Llegar más lejos

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Volé y aterrice de golpe en el barco. Los pokémon de Alola, unos Gumshos, se distrajeron y mis compañeros aprovecharon para derribarlos del techo. La escocesa, la chica de los anteojos y el rubio darks me miraron.
Le arrojé el auricular a Lizzi y le pedí.
–Sincroniza tu frecuencia a la de ésta cosa. ¿Puedes?
–Creo que sí.
Respondió. Entonces me dirigí a todos.
–Escuchen, nos vamos a Mele-Mele.
Scotty cuestionó al instante.
-¿Komo glaikit? ¿Nadarremos asta allá? For que este barco no se moverra ni un poco.
Yo guardé a Lizardon, no quería que se agotara. En cuanto a la respuesta...
–Si tienen tantos pokémon tipo agua, debe haber un muelle o botes de los cuales están los entrenadores.
Morti se paró de cara a la isla y confirmó:
–Así es. Algunos metros más allá de la línea ofensiva de Alola están los botes con los soldados de Alola. Y un poco más atrás un palafito.
Que buena vista tenía. Pero...
–¿Ke rashos es un... ezo que dijiste?
Demandó saber la escocesa, la ojiazul prosiguió a explicarle:
–Un palafito es como una casa en el mar o lago.
–Esa debe ser su base.
Deduje. Se suponía que nada más escaparíamos, pero darle un golpe a su comandante sería mejor. Así que comencé a gestar un plan.
Lizzi terminó de igualar las frecuencias y me dio el comunicador. No obstante, al verme pensativo, me preguntó:
–¿Qué sucede? ¿Cuál es el plan?
Aplaudí para llamar la atención de todos.
–El ejército hará una retirada. Pero nosotros nos quedamos a cubrirla. En concreto, quiero atacar el palafito.
Le expliqué acercándome a la orilla.
–El hielo nos forma una rampa. Saltamos y nos deslizamos para ingresar al campo de batalla.
Todos guardaron a sus pokémon, al menos de momento. Morti fue el primero en bajar del barco.
–En serio que a veces eres demasiado imprudente.
Y saltó. Scotty lo siguió, no sin antes quejarse.
–Lo único que kierro frío is my whisky. Argh.
Cuando salió de nuestra visión, era turno de Lizzi.
Ella dudó un poco.
–¿Qué pasa?
Se acercó con sigilo a la orilla, a la cual no le apartaba la vista, y respondió un poco entrecortada.
–No lo sé, se supone que ya no debería impactarme, pero tengo un poco de miedo.
Entendía. Que te lanzaran desde un helicóptero dejaría traumado a cualquiera. Por eso, me acerqué y tomé su mano. Ella giró a verme. Sus ojos azules contactaron con los míos, y el Pikachu en mi hombro le regaló un Pika-pi.
–Tranquila, si tú saltas yo salto.
Ella apartó la vista y se acomodó los anteojos.
–A veces creo que no me merezco esas atenciones.
–Para ser muy lista, a veces dices bastantes tonterías.
Le respondí y saltamos. Nos deslizamos por la gran resbaladilla de hielo, directo al campo de batalla, el cual nosotros dominábamos, ya que ahora no era una batalla sobre agua, sino en terreno fijo. Nuestra desventaja de no tener bastantes pokémon acuáticos había pasado a ser nuestra fortaleza.
Justo cuando íbamos un poco más de la mitad, un pokémon volador apareció a nuestro lado. Un refinado pájaro rojo de largas alas. No lo reconocí al instante, así que supuse que era un enemigo.
Dicho y hecho, extendió sus abanicos y lanzó una bola de fuego que nos mandó a volar.
Nos soltamos. Lizzi se fue hacia arriba mientras yo caía. Con el humo que se formó, la perdí de vista. Maldición.
Intenté buscar la pokebola de Lizardon, pero me di cuenta de que no alcanzaría. Así que me preparé para el impacto, pero no llegó, sino que algo suave me atrapó. Era blanco y frío.
–Tranquilo Saske, ya te tengo.
Era Karin. Montaba el Ninetales de hielo, en definitiva ya habían formado un vínculo.
–Oportuna como siempre.
Le felicité, pero aun faltaba Lizzi. Volteé hacia arriba, pero en lugar de a la chica cayendo, me cruce con un Fearrow volando con la ojiazul sobre él. Aterrizó cerca de nosotros, y un rubio se le acercó.
–Hiciste lo correcto, correríamos peligro sin ella.
Era Nate.
–¿De qué hablas?
Le interrogué cuando Ninetales se acercó, y pude constatar que Lizzi estaba bien. Él sonrió.
–Amigo Saske, estos sujetos son unos papanatas, no valen la suficiente pena para que me involucre.
Soltó. Pero no veía a su Gyarados por ningún lado.
–¿Dónde está Garaudos?
Sacó una pokebola y me la mostró. No obstante, ese gesto lo dejó vulnerable. Un soldado que cabalgaba un caballo de tierra corrió hacia él. Karin y yo tratamos de advertirle, pero el rubio con un gesto de su mano nos tranquilizó. Acto seguido, el caballo tropezó y cayó. En estruendos giro por el suelo de hielo, hasta que llegó a una parte delgada y se quebró, cayendo caballo y entrenador. Por la forma en que se estremecieron me demostró que el agua estaba fría.
–¡Mudsdale!
Exclamó el sujeto, y trató de sacar su pokebola para regresar a su pokémon, pero sus manos fueron atadas con hilo. Ahí me di cuenta de que el Kakuna de Nate estaba en combate, y era quien hizo tropezar al Mudsdale con su cuerpo, además de amarrar al entrenador con Disparo demora.
–Buen trabajo, Queen Bee -Felicitó el rubio a su pokémon. Y luego se dirigió al aloliano, que junto a su pokémon trataba de mantenerse a flote.- Diviértete, nadando.
Me miró y sonreía.
–Nate, tú y Lizzi vayan a la casa de allá. - Apunté al palafito. - Necesito que hagan reconocimiento.
Sonrió. En cuanto a Lizzi, incluso a través de sus anteojos vi como sus pupilas se dilataron.
–Confía en mi Saske, protegeré a la ratoncita con mi vida.
Ella se mostró un poco temerosa, pero la necesitaba allá, y Nate era el único disponible para defenderla.
–Más te vale.
Le respondí al rubio, y eso tranquilizó a la ojiazul. Ambos subieron en Zopilote y fueron hacia la base enemiga.
Al verlo irse, Karin me preguntó:
–¿Dónde están Scotty y Morti?
Le respondí con sinceridad.
–No sé. ¿Tú sabes? Los necesito.
–Ayer sabía donde estaban. -Me reí ante su respuesta, pero no le gustó que lo hiciera. - ¿Acaso tienes un plan?
–¿Por qué más los buscaría? ¿Por qué me caen bien?
Le respondí riendo. De nuevo no le agrado que riera.
–Entonces no te rías y búscalos.
Me puse a ver. Había pokémon y entrenadores golpeándose por todos lados. Y era más difícil porque había hojas volando en todas direcciones. Pero finalmente los vi. A Morti un Furfrou le mordía la mano. Me reí ante la ironía, pero no me pasó desapercibido que era un pokémon de Kalos. ¿Acaso habrá soldados se Kalos?
Morti se dio cuenta que lo veía, por lo me gritó:
–Hey Saske, ¡quítame este maldito perro!
–Rayo.
Le ordene a Pikachu, y de una descarga vencimos al Furfrou. La siguiente fue más sencilla, me sorprendí de no verla antes. Scotty estaba furiosa con su Raboot spameando balones de fuego en todas direcciones. Si seguía así, derretiría todo.
Ninetales nos llevó hacia allá.
–Detente.
Le pedí. La escocesa me ignoró.
–Scotty, por favor.
Le pidió mi amiga, y entonces se detuvo. Morti llegó a donde estábamos también. Era hora de decir mi plan.
–Escuchen, Karin usará a Lapras y Ninetales para crear un camino de hielo de aquí hasta el palafito, y si se puede hasta tierra. Ustedes dos nos cubrirán y sí pueden tomen los botes de los alolianos. Morti, no quiero gases o podrías dañar a los nuestros. Y Scotty, usa otro pokémon, el fuego podría derretir el hielo.
Ella bufo.
–Como quierras.
Morti sacó un Haunter, y la escocesa un Linoone, pero este era negro con blanco, todo raro. Sin importar eso, ambos pokémon golpearon a otros demostrando su fuerza,
Nos fuimos hasta lo orilla, hasta el límite del hielo de Lorelei. De cara al mar. Y justo un poco más adelante estaban los entrenadores enemigos sobre los botes. Pero eso no me importaba.
 Mi amiga puso a Lapras en el mar, y Ninetales desplegó un aura gélida. El pokémon acuático comenzó a lanzar hielo al mar para enfriarlo, y el zorro ártico puso una pata congelando bajo sus pies, creando una capa de hielo. El camino.
–Parece que sí se puede.
Confirmó mi amiga.
–Sabía que lo lograrías.
–Entonces sujétate con fuerza.
Me pregunté de dónde, yo estaba sentado tras ella, pero que hacía, ¿la abrazaba de la cintura? Pues de donde más. La abracé con fuerza y le dije:
–Listo, pero no te caigas que me tiras.
Comenzamos a correr, y los alolianos de los botes intentaron atacarnos, pero aparecieron la escocesa y el darks para defendernos. Lo lograríamos.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora