Dolor... somnolencia... impotencia... Abrí los ojos con dificultad encontrándome con humo y aturdimiento en mis oídos. Trate de levantarme del suelo rocoso, no obstante todo me dolía demasiado para ello. Empecé a escuchar voces.
–¿Cómo sucedió esa explosión?
Era una voz masculina, era del tal Robert.
–Se liberó una descarga eléctrica que cuando chocó con el fuego estalló.
Esa voz, le pertenecía a Richard. El solo escucharla me hacía hervir la sangre. Trate de tomar mis pokebolas, pero ya no las tenía, la explosión debió haberlas mandado a volar con todo y el cinturón donde las tenía, no obstante logré vislumbrar mi espada, trate de tomarla, pero estaba lejos del alcance de mis manos, así que me arrastre hacia ella. Cuando estaba a mi alcance, intente tomarla nuevamente, sin embargo un pie se colocó sobre mi mano y me dio un pisotón. Cuando finalmente se fue el humo, me di cuenta que quien me pisaba era Richard con Inceneroar a su espalda.
–Maldito teseliano...
No pude terminar la frase ya que aumentó la presión sobre mi mano. Él me ignoró y levantó mi espada.
–Interesante... -murmuró para sí mientras la examinaba, luego anunció a sus compañeros- Esta hecha de un material especial, absorbente por llamarlo de alguna forma. Probablemente tuvo contacto con mucha electricidad recientemente, y almacenó parte de esa carga, sin embargo creo que ya la liberó. Por cierto, regresen a todos los pokémon a las pokebolas.
Una vez terminada su explicación, guardo a su tigre en la pokebola y me apuntó la espada al rostro y me hizo un corte en la mejilla.
—Sabes, antes tenia muy poca libertad, ya sabes no puedes ir matando gente por ahí, esta el gobierno y eso, sin embargo ahora que trabajo para el gobierno puedo matar a los enemigos del gobierno.
Dijo con una sonrisa. Me asuste. Este sujeto hablaba de matar con tanta naturalidad que causaba escalofríos. El peliblanco me tomó del cabello y tirando de él me llevó a donde estaban Jaden y Karin. Nos pusieron contra un muro en fila, Jaden y yo en las orillas y Karin en el centro.
–¿Están bien chicos?
Pude articular, y ellos me miraron.
–Dentro de lo que cabe.
Respondió primero mi amigo y luego mi amiga.
–Mirate, tú estas peor.
Sus voces débiles me indicaban que ellos también sufrieron por la explosión, no obstante ellos estaban en mejores condiciones que yo.
–A ver, ¿quién morirá primero? ¿O quizás los mate a todos a la vez para que no se extrañen?
Tome la mano de Karin. Hubiera querido tomar mis pokebolas pero ya no las tenía, y mis amigos tampoco. Presione con fuerza la mano de mi amiga. Tenía sangre y algunas heridas. Richard nos dio la espalda y desenfundó su pistola. Rápidamente se dio la vuelta y disparó. El sonido nos aturdió. La bala iba en mi dirección.
–¡Saske!
Se escuchó el grito de Karin después del impactó de la bala. El escuchar su voz me hizo confirmar que aun estaba vivo. Me sentí feliz por un instante al ver que la bala impacto a un lado de mi cabeza, y luego confundido por que Robert y Sophie nos miraban inquisidoramente mientras que Richard dibujó una sonrisa en su rostro, sin embargo no era como las sonrisas macabras que mostraba antes, esta era más pura en cierto sentido.
–¿Quién de ustedes es Saske?
Iba a responder, no obstante alguien se me adelantó.
–Yo soy Saske.
Jaden contestó algo insólito, él asumía mi identidad. Estaba por refutar cuando Jaden se abalanzó sobre mí y me golpeó el pecho sofocandome y quitandome el habla, después me susurró.
–Cuida a Karin.
Y fue quitado de encima de mí por Richard, quien le asestó un combo de varios golpes a puño limpió mientras le hablaba.
–Maldito seas Saske, con todo lo que hiciste sufrir a nuestra princesa, se que ella se embarcó en esa misión en Johto sola para investigar y ahí tuvo la desgracia de conocerte, pero ahora ya te tengo aquí, y te llevare ante ella.
Finalizó la paliza y su discurso. Ese tipo en verdad me odiaba, y quien recibía todo ese odio era Jaden. Trate de hablar, pero la voz no me salía.
–Se lo llevaremos a la princesa, encargate Robert.
El tipo de cabello grisáceo saco de una pokebola un Stoutland, y le ordenaron a Jaden subir a él, no obstante tanto él como la chica parecían incómodos.
–Esperen -indicó el de los ojos rojos con un ademán de su mano- también debíamos llevar a la chica que esté con él.
Todos nos quedamos impactados. Esa mentada princesa nos quería al parecer a mí y a Diana, pero en su lugar obtendría a Jaden y Karin. Con un esfuerzo sobrehumano me levante del piso y me coloqué frente a mi amiga, no dejaría que se la llevaran también a ella, tire un único golpe contra el rostro Richard, el cual esquivó y me respondió con un fuerte puñetazo en mi estómago que me sofocó y me hizo escupir saliva, después me dejo caer en seco contra el piso. Pude ver como Jaden se dirigía con dificultad en nuestra dirección, pero de nueva cuenta fue apaleado por el tipo de los ojos rojos. Karin también trató de andar, no obstante una herida en su pierna la hizo tropezar y caer.
–Recojan todo, ya no hay nada que hacer aquí.
Ordenó Richard y fue a recoger las pokebolas de Jaden y Karin. Robert levantó a Jaden y lo colocó sobre el Stoutlant. Sophie se dirigió hacia Karin. Yo quería decirle que todo estaría bien, pero la voz seguía sin salirme, quizás no era ahora por el cansancio, los golpes y mi falta de aire, sino por el nudo que se había formado en mi garganta. La peliazul en cuanto llegó a ella, se quitó una pañoleta amarilla de su cabello y con ella cubrió la herida de mi amiga castaña para preguntarle.
–¿Estas mejor? ¿Te puedes levantar?
Karin asintió y se levantó. Sophie le ayudó a caminar. Yo de nuevo me levanté, algo superior me dio fuerzas porque la verdad ya no las tenía. Me coloqué frente a ellas y... Karin se abalanzó sobre mí en un abrazo.
–No quiero, no me quiero ir.
Sollozó con lágrimas en sus ojos marrón, justo el día de su cumpleaños. Sentí un hoyo en mi interior, parecido al que sentí cuando Diana se fue, con sentimientos distintos pero de igual tamaño y dolor. Finalmente Sophie nos separó delicadamente, mientras me murmuraba algo.
–Ciudad Azafran.
La escuche, y vi en sus ojos reflejada una gran tristeza, y nuevamente caí al piso, ahora si que no me levantaría, y eso me enojaba. Ambas chicas caminaron hacia el Stoutland, y una vez ahí Karin se refugió en los brazos de Jaden. Sentí que debía hacer algo pero la desvelada, la explosión y los golpes me habían llevado al límite físico, mientras que la derrota y todo lo que conllevó me habían llevado al mental. No pude hacer nada. Entonces vi que Richard me apuntaba de nueva cuenta con su pistola.
–Espero ahora si matarte.
Expresó su deseo, pero una voz intercedió a mi favor.
–Dejalo Richard, no tienes que matar a todo el mundo, dejalo vivir.
Sophie le ordenó a Richard con una mirada desafiante, y este hizo una mueca de disgusto, mientras que Robert se veía impresionado. El peliblanco se giró y le apuntó a ella.
–Quizás prefieras que te mate a ti -dijo seriamente, mientras que la peliazul tomaba una de sus pokebolas, sin embargo el de los ojos rojos soltó una risa a la vez que bajaba el arma- Tranquila, sabes que no puedo matarte ya que me salvaste la vida durante el ataque de Kanto a Alola -¿qué cosa? ¿cuál ataque de Kanto a Alola? -, y por eso mismo te haré este favor y le perdonare la vida a este insecto, aunque de cualquier forma es cuestión de tiempo para que tanto él como el tipo de la capa mueran.
Estaba sorprendido de que me perdonaran la vida, la única buena noticia que había recibido en un corto pero eterno rato. Finalmente se alejaban, no obstante cuando estaba por perderlos de vista Richard me dijo una última cosa.
–¿Tú querías saber de la Orden de la Flor, verdad? Bueno, probablemente pienses que es una orden secreta militar de Teselia, y en efecto somos una orden militar secreta, pero no solo de Teselia, si no también de sus tres regiones aliadas, que son Alola, Kalos y Hoenn, y nosotros somos lo que mantiene unidas sus armadas, en resumen, mientras nosotros existamos Kanto jamás podrá ganar esta guerra.
Y me dejo sólo, a cierta distancia del inconsciente Lance, con esas palabras retumbando en mi cabeza. Me sentí en shock, todo era tan diferente hace pocas horas. Se habían llevado a mis dos mejores amigos y los enemigos de Kanto se habían multiplicado. Me sentí totalmente derrotado. Me arrastré en dirección a mis pokebolas en busca de algún consuelo; cuando estuve ahí una se encontraba separada del grupo, la tome y al instante supe de cual de mis pokémon se trataba. Presione el botón y Lizardon apareció frente a mí, notablemente cansado y herido, al igual que yo. Acaricié su cabeza y el la restregó cariñosamente contra mi adolorido cuerpo. Luego el tosió una bola de humo, en verdad estaba herido, así que le dije.
–Disculpame amigo, te fallé. -Y entonces las lágrimas empezaron a rodar por mi rostro, y no aguante más y grité todo lo que sentía. -¡Disculpame Lizardon, te fallé! ¡Perdonenme mis pokémon, les fallé!
¡Perdoname Jaden, te fallé mejor amigo! ¡Karin, disculpame mejor amiga, te fallé! ¡Tú también Lance, te fallé! ¡Papá, mamá, Diana, prometí ser fuerte y fallé! ¡Todos perdonenme, yo prometí que los protegería y no pude, les fallé!
Y lloré. La razón por lo que entre a esta guerra es por que quería proteger a mis seres queridos y no pude hacerlo, les fallé a mis mejores amigos Jaden y Karin, que me apoyaron desde siempre y ahora estaban pagando mis culpas, por lo cual lloré con gran dolor en mi alma por un largo rato. No me encontraba en condiciones físicas y mentales de nada, me invadía un gran sentimiento de impotencia, no podía hacer nada para proteger a nadie, así que seguí llorando. Entonces una voz conocida me habló.
–Las lágrimas, tan abundantes en la adversidad, no obstante las que son fruto de la alegría son las más valiosas.
Traté de levantarme, no obstante lo más que logre fue sentarme. Vi un Clefairy seguido de dos personas. Al frente venía una chica rubia con ropa negra que le agradeció al Clefairy por llevarlos hasta ahí, y justo detrás venía una cara conocida, o eso diría sino fuera porque usa esa mascara con un símbolo amarillo desde la primera vez que lo vi en Ciudad Plateada.
–Nuestros destinos una vez que se unen no pueden separarse, aun llegue el final los lazos que formamos jamas se romperán.
Esa persona era Gray.
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanfictionHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...