Una bienvenida agridulce

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Finalmente, a pesar de nuestro dolor, de la mala actitud de Scotty y de la baja moral de nuestros hombres llegamos a Ciudad Verde. Era un progreso he de admitirlo, pero aún estábamos lejos de la base. Me pregunté que es lo que estaría pasando. Después de todo aún teníamos cosas que proteger y ahora más ya que sabíamos lo que era perder. Eso me recordó algo. Los soldados comenzaron a caminar y Karin iba a hacerlo también, pero yo la detuve tomándola del brazo.
–¿Qué pasa?
Me preguntó, y yo le dije:
–Bueno, es que pensé que debía decirte algo, solo para que supieras.
–Dime.
–Mamá esta embarazada. Tendré un hermano.
Ella dio un par de brinquitos de emoción.
–¿Qué?, ¿cuánto tiempo?, ¿cómo está?
–Un par de meses a lo mucho, y está bien, tú misma la viste.
Me abrazó del hombro y me recordó:
–Una razón más para acabar con esto.
–Lo sé.
Entramos a la Ciudad y allí estaban apostados dos soldados que se sorprendieron al vernos. Levanté la mano mientras les decía:
–Yo soy Saske Fire, y pido hablar con quien sea que este a cargo.
Uno de ellos corrió hacia dentro de la ciudad mientras el otro nos pidió esperar. Y así lo hicimos, hasta que un par de minutos después apareció ondeando su capa Lance.
–Amigo, gusto verte.
Le saludé poniéndome al frente de todos, pero note que había algo distinto en él, era más frío su mirar. Hizo ademán de buscar algo, y al no hallarlo habló:
–Entonces era cierto... Jaden murió.
Apreté los dientes y le confirmé.
–Así es. Declaró a mi amigo personal Jaden Ligthwood y otros tantos de nuestros compañeros caídos en combate. Mención honorífica a Jaden que murió derrotando al Metal Reshiram...
–¡No hay mención honorífica para traidores como él!
Gritó con voz chillona Debora, que iba detrás de Lance. Le lance una mirada de despreció a esa niña. No dejaría que nadie hablará así de mi amigo. Ella se asustó un poco y retrocedió, y aún así Lance la reprendió:
–Silencio Debora, no es momento de eso. - Ella agachó la mirada con su orgullo herido, y Lance se dirigió a nosotros.- Saske, y tú también Karin, vengan debo hablar con ustedes.
Y comenzó a caminar. Mi amiga y yo lo seguimos hasta un edificio grande que parecía ser su centro de operaciones. Abrió las puertas y sacó a todos de ahí para poder hablar a solas con nosotros. Se sentó en su escritorio y nos invitó a tomar asiento. Nos acomadamos en dos sillas frente a él y empezó.
–Primero que nada, que bueno que estén bien.
Lo soltó con alivio, a lo que Karin le contestó:
–Tú también, la última vez que te vi estabas herido de bala.
Él se tomó el lugar donde había recibido el balazo y respondió:
–No creas, aún me duele un poco.
A pesar de que me alegraba que el domadragones estuviese bien, tenía que preguntar:
–Lance, ¿qué fue lo qué sucedió? ¿Por qué citaron a todos en la Meseta añil?
Él volteó a ver el techo y me respondió:
–Estamos en algo cercano a una crisis. Hay que reagruparnos.
Sentí una presión en mi pecho.
–¿De qué hablas?
Él respiro un poco y me explicó:
–Digamos que "La crisis del TLT", como denominamos a todas los incidentes que sucedieron después de la desaparición de los miembros del proyecto del TLT, y más específicamente las acciones que tú y Jaden hicieron han puesto patas arriba todo.
–Espera, ¿nos están culpando?
Él suspiró.
–No como tal, pero tienen cosas que explicar, ya que el ejercito se mermó intentando salvarlos, y muchas de tus victorias fueron temporales.
–¿A qué te refieres con eso? - Le pregunté.
–Perdimos de nuevo Ciudad Celeste y casi cae Ciudad Plateada.
Me frustre. Creí que lo que hice había ayudado a Kanto de alguna forma, pero no podía creer que la había perjudicado.
Estaba impactado por eso, pero entonces le llegó una llamada, él la tomó y contestó:
–Bueno... sí él habla... Señora Agatha... así es, están aquí junto a mí... un segundo por favor...
El domadragones activó el altavoz del telefono, y del aparato salió una vieja y rasposa voz:
–Saske Fire, soy Agatha del Alto mando, hemos mandado por ti, tienes que explicar tú conducta para saber estas involucrado con la traición de Jaden Ligthwood.
Eso me hizo enojar, pero me modere para responderle.
–¿De qué habla? Jaden no es ningún traidor.
Ella rió.
–Claro que lo es. No sólo se unió a las enemigos sino que mató a dos de los nuestros. La traición es imperdonable.
Eso me hizo enfadar. Esta bien que fuera un Alto mando, pero no podía hablar así de mi amigo.
–No hable así de él, lo que pasó fue...
–Saske, guarda tus argumentos para el interrogatorio.
Me recomendó. ¿Me iba a interrogar como un criminal? ¿Y no iba siquiera a considerar lo de Jaden? Que suerte, que era una llamada, sino habría visto la manera en que me descompuse.
–Tranquilo Saske.
Me pidió Karin. Tenía razón, no podía perder los estribos.
–Ahí me verá.
Le respondí. Debía aclarar todo. Ella ni siquiera se despidió, solo colgó. Sus palabras hicieron eco con las de Debora y las que me dijo Lance. El gobierno de Kanto nos estaba culpando de lo que sucedió.
–¿Entonces es mi culpa?
Le pregunte directamente a Lance.
–No lo llamaría culpa, más bien -se quedó pensando un momento- responsabilidad.
Golpee el escritorio con mi palma y me levante, no podía soportar que después de lo que hicimos nos tratarán así.
–¡No es mía Lance, -le grite enojado- Jaden y yo hicimos lo que pudimos, casi morimos allá fuera como para que ahora nos traten casi como criminales!
–¡Yo no te culpo, pero los demás sí ya que necesitamos un por qué Sabrina y Koga no han regresado!
Sentí que me acuchillaba con eso, así que le pedí:
–Dejame hablar con el Maestro, el comprenderá...
–El Maestro no está Saske... -me respondió alterado, luego se tranquilizó y completó- Enfermó, no puede ayudarnos.
La atmósfera se llenó de silencio. Karin me tomó del hombro para pedirme que me sentará, y así lo hice, entonces ella habló:
–Tranquilo, sólo lo que hay que contarle lo que pasó.
Cerré los ojos para respirar un momento y le comencé a contar todo. Desde que Gray llegó, como vencí a Yakon, mi encuentro con Jaden, el asalto al castillo y nuestra batalla con el maldito de Richard, como conocimos a Scotty, nuestra pelea con Aza y la llegada de Koga, la batalla en la carretera, la teletransportación de Sabrina, el infierno en Isla canela y al final la batalla contra Metal Reshiram con el desenlace del sacrificio de Jaden. Él escuchó en silencio y al final se recargó en silla para mirar al techo.
–Causaste muchos problemas, pero no es culpa tuya, la situación te fue empujando a los extremos. Espero que así lo vean allá.
Yo me sentía un espiral de emociones después de largos minutos de contar todo lo que viví en esos días, así que únicamente le pregunté:
–¿Y qué hay de Jaden?
Él ensombreció su semblante y respondió:
–A él lo veo difícil que lo perdonen. Incluso lo usaran de chivo expiatorio para todo esto.
Maldición, quise decir, pero no quería seguir gritándole a Lance.
–No es justo.
Murmuró Karin. Claro que no lo era. Tanto odio que le tuvimos él y yo al Team R para que ahora lo pusieran en la misma bolsa que a él. Nos quedamos en silencio un rato, hasta que Karin preguntó:
–¿Qué es lo que tiene tu maestro?
–No lo se- se lamentó Lance- no hemos podido saberlo. Esperamos que conforme avancen las investigaciones nos revelen algo, pero se ve más débil a cada momento. Comparado con él yo estoy bien.
Eso llamó mi atención, así que le pregunté:
–¿Qué hay contigo? ¿Estas enfermo?
Él se acomodó su capa y murmuró:
–Nada, es que no creo estar listo para esto. -Debió notar nuestras caras de incognita porque aclaró: - verán, cuando el Maestro enfermo se abrió un hueco en el Alto mando. Lo natural es que hubiera pasado tu padre a tomar ese puesto, pero el está ocupado en una misión. -Eso me intrigó, pero no le pregunté más ya que debía tratarse de algo secreto.- Entonces Agatha propuso que yo pasará a cubrir ese puesto entre la Elite Four. Aún recuerdo sus palabras: "Quizás sea un joven, pero es alumno del Maestro, por lo tanto comparte sus valores. Ya ha demostrado su capacidad cuando liberó Ciudad Plateada, en la misión en Johto y recientemente evitando la caída de Ciudad Plateda. Encima es fuerte, puede tomar esa responsabilidad hasta que se mejoré nuestro líder". Y así fue como entré al Alto Mando.
Supe que debía felicitarlo, pero algo en su semblante me indicaba que no lo hiciera.
–Felicidades, creo.
Al final atine a decir.
–No lo sé, siento que no estoy preparado, pero sobre todo que me regalaron el puesto, y varios piensan lo mismo. Claro que me gustaría formar parte del Alto mando, pero cuando me lo gane. -Había agachado la mirada, pero la levantó y movió la cabeza de un lado para otro- Pero eso no es importante ahora, Kanto me necesita.
-También es importante que tú estés bien Lance -le consoló mi amiga-, aún con eso creo que lo harás bien.
Asentí y le secunde:
–Sí esto te llega a abrumar confía en mí, yo te ayudo.
No quería perder a otro amigo. Él por primera vez que llegamos sonrió. Entonces se escuchó afuera que algo aterrizaba. Salimos a ver y era nada menos que el profesor Oak y su Dragonite.
–¡Profesor!
Le saludo animada mi amiga y yo levanté la mano para hacer lo mismo.
–Que bueno encontrarlo profesor.
El bajó de su dragón y colocando su mano tras su cabeza nos dijo:
–Que gusto verlos a salvo muchachos, lastima que deba venir a llevarlos a un interrogatorio.
Eso nos frenó en seco. El notó lo tensos que nos pusimos de forma que intentó tranquilizarnos.
–No sé preocupen, no les harán nada malo y conociéndolos saldrán bien librados.
–Profesor, ¿cómo está la situación?
Le preguntó Lance llegando a la escena. Oak lo miró y seriamente le respondió:
–Los soldados van llegando, pero siguen discutiendo como proceder, ¿seguro qué no quieres ir con allá?
Negó con la cabeza el domadragones.
-Debo quedarme resguardando aquí. Iré para el anunció final.
El profesor sólo asintió. Eso me recordó.
–Lance, profesor. Es sobre los soldados que venían conmigo, ¿pueden quedarse aquí? Ha sido un viaje muy cansado y abogo porque tomen un respiro aquí.
–Pst... -me llamó la atención Karin para susurrarme- Scotty.
–Cierto -le confirme a mi amiga- Sobre Scotty, la chica de Galar, tengo un trato con ella de ayudarla a llegar a casa, pero por la situación actual lo veo difícil. Quería pedir que se quedará como mi invitada, aunque creo que les dará problemas.
–Me encargaré personalmente.
Me aseguró el tipo de la capa.
–Iremos a notificarlos de esto.
Les avise y fuimos. Los soldados ya les habían asignado una casa para descansar, así que entramos. La mayoría ya estaba rendido al sueño, pero Scotty no se veía por ninguna parte. Pregunté por ella y me señalaron una puerta. La toqué y básicamente me mandaron a freír espárragos.
–Yo me encargó.
Dijo mi amiga y a ella sí le abrió la escocesa. Jamás terminaría de entender a la borracha. Les expliqué a los soldados que se iban a quedar bajó las ordenes de Lance. Noté como Lizzi se sonrojaba al oír ese nombre, pero fue leve, supongo que será otro de sus ídolos como alguna vez lo fui yo. Lo que note también es que de vez en cuando escribía en un aparato el cual no pude ver bien ni había visto antes. Da igual, no me incumbía. Los soldados aceptaron y junto con mi amiga partimos junto al profesor directo a la Meseta Añil para confrontar al Alto mando y limpiar la memoria de Jaden.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora