Teselia ha sido frustrado.
Entonces, un pequeño Pidove se acercó y se paró en el hombro de Anthony, entregándole un control remoto. Acto seguido, un temblor sacudió el monte.
–¿Acaso lo hicieron?
–Así es. -Exclamó una voz bien conocida. - Destruimos la estación central que controla las estructuras que implantaste en el Mt. Ascuas. Sin ella, han comenzado a colapsar. Ya no podrás poner en marcha tu plan.
Sonreí.
–Buen trabajo, Karin.
Mi amiga llegaba montando su Lapras por el lago. Anthony, inesperadamente, rió.
–Jo, jo, jo. Ciertamente, ya no podré usar esta base, y debo asumir que mis soldados han sido derrotados. El plan, tal como se había concebido, ya no se podrá ejecutar. No obstante... -se quitó sus anteojos - aún puedo encender en llamas toda Kanto.
Y con el control, apuntó hacia el lago, el cual comenzó a abrirse. Karin salió rápidamente de allí, y todos retrocedimos, sin embargo, Anthony se acercó al avión que surgía de entre las aguas.
Ese maldito avión salía de un lago subterráneo.
–¿Cómo montó todo esto?
Preguntó Morti un poco impresionado. Scotty se limitó a mirar con asombro. Karin apenas llegaba a la costa.
Anthony rió con su característico "Jo, jo, jo" mientras se dirigía a abordar su avión llevado por su Pidove. Eso fue el colmo. A la vez que regresaba a Croconaw y Pikachu, saqué a Lizardon, quien dio un fuerte rugido. Lo abordé para ir detrás del piloto, justo cuando se sentaba en la cabina del avión, pero al verme tomó su control. Se colocó sus gafas de piloto, unas orejeras, y presionó un botón del control. En consecuencia, una pared de la cueva explotó sin más. No hubo fuego, sino una onda expansiva que nos ensordeció y revolvió las entrañas. La misma cueva tembló, y derribó varias rocas del techo.
Me dolía todo, pero no podía dejar que ese tipo escapara. No de nuevo. El avión finalmente se elevó, y yo le solté a Lizardon gritos que no escuché, pero mi lagarto debió entender mi sentir, ya que voló directo contra el avión.
La aeronave aceleró, más que nosotros, y por un único momento nos cruzamos justo a la altura del motor. Probablemente sonaba, y con fuerza, pero lo único que yo escuchaba era ruido blanco. Sin importar eso, aún lo veíamos, así que mi Charizard tiró un Lanzallamas en un motor. Se carbonizó un poco el metal, pero no podía asegurar que le dañamos en serio. Tras eso, el avión salió por el boquete dejándonos detrás.
Maldita sea, se había escapado. Era muy rápido como para ir tras él, y encima tenía cosas que hacer, pues había un derrumbe.
Busque a Karin con la mirada, hasta que me audición volvió y la escuché llamándome.
–Saske, por aquí.
Volé en su dirección y Lizardon aterrizó a su lado.
–Sube.
Ella se apresuró a situarse tras de mí y me recordó:
–Hay que ir por Scotty y Morti.
Asentí y volé en su dirección esquivando rocas. No obstante, no sabría si Lizardon podría con los 4. Al llegar frente a ellos, les pregunte.
–¿Alguno tiene un pokémon que vuele?
–No, klaro ke no.
Negó la escocesa al instante. Morti se puso ligeramente pálido.
–Yo tampoco. Maldita sea Saske, voy a morir aquí por tu culpa.
Suspire. Lizardon le tendría que echar fuerzas, pero la escocesa se veía nerviosa y jugueteaba con su cabello. Y Karin también se dio cuenta de ello.
–Scotty.
Le dijo, y ella dio un pisotón de berrinche.
–Ok, tengo uno. Pero "cannae", no kierro.
–No seas tonta. - Le reprendí. - Si lo tienes úsalo, no ves que morirán aquí aplastados.
Se dio la vuelta y cruzó de brazos.
–Entonces, I will die.
Morti la tomó de los hombros y le rogó.
–Por favor, yo no quiero morir.
Una piedra grande cayó justo al lado. Ella respiró con resignación, sacó una pokebola y antes de arrojar al pokémon, le advirtió al rubio darks.
–Sujétate como puedas.
Presionó el botón de la pokebola y un cuervo negro con plumas de apariencia metalica apareció. El pokémon miró a su alrededor, extendió las alas y emprendió el vuelo sin importarle su entrenadora. Scotty, que pareció ya esperárselo, saltó y se aferró a una de las patas del cuervo; Morti se apresuró e hizo lo propio con la otra pata.
El cuervo y Lizardon se apresuraron a salir de la cueva, no sin antes yo le preguntara a Karin:
–¿Dónde está Lizzi? ¿Y sabes algo de Nate?
Sentí su voz extrañada detrás.
–¿No lo sabes?
–¿Saber qué?
–Mira, Lizzi y yo llegamos a la sala de comando, y Lizzi averiguó que botones presionar y que destruir para inhabilitar la base, y además descubrimos su plan.
–¿Qué plan?
Quería saber, lo que sea, ya estaba en marcha. Quizás fue eso mismo lo que ocasionó que la voz de mi amiga sonara tan sombría.
–El avión está cargado de bombas. Bombas-Electrode, e incluso bombas sin base pokémon. En gran cantidad. -Sus manos se tensaron sobre mí, y mi propio corazón se aceleró. - Sin el ejército, las arrojarían para dañar a un Kanto sin defensas.
Ya veía porque no lo usaron antes. Ellos querían controlar Kanto, si hacían eso lo destruirían junto a todo posible provecho que pudieran sacarle. Además de que estaba el riesgo de dañarse a si mismos. Y por último, nosotros nos dejaríamos que nos atacaran con una táctica tan directa.
Pero ahora, un Kanto sin teselianos. Lo ideal para ellos sería un Kanto sin soldados, pero con su plan frustrado se trata ahora de hacer todo el daño posible.
Y salimos del Mt. Ascuas. Scotty y Morti también lo lograron, y tan pronto eso pasó la escocesa regresó al cuervo a su pokebola. Ella y el rubio darks cayeron en un árbol cercano.
Nosotros por nuestra parte, aterrizamos en el suelo. Mi amiga bajó y buscó el avión con la mirada, que echaba humo de un motor e iba muy lento.
–Debemos detenerlos.
Solté, y ella me respondió.
–Nate apareció, y al oír eso dijo que tú le habías dado órdenes para un plan de contingencia, y que necesitaba a Lizzi para ello. - Apreté los puños. Nate hacía lo que le daba la gana. - Ya veo que no es cierto.
Miré arriba, y no vi nada más al avión, sí no también a nuestro helicóptero surcando los cielos.
–Ahí deben estar Lizzi y Nate.
Mi amiga asintió.
–Ve, de mientras yo tengo algo que hacer.
No sabía que era, pero a diferencia de con Nate, confiaba plenamente en ella.
–Lizardon, vamos.
Mi lagarto despegó poniendo todo su empeño. El avión comenzaba a alejarse de la isla. Volaba lento, pero seguía siendo un avión. Por otra parte, el helicóptero ascendía y ascendía.
Al final, alcanzamos el helicóptero. La puerta no se podía abrir desde fuera, así que...
–Lizardon, Garra metal.
Le dio un garrazo que sacó volando la puerta y de un salto abordé el helicóptero.
Lo primero que vi fue a Nate con una sonrisa radiante, y dando instrucciones a Lizzi, quien pilotaba. De un momento a otro, el rubio me vio y saludó.
–Hola, amigo Saske. Al fin llegas.
Lizzi volteó de reojo a verme y me dijo:
–No te preocupes, Saske, vamos bien.
Debió darse cuenta de la seriedad de mi rostro, porque su voz se apagó un poco al final. Mire directo a Nate y le reclame.
–¿Qué crees que haces?
Sonrió y me respondió restándole importancia.
–Voy a detener el avión cargado de bombas, es lo que hay que hacer, ¿no es así?
–Nadie te dio permiso de actuar por tu cuenta. ¿Qué pretendes?
–Es sencillo. –Respondió. - Dejaré caer el helicóptero sobre el avión para derribarlo.
–Yo no sabía esa parte.
Se excusó Lizzi. Nate le dio una caricia en la cabeza y le dijo:
–Claro que no, ratoncita. Eres demasiado cobarde para los planes grandes. - La chica de los anteojos le miró con furia, y yo también. - Tranquilos, no se enojen. Lizzi, activa el piloto automático y ve con Saske.
La chica así lo hizo y se paró tras de mí.
–Perdón.
–No tienes por qué disculparte, no hiciste nada malo.
Mire al rubio. Él me dijo.
–Llévate a la ratoncita Saske, y déjame terminar con mi plan.
–No lo haré. -El viento de la abertura que abrí movió mi cabello, recordándome que nuestra altura aumentaba. - Tu plan es demasiado peligroso. ¿Qué pretendías? ¿No ves los riesgos? Un error en la ejecución y podría acabar con alguien muerto o en una bola de fuego que envuelva a las Islas Sete o al resto de Kanto.
Se acercó caminando con total tranquilidad.
–El sujeto que va en ese avión es un hábil piloto. Al principio quería ayudarte con mi plan, pero como lo esperaba acabé encontrando algo que me interesara. Una colaboración mutua.
Se paró frente a mí. Yo apreté los puños.
–Es una colaboración que nos beneficia a todos los vengadores. No sólo a ti. Tal vez tu plan me ayude, pero eres muy extremo y egoísta. A partir de ahora yo tomo el control del helicóptero.
Sonrió... con malicia. Camino tras de nosotros.
–Me trajiste porque sabías lo que podía hacer. Era una apuesta para ti. Y yo quiero vencer a ese piloto. Así que no puedo entregarte el helicóptero. Encima, porque tú tienes que atraparla.
En un rápido movimiento, empujó a Lizzi por los aires. La chica ahogó un grito mientras caía del helicóptero. Estiró sus manos, desesperada, pero no pude alcanzarla.
En un movimiento instintivo, salté tras ella.
–Lizardon.
Le llamé y mi pokémon acudió para que lo montara. Me aferre a él, y entonces dio un fuerte aletazo para acelerar. Recorrimos metros de caída libre envueltos en desesperación, hasta que ella, allí estuvo, tan cerca de mí. Pero como la atrapaba.
–Por debajo, Lizardon.
La rebasamos y en un rápido movimiento saque a Croconaw.
–Chorro de agua, con suavidad.
El agua del cocodrilo frenó a Lizzi, bien.
–Regresa.
Croconaw volvió. Extendí los brazos y atrape a Lizzi. Ella se refugió en mi pecho para llorar. Noté que ya no tenía sus gafas, claramente se perdieron en la caída.
–Tranquila, ya estás a salvo.
La abracé para que se calmara. Miré al cielo. El avión se alejaba aun con el motor humeante, con las bombas dentro de sí. El helicóptero se había detenido, y comenzaba a caer.
"Maldita sea, que funcione, Nate. Si no, te haré pedazos." Pensé. El helicóptero cayó, y cayó. En dirección a la trayectoria del avión.
Tal vez Anthony no lo vio venir, tal vez sí y por eso la ruta de la aeronave parecía desviarse en el último momento. De cualquier forma, el helicóptero golpeó un ala del avión destrozándola por completo, junto con parte de la cabina.
No hubo explosión, simplemente ambos vehículos se precipitaron hasta el mar y en horrido estruendo se estrellaron salpicando mucha agua, y finalmente se hundieron.
Respiré aliviado.
–Buen trabajo, Lizardon.
Lizzi despegó la mirada y susurró:
–Gracias Lizardon, y gracias Saske.
–Por nada.
Observe como las bombas se perdían entre las aguas, y a continuación oí un silbato, como de barco. ¿Barco? Giré la cabeza y había uno. AL principio me extrañé y más aún cuando vi que portaba el escudo de la armada de Kanto. Tendría que averiguar que era.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora