Croconaw

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Las llamas salieron disparadas contra mí y de nuevo apenas si las esquivé, pero entonces me di cuenta de que éstas venían de regreso.
—No puede ser.
Dije alterado, hasta que observe al Noctowl usando su ala sana para desviarlas en mi contra, para lo cual controlaba las corrientes de aire. Trate de nuevo esquivarlas, pero el fuego formó un remolino a mi alrededor. No había salida, sin embargo algo salió de debajo de la tierra y me lanzó a los aires. Se trataba de Rockruff salvandome del ataque del Noctowl, quien intentó una última vez darme con el fuego pero sus fuerzas se acabaron y terminó desfalleciendo junto a las llamas. Por mi parte, logre divisar que Samina, Morti y la chica del kimono estaban dominando la batalla que tenían contra los tres que no conocía, a base de congelarlos con Vulpix y Vaporeon, mientras que Gastly apoyaba. Tuve que dejar de mirar por que la gravedad empezó a hacer su trabajo llevándome de vuelta al suelo y de manera nada amable. Caí en el suelo recibiendo varios golpes.
—¡Heold! ¿Dónde estás?
Alcancé a escuchar, al parecer mi oponente no estaba. Divisé que los gritos provenían de Sover, quien montaba un Tauros; de pronto apuntó a algo y le dio una orden a su Houmdour. Tarde me di cuenta de que me apuntaba a mí. El perro negro me atacó con Lanzallamas, no obstante antes de que me alcanzarán algo las bloqueo. Se trataba de Diana y su Rihorn.
—Te dije que lo llevaba en la sangre esto de montar Rihorns.
Me tendió una mano y me levante.
—Ya lo veo, y gracias.
Le contesté.
—Tú, soldado de Kanto.
—¿Qué quieres?
Me habló Sover y le respondí.
—Mejor largate, yo peleó a favor de Johto en la guerrilla y por eso me uní al Team R, por que ellos nos apoyan, pero Samina y los otros...
Sover no pudo terminar lo que iba a decir, por que un ataque Agua Lodosa le cayo encima a él y sus pokémon, de esa ola salieron inconscientes. Lizardon camino a mi lado y me señaló encima de una colina a un hombre con sombrero acompañado de un pelotón. Lo reconocí al instante. Era Yakon.
—Vaya, vaya, miren que tenemos aquí. Pero si es el defensor de Pueblo Paleta.
Dijo Yakon altaneramente. Yo no podía quedarme callado.
—¿Qué haces aquí? - Le grité lo primero que se me ocurrió. - Creí que te había vencido y habías tenido que huir.
El ignoró mi pregunta y me contesta con otra cosa.
—¿Este es uno de tus amigos de la guerrilla?
Apareció un Krokodile a un lado de él. También estaban el Excadrill de la otra vez y un sapo raro, un Palpitoad. El cocodrilo café traía en su garra a Heold tomada de la parte alta de su sudadera, a la vez que este traía entre sus brazos a su Quilava muy golpeado y al Totodile quien seguía inconsciente.
—Pues tomalo.
Yakon dijo eso y su Krokodile se deslizo y me lanzó encima a Heold a la vez que sus esbirros se dirigían con Morti, Samina y el resto de la Unidad GS. Baje delicadamente a Heold quien me susurro unas palabras.
—Por favor dime que le paso a mi padre.
—No lo se - me sincere - encontré al Totodile solo en medio de una batalla.
—Ya veo, acaba con él, soldado de Kanto.
Cerro los ojos muy débil después de esas palabras. Mi mirada se lleno de determinación y mire a Yakon.
—Voy a acabar contigo, Yakon.
—Yo soy el que va a acabar contigo, o más bien mi Krokodile lo hará.
Su cocodrilo se acercó a mí y con su garra trató de golpearme, sin embargo fue bloqueado por Lizardon y su Garra Metal, para despues darle en la cara con un Furia Dragón que le hizo retroceder.
—Acaba con ese Charmeleon, con todos.
El Krokodile usó Terremoto moviendo todo bajo nuestros pies dejando muy débiles a Lizardon, Rockruff y al Rihorn. Después de eso se dispuso a golpearme de nuevo, pero esta vez fue detenido por Totodile. El Krokodile se lo sacudió, pero Totodile se negaba a soltarse. De pronto una luz lo envolvió.
—Totodile...
Susurro Heold.
—No, Croconaw.
Totodile se convirtió en Croconaw.
—¡Croconaw -grité- acaba con él!
Fue todo lo que tuve que decir, él sabía que hacer. Uso Colmillo Hielo dañando gravemente la garra que tomo dejándola incapacitada. Después tomó la otra y le hizo lo mismo.
—¡Haz algo!
Vociferó desesperado Yakon a su pokémon, pero sus dos manos estaban inmóviles. Croconaw no se detuvo y con Acuacola lo golpeó con rápidos y certeros colazos culminando con uno en la cara que lo lanzó hacía atrás.
—¡Y ahora, Hidrobomba!
Le ordené y el junto el agua en su hocico y la liberó con gran presión dándole de lleno y estrellándolo contra la colina en que se encontraba Yakon. Una vez que el agua se le quito de encima el cerro los ojos y agacho la cabeza. Lo habíamos derrotado. Yo y Croconaw miramos a Yakon y le sentenciamos.
—¡Y ahora sigues tú!

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora