Sacrificios vanos

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El viento movió mi cabello un poco, ya que aquí arriba corría de manera más potente. De manera parecida el dragón movió su cabeza, pero no atacó. Todavía no estaba listo, pero ya casi. Tome aire tras mi discurso y ordené:
–Lizardon,  Lanzallamas.
Mi pokémon disparó sus llamas contra el Ninetales quien no pudo evadirlo. Volcarona trató de atacar con su propias llamas, pero Lizardon usó Voto fuego para cubrirlo y haciendo que los dos poderes chocaran formando una burbuja llameante que reventó liberf,e.ando brasas, no obstante Will no se esperaba que mi lagartija saliera de esa burbuja ni que usando su Garra metal golpeara a su Volcorona derribándolo.
–Garaudos, Chorro de agua.
La serpiente acuática remató a la mariposa con un disparo, aunque creo que nada más lo recorrió. Sin embargo, noté que el suelo comenzó a convertirse en hielo. Antes de que pudiera reaccionar a eso una esfera luminosa atravesó el campo y golpeó al Gyarados haciéndolo rodar por el techo y que aplastara a Nate.
–¿Estas bien?
Le pregunté, y él levantó el dedo en señal de afirmación. Sin embargo ya no tenía tiempo para concentrarme en él, ya que el zorro comenzó a deslizarse por el hielo. Se movía demasiado rápido para asestarle un disparo, tendría que acercarme a golpearlo. Mi lagartija comenzó a patinar por el hielo con dirección a Ninetales, pero cuando quedaba una corta distancia el ártico desvío su camino evadiendo a mi lagartija, que tratando detenerse resbaló y cayó, cosa que nuestra oponente aprovechó para darle un Brillo mágico. Mi pokémon cayó al suelo, pero decidí aprovechar eso.
–Garra metal contra el suelo.
Sus garras golpearon el hielo generando grietas que tomaron por sorpresa a Ninetales, quien tropezó. Era mi oportunidad.
–Lanzallamas.
–Rayo hielo.
Ordenó Alice en respuesta. Los dos ataques chocaron y cientos de copos y brasas resultaron de su colisión. Eso me pareció familiar.
–¿De dónde sacaste ese pokémon?
Le pregunté a la pelimorada, quien me miró extrañada y respondió:
–De la princesa. - De Samina. - Me lo prestó para que lo volviera poderoso. Y míralo ahora. Es hermoso.
Que curioso, pero no había tiempo para ello, ya que Volcarona extendía sus alas frente al derribado Charmeleon y Will le ordenaba.
–¡Llamarada!
Las cinco estelas de fuego se impactaron contra mi pokémon, encima de que derritieron el agua provocándole aún mas daño.
Se preparaba para hacerlo de nuevo, no obstante entonces un proyectil se acercó a la cabeza del cola de caballo para golpearlo. Lo vimos caer al suelo como costal de papas. Me giré para ver a Nate, con la pose adecuada. Él lo había lanzado.
–Tsk, fallé. -Sonrió mientras me dirigía la mirada. - Yo quería darle en un ojo.
Alice se acercó a su hermano y lo movió, revelando que seguía con vida. Will se levantó con un chorro de sangre corriendo a través de su cabeza y con una expresión nada apacible en su rostro. Eso me recordó que yo tenía mi propia descalabrada.
–Estoy harto de esto. -Espetó. - Ya probamos lo que había probar. Es hora de matarlos. -Me quedé sorprendido antes sus palabras. - Saske merece ser recordado, conviertelo una escultura de hielo junto a su pokémon. En tanto al rubio, no es más que una sucia rata, me encargaré de desaparecerlo para que nadie lo recuerde.
Alice asintió.
–Ninetales, Rayo hielo.
Su ataque no fue contra nosotros, sino contra nuestras pokebolas. Las congelaron. Por un segundo me preocupe por mis pokémon, pero dentro de las cápsulas estarían bien. Sólo nos impidieron usarlas de momento.
–Mira quien nos dice tramposos.
Les dijo de forma burlona Nate mientras que su Garaudos atacaba con agua sus pokebolas.
–Eso los detendrá por ahora. -Aseguró el rubio.- Normalmente las pokebolas resisten el agua, pero por la presión y precisión que use logré inutilizarlas. Aún así, no durará por mucho.
Así que únicamente contábamos con lo que ya teniamos afuera. O eso creía, ya que escuché un crujir mecánico y miré hacia arriba. Los ojos deprovistos de vida del dragón me miraron mientras su cabeza se giraba hacia mí, luego sus fauces se iluminaron y nos disparó.
Tanto nuestros pokémon como nosotros salimos volando y caímos cerca de la orilla. Nuestras heridas se agravaron con eso, así que soltamos algunos quejidos. Volteé y en el lugar del impacto había un gran hueco. El hocico del dragón se iluminaba de nueva cuenta, no obstante ahí Will levantó la mano deteniéndolo.
–Espera Jenny, dejanos encargarnos de ellos a nuestro modo.
–Así es -le secundo su hermana. - Debo congelar algunas cosas.
La morena simplemente se encogió de hombros y se giró para atacar el campo de batalla. No podía permitir eso. Animé a Lizardon y juntos corrimos hacia la cabina, sin embargo un ataca de fuego cayó frente a nosotros.
–Tú estas peleando con nosotros.
Me aclaró el cola de caballo, y lanzó un ataque conjunto con su hermana que apenas si logré frenar con Voto fuego, sin embargo era muy fuerte y cuando estaba por barrernos un Ciclón de Gyarados apareció.
–Me encargaré de ellos un segundo, has lo que puedas. -Me aseguró, y viendo a los oponentes les amenazó amablemente. - Oigan Enfermity, si no les molesta haré pedazos este techo. ¡Garaudos, Terremoto!
Comencé a correr al lado de Lizardon hacia el dragón dejando al rubio con su plan. La serpiente levantó la cola y de forma violenta la bajó impactando contra el suelo, pero más que unos pocos temblores y grietas, nada sucedió. Con un demonio, Nate era un inútil nada confiable. Sin embargo, su pequeño show me hizo sacar una buena distancia.
–Hermano, se escapa.
Avisó Alice, ante lo cual Volcarona voló hacia nosotros, ante lo cual Nate le lanzó un Ciclón que lo incomodó un poco, lo retrasó.
–Lizardon, Lanzallamas.
Mi lagartija disparó su fuego contra el dragón carbonizando algunas partes, sin embargo una Llamarada le golpeó deteniéndolo. Se giró y vio como la mariposa revoloteaba a su alrededor. Eso me hizo enfurecer.
–¡Muevete a un lado! ¡Me estorbas!
Le grité y acto seguido Lizardon saltó tomándolos por sorpresa tanto a entrenador como pokémon y con un Garra metal estrelló contra el suelo la mariposa. Mi Charmeleon siguió de largo dispuesto a hacer pedazos el arma dragonica, sin embargo Ninetales apareció tras él y usando sus colas lo tomó y de igual manera lo estrelló contra el suelo justo al lado de Volcarona. Esto provocó que ya no resistiera más abriendo un boquete por el que cayeron ambos pokémon de fuego. Will y yo nos miramos. Dentro del castillo es donde terminaría esta batalla. Con velocidad me acerqué a mi compañero y le explique.
–Nate, yo me encargaré de Will. Además de que trataré de derribar todo desde abajo.
El asintió y sonrió.
–Claro. No tengo problemas con quedarme con ese primor.
El cola de caballo saltó por el agujero, así que me dispuse a seguirlo, ignorando la alegata que tenían Alice y Nate.
–Hey, no te puedes ir, tengo que congelarte.
–No, tú te quedaras a pelear conmigo pequeña huérfana que usa amenazas presuntuosas.
–Bueno, la verdad es que me gustaría preservar ese apariencia tuya.
Era una habitación muy alta, tanto que me hubiera lastimado en serio si no fuera por el amplío conjunto de cojines que suavizó mi caida. Analicé el lugar por un segundo y se parecía bastante a como lo tenía Samina. ¿Por qué Lirio mantendría el aspecto que le dio aquella chica? Quizás nunca lo sabría. En eso Lizardon me encontró, por lo cual juntos fuimos a buscar a nuestro oponente.
Al parecer este piso se parecía bastante a una casa lujosa, por tantos muebles que había. Me tomé un segundo para mirar por la ventana y vi como los ataques del dragón seguían incesantes contra nuestros soldados. Debía apresurarme y acabar con esto. Si estos problemas eran con este aparatoste, no quería imaginarme que fueran más o peor, un Metal Reshiram o un Metal Zekrom. Con eso en mente avancé, entonces me encontré con Will, cuyo Volcarona se encontraba lanzando hilos por todas partes. Observe y no sólo estábamos bajo la posición del dragón, sino que también había una columna con otras estructuras. No era arquitecto pero eso se veía importante. Al verme le ordenó a su pokémon:
–Onda calor.
Aleteó lanzando un aire tan caliente que tuve que cubrirme para no recibirlo. Pero, para Lizardon no fue la gran cosa. Quizás porque esa era una distracción para la Tijera X con la que derribó a mi pokémon.
–Arriba Lizardon, bloquealo con tu Garra metal.
La mariposa volvió al ataque, pero esta vez mi lagartija la rechazó con sus garras. La mariposa intento una vez más pero esta vez encima de protegerse la presionó golpeándola. Lanzó un último intento con toda su velocidad, chocando contra mi pokémon y haciendo que se arrastraran por el piso, pero Lizardon lo resistió, lo tomó con sus garras y le disparó un Furia dragón directo en la cara, dando como resultado un gran daño. No obstante, la herida mariposa ígnea escupió unos cuantos hilos sobre mi pokémon y entonces noté que el cola de caballo se agachó a recoger algo del suelo.
–La verdad esperaba acabar con el rubio usando ésta técnica, pero como está la situación tendré que utilizarla en tú pokémon.
Levantó su mano y pude notar un brillo corredizo. Tenía un hilo que al jalarlo soltó un montón de otros hilos del Disparo demora de Volcarona, los cuales acabaron por atrapar a Lizardon. La mariposa voló en lo alto y se puso contra un vitral y...
–Llamarada.
La estrella de fuego se estrelló contra mi pokémon, lo cual se agravó por los hilos que avivaron las llamas. Todo parecía acabado, pero:
–Recuerda amigo, nosotros somos fuego.
Y ahí fue cuando mi lagartija saltó de entre las llamas e improvisó un Voto fuego en el que las columnas de fuego sirvieron como barrotes llameantes que aprisionaron a la mariposa, cosa que aprovechamos para abrumarlo con un Lanzallamas. Volcarona cayó al suelo. Su entrenador me sentenció:
–En verdad que son admirables tú y tus pokémon, tendré que sobrepasarme. Volcarona usa Onda calor.
El insecto irradió más calor del cual tuve que cubrirme, así que no vi cuando se levantó y me lanzó un Llamarada directo contra mí. No tenía la velocidad para esquivarlo. Con un demonio. Sentí el calor sobre mi piel y el sudor empapándome. Pero no me golpeó, ya que en ese momento Lizardon apareció y combinando Voto fuego con sus puños la desvió salvandome del peligro. No obstante, no había tiempo para celebrar ya que Lizardon había recibido parte del impacto, y encima Volcarona se acercaba con Tijera X. Obviamente no podía esquivarlo, y ahí saltó mi Charmeleon a protegerme usando su cuerpo como escudo recibiendo otro golpe. Will estaba irritado por no atinarme a dar, de forma que atacó una vez más con Tijera X, y ahí Lizardon sacó fuerzas del fondo de sí y atrapó a la mariposa en el vuelo de una ala, y la estrelló contra una pared de esa casa
–¡No te rindas, usa Llamarada!
–¡Tú puedes Lizardon, Lanzallamas!
Los dos ataques ígneos se encontraron y chocaron destellando chispas y brasas. Ambos pokémon subieron la intensidad, de forma tal que las llamas se descontrolaron en todas direcciones hasta que envolvieron al pilar provocando que se incendiara. Esto me convenía.
–¡Con todo!
Arma y enemigo, acabaríamos con todo. Al final, Lizardon dio un último impulsó avivando su fuego y venciendo a Volcarona, con tal fuerza que destruyó las estructuras, provocando que una parte del techo se desplomara. Y para mí bendita suerte, el armazon del dragón también cayó hecho pedazos. Numerosos trozos de roca y metal se desplomaron abarcando la parte frente a mí de la sala. ¡Lo había conseguido! No obstante, ahí me di cuenta de que parte de los escombros cayeron sobre la mariposa. Ciertamente no anticipe eso. Igual ya de seguro estaría derrotado, aunque esperaba que no tuviera nada grave. Will se mostraba estupefacto y luego molesto mientras contemplaba como los restos del techo y del dragón ardían sobre su pokémon. Finalmente cerró sus ojos en resignación.
–Se acabó. -Le sentencie. - Ahora tú y tu hermana vendrán conmigo.
Respiró por un segundo. Y me respondió:
–¿En verdad crees que tu amigo podrá con mi hermanita?
Tenía un punto. La verdad Nate era impredecible, aunque muy débil también.
–Aun si no, yo me encargaré de ella.
Intento una risita falsa, pero no le salió.
–Cuando acabe con ustedes serán unas esculturas de hielo. Así ella no los olvidará.
–¿A qué te refieres?
Se acomodó su cabello y explicó:
–Verás, cuando nuestros padres murieron en aquel incendio, el shock para mi hermana fue tan fuerte que desarrollo una amnesia disociativa, sobre los muertos. -Su semblante se ensombreció, y juraría que el mío también. - Si alguien muere, ella lo bloquea de su memoria. Lo olvida. Es por eso que a quienes son importantes o dignos los congela, para preservarlos. Yo por mi parte, los olvidables los vuelvo cenizas que se dispersan en la nada.
–Como tus padres. -Le remarque.- Pero aún no entiendo porqué es que se volvieron mercenarios.
Soltó un suspiro y respondió:
–Por venganza. Buscamos al que asesinó a nuestros padres. Teníamos que entrar en su mundo. -La sombra en su rostro se iluminó de manera macabra con las llamas de la casa. - Aunque, he de admitirlo, he sentido cierta admiración por él. Basado en la forma en que destruyo mi hogar y todos sus recuerdos es que creamos nuestro sistema. Lo buscamos limpiando unas cuantas escorias en el camino.
"Qué diablos..."
–Dije que no importaban sus razones, porque no quería sentir empatía, pero ustedes están enfermos. ¿Por qué diablos asesinan gente inocente en su camino a la venganza? Están totalmente perdidos. Hice lo correcto en acabar con ustedes, y con el estúpido y cobarde dragón.
Le grité furioso, y el furioso también me gritó de vuelta.
–¡Con que derecho lo dices tú! -Señaló con sus manos el castillo. -Tú incendiaste este lugar sin importarte nada, ni quien saliera herido o sucumbiera ante el fuego.
Quede estupefacto. No había pensado nada de eso cuando formulé mi plan.
–Creí que todos se salvarían.
Atine a decir.
–Sin conocerte, me atrevería a decir que tu problema es que nunca piensas en las consecuencias de tus actos.
Apreté el puño. Dolía.
–¡Mira tan sólo lo que has hecho!
Señaló los restos del techo y del arma dragonica. De entre las ruinas salió arrastrándose un pokémon con notables heridas. Era Volcarona. Miró a su entrenador y este le acercó su mano, no obstante se desplomó antes de cualquier cosa, como si ese simple hecho le bastara para irse en paz. Paz. Había muerto.
–Lo mataste.
Me sentenció Will. Yo me tomé la cara con las manos. No era posible.
–Fue un accidente. Yo no quería.
–Y aún así lo hiciste.
¿Cómo es que maté un pokémon? ¿Cómo no me di cuenta? Mire a Lizardon quien se acercaba a mí. Él me defendió y éste era el resultado. Su cuerpo herido y sus manos manchadas. Me dejé caer al suelo y empuñe la empolvada alfombra con mis manos. Sentí el leve vibrar.
"No soy como él" Había dicho hace tan poco.
¿Por qué es que sucedía esto?
"Tu prodigiosa fuerza hizo que arrollaras a todo lo que era débil." Recordé que Nate había dicho eso. No entendía. ¿En verdad eran así las cosas? ¿Era mi fuerza, o tal vez mi venganza? Recordé a Kiba y a Camus, ¿a cuántos les habré hecho daño en mi camino hasta aquí sin saberlo?
–¡Aargh!
Levante mi cabeza para gritar, para agacharla ya desahogado. Sin embargo, note que el suelo temblaba con mas fuerza. Mire a Will y rió.
–Ya es tiempo.
El resto del techo, el de la zona central, el que seguía en pie, comenzó a moverse. Algunas partes se alargaron, tomando formas de lagartija.
–No.
Exclame cuando se convirtieron en garras, y otra parte se elevó para tomar rasgos dragonicos.  Con pánico, lo vi terminar su formación de arma dragonica.
-¿Acaso creiste que era la única arma que teníamos?
Mire arriba y el Sol me deslumbro, pero más que ello fue el que en las otras dos secciones del techo las torres también se habían convertido en dragones. Esto era demasiado. ¿Acaso lo que hice no sirvió de nada? Mire arriba y el dragón sobre mí me disparó. Ahora Lizardon no podía salvarme. Entonces, escuché el piar de un ave.
–¿Qué?
La bola de fuego desapareció en el acto. Segundos después, un hombre apareció montando un majestuoso Pidgeot. Este mismo bajó, y note que, además de que cargaba una extraña maleta, estaba pulcramente peinado y su ropa arreglada, no obstante su andar era tambaleante. Me miró exclamó:
-Dame un informe rápido, hic. Puedo ver que has cumplido lo más posible con tu misión.
Nervioso le dije:
–Debemos destruir todo esto, o tendremos problemas.
El asintió y se puso a mirar alrededor ignorando todo lo demás.
–Así que fue aquí donde mi hijo rompió las leyes por lo que creía.
Exclamó Alfred.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora