La pista que me había dado Kaudan decía que un floreado visitaría el cementerio de Ciudad Konokoni a la 1 de la mañana. Si lograba interceptarlo, podría sonsacarle información. Hasta ahora, todo se ha ido complicado de forma innecesaria, pero ahora estoy arañando la forma de encontrarlos. Es cuestión de tiempo para dar con Ojo rojo.
-Hey Saske amigo. ¿No te remuerde la conciencia perturbar a los muertos?
Me cuestionó Nate.
-Tendrán que disculparme, es por una buena causa.
Nos encontrábamos arriba de un árbol. Ahí tendríamos ventaja de la altura y el factor sorpresa. El resto estaba a las afueras.
-A mí tampoco me molesta incordiarlos. Creo que un muerto nada puede hacer en el mundo que tenemos ahora.
De repente Nate soltaba cosas ligeramente sabias. Luego, sonriendo en la oscuridad, me dijo:
-Déjame al caballero a mí, al menos al principio. Quebraré su espíritu, luego podrás derrotarlo.
-Para eso fue que te traje, Nate.
Esperamos un rato más en silencio, hasta que vimos a alguien acercarse, momento en que Nate bajó al suelo. Se hincó al lado de la tumba que se supone que visitaría el floreado, hasta que éste llegó. Era un tipo alto, de cara recia, cabeza cuadra y portaba unas gafas pequeñas, apenas perceptibles por el reflejo de la luna. Cuando notó la presencia del rubio, le preguntó:
-¿Qué hace aquí?
-Frío, con cierto roce en el viento de melancolía.
Respondió el rubio sin levantarse ni voltearlo a ver. El floreado al instante frunció el cejo.
-Me refiero a qué hace usted aquí. Se supone que nadie está aquí a ésta hora.
-Me disculpo caballero. Sólo no pude resistir la tentación de visitar una tumba. Verá, es que yo perdí a alguien cercano. E imagino que usted también.
El caballero se mantuvo a la defensiva.
-Eso no le importa. Lárguese ahora.
-Beatriz. - Exclamó Nate haciendo que el caballero dudara. - Su nombre era Beatriz, y tenía un Milotic. Ambos fallecieron hace 5 años. Al menos eso dice la lápida.
-No sé quién es usted, pero se está metiendo en algo que no lo importa. Dígame ahora que hace aquí o lo sacaré de aquí a patadas.
Una ligera corriente de aire corrió. Cuando se detuvo, Nate puso una cara seria y le respondió.
-Yo vine aquí para honrar a aquellos que perdí. Tengo una misión. Una deuda para con ellos. Y me imaginó que tú también. Lo que te trajo a ti fue la culpa, ¿no es cierto? - El caballero se quedó pasmado. - ¿Acaso murió por tu culpa? ¿Le hiciste tanto daño en vida que tratas que te perdone en muerte?
El caballero se enfureció y sacó a un pokémon. Un Turtonator. El tipo dio un grito:
-¿Tú qué sabes? ¿Con que derecho vienes aquí a intentar adivinar?
Y su pokémon soltó un Lanzallamas contra Nate quien se fue a esconder tras un árbol. El rubio no hizo la gran cosa, pero sí que lo había hecho enojar. Tal vez el tipo tenía problemas de ira.
Una vez la descarga de fuego terminó, el rubio le retó.
-¿Estás mejor ahora? Realmente querías incinerarme. Aunque juraría que tu ira está más dirigida contra ti que contra mí.
El Turtonator comenzó a correr hacia el rubio, así que era hora de actuar.
-Ya basta. - Grité a la vez que me ponía en su camino al lado de Lizardon.
-¿Qué está sucediendo? ¡Guardias!
-Si llamas a tus hombres, mis compañeros ya se deben estar encargando de ellos. - Respondí y le señalé. - Perteneces a la orden de la flor, ¿no es así?
-Con que de eso se trataba. - Exclamó recuperando la compostura. - Es grosero exigir un nombre sin dar primero el propio.
-Aquí yo hago las preguntas. Quiero que me digas lo que sepas de la Orden.
-Tú estás loco. Si quieres algo de información tendrás que vencer a mi Turtonator.
Me respondió, así que me coloqué en posición de batalla.
-Lanzallamas.
Exclamamos ambos, chocando las dos ondas ígneas. Brasas quedaron sobre el pasto, casi tocando la tumba de Beatriz, de forma que el caballero solicitó.
-Preferiría pelar en otra parte.
-¿Por qué? - Le cuestionó Nate. - Es un gesto considerado a su memoria, o es que Beatriz se molestaría de ver que sigues siendo un colérico de mierda.
El caballero se desconcentró y su pokémon comenzó a cargar un ataque contra el rubio, pero era mi oportunidad.
Lizardon se acercó a toda velocidad y le dio un Garra metal en la cara sacándolo a volar a una zona en que había pocas tumbas.
-Si quieres ganarme, no te distraigas. -Le advertí. - Pero accedo a tu petición.
Mi Charizard voló directo contra la tortuga y le intentó impactar otro Garra metal, pero este uso Cola dragón para bloquearlo. Se dieron un par de golpes, y luego retrocedieron.
-Dragoaliento.
Ordenó y ese rayo de poder golpeó a mi pokémon. Debía atacar contraatacar. Use llamas para formar un muro y tapar su visión.
-Ahora, Lizardon.
Mi pokémon salió para darle una embestida, sin embargo yo no fui quien aprovechó la pared de fuego.
-Trampa coraza.
Cuando Lizardon estuvo a un lado de Tortunator, su caparazón liberó una poderosa onda ígnea que mandó por los cielos a mi lagarto. Suerte que fue hacia arriba, sino el estrellarse al suelo hubiera sido muy doloroso.
-Quédate arriba, mantente en las sombras.
Le ordené a mi pokémon. La tortuga, de mientras, se recuperaba.
-¿Qué le parece? ¿Ya fue suficiente? ¿Dejarás que haga pedazos a tu amiguito?
Lo que en un inicio fue una celebración, se fue convirtiendo en un grito. Ciertamente, igual que su pokémon, tenía un carácter explosivo. Debía aprovechar eso. Poner todo al asador.
-Oye, caballero. Saske. Mi nombre es Saske.
Me miró y sus lentes brillaron, hasta que se agachó un poco y pude ver sus ojos que se pusieron serios.
-Yo soy Armand. Y si te atrapo, los altos mandos me tomaran en cuenta de nuevo. Seré grande otra vez.
Con eso tenía algo. No soy como Nate, pero debía poner el dedo en la llaga.
-¿Por qué te degradaron? ¿Acaso fue culpa de Beatriz?
Pude ver como su cuerpo se tensó. Armand me advirtió.
-Te llevaré con los jefes. Pero no será ileso.
Turtonator se orientó a mí, así que grité.
-Lizardon, ahora.
Mi Charizard bajó a toda velocidad y lanzó un Lanzallamas a la vez que descendía. Las llamas bloquearon la visión de ambos, y Armand se rió.
-Iluso. Trampa coraza.
De entre las llamas surgió una gran explosión. El caballero creía que había ganado, sin embargo cuando todo se disipó, se dio cuenta de que Lizardon se había detenido en el aire con sus alas, y por consiguiente el ataque de Turtonator había fallado, quedando desprotegido.
-Ahora, Movimiento sísmico.
Mi lagarto tomó a la tortuga, se elevó. Ambos miramos hacia arriba para presenciar como Tortunator se retorcía tratando de liberarse, pero fracasó y mi Charizard precipitó su vuelo hacia abajo y lo estrelló contra el suelo derrotándolo. Antes de que Armand pudiera hacer algo, Nate y su Kakuna lo enredaron con Disparo demora. Atado, se dejó caer mientras soltaba aire enojado.
-Lo lamento, pero no lo lamento. - Inicie. - Empieza a hablar.
-Ustedes... se supone que Juji debería ocuparse de cualquiera que se viera sospechoso.
Se refería al pandillero.
-Sobre él... -le expliqué - ya lo vencí.
-Maldita sea, pensé que si lo dejaba hacer lo que quisiera mantendría fuera a los intrusos, pero veo que me equivoqué.
-Así que tú estabas a cargo de la ciudad. - Concluí. - Bueno, ¿dónde tienen su base?
Se relajó un poco y me miró.
-Si de verdad eres Saske, deberías mejor alejarte de la Orden. Su majestad y el señor Richard tienen una aversión contra ti, tenemos ordenes de atraparte si te vemos.
Los recuerdos de Lusamine y ese castillo me invadieron. Pero ya estaba aquí.
-En ese caso, lo más rápido sería dejarme capturar. Aunque tú y yo sabemos que no haré eso. - Acerqué mi cara a la suya tratando de parecer amenazante y le dije. - Dime lo que quiero saber. ¿Cómo doy con ellos?
Me miró amenazante, y luego desvió la mirada. Lizardon soltó un rugido, y Armand tembló, no obstante, me respondió.
-No te diré nada. Mátame si quieres.
Suspiré con pesadez. Y ahí Nate hizo su entrada triunfante.
-Ya no lo intentes, amigo Saske. Es evidente que lo que este hombre desea es morir. - Se paró con las manos en la cintura y sonrió. - Así que si queremos que hable, habrá que presionar por otra parte. ¿Qué tal con la tumba Beatriz?
Lo vi por un segundo, para luego notar que el caballero se levantaba y corría contra el rubio. Lo taclee para evitarlo, pero el bramó.
-Maldito seas. Pensaba irme solo, pero ahora se irán conmigo.
Y silbó. Tras unos segundos de expectativa, de un agujero del suelo salió un Dugtrio. Aunque este era distinto, porque tenía una gran caballera rubia.
-Rápido, ve por el resto y destruyan este lugar.
Desperté de mi estupor y le pedí a Lizardon que lo aplastara, pero era tarde, ya se había ido. Levanté al caballero, quien reía de forma irregular.
-¿Qué diablos hiciste?
Miró atrás de nosotros, donde estaba una colina empedrada. Seguido de eso, sentí una leve vibración bajo mis pies.
-Es un seguro. - Confesó Armand. - Una medida de defensa para proteger la tumba de Beatriz.
Si era lo que creía, los Dugtrio excavarían bajo tierra y causarían un deslazamiento de tierra. Este maldito nos iba a enterrar vivos. Apreté los dientes con furia. Lizardon tal vez podría llevarme a mí y a Nate, pero perdería la pista. Además no quería dejar a su suerte a alguien como lo hice con Camus.
-No puede ser Saske, estamos en una situación complicada. - Comentó Nate. - Sin embargo, confío en que podrás hacer algo.
Miró a mi muñeca. Ahí tenía la Pulsera Z. Tomé una pokebola y dejé salir a Rockruff.
-Bien pequeño, sé que no lo hemos ensayado, pero confío en que saldrá bien. - Le dije mientras lo acariciaba y le daba el Litostal Z. - Confío en ti.
Ambos nos paremos de frente, y vimos con una sección de la colina comenzaba a agrietarse, para luego que un pedazo de suelo se hiciera añicos, provocando una bajada de tierras y roca. Cerré los ojos para recordad los pasos que Olivia me había enseñado. Los abrí cuando sentí el suelo moviéndose producto del desplazamiento de tierra y comencé los pasos.
Rockrruff me seguía, pero yo sabía que la coreografía no bastaba. Debía fortalecer el vínculo con mi pokémon. Recordé como lo conocí. Imágenes de Lusamine y Diana se atravesaron, y traté de ignorarlas para concentrar todo mi poder. Una extraña energía apareció en mi pulsera, la cual voló hacia mi perro. Este, desbordando poder, saltó en el aire y reunió una masiva cantidad de rocas venidas en todas direcciones. Al final, prácticamente había formado un meteorito. Con un gran esfuerzo, lo arrojó contra el rió de tierra que se dirigía a nosotros.
-¡Aplastamiento gigalitico!
Vimos como esa roca golpeó la arena. Esperamos por el resultado, hasta comprobar que el suelo no temblaba ya y que toda la tierra se había detenido. Caí de rodillas. Usar el Movimiento Z me había dejado cansado. Pero Rockrruff fue corriendo hacia mí y me lamió la cara.
-Fiu, ese fue un gran plan. - Le comentó Nate al caballero, quien estaba todo incrédulo. El rubio sonrió para rematar. - Pero ya no tienes nada. El detalle de una baza final es que solo se usa una vez.
Remató poniéndole un pie encima. Armand lo veía con rencor y humillación., hasta que llegaron corriendo mis amigos. La primera fue Karin que se adelantó y nos preguntó.
-¿Están bien?
El rubio y yo asentimos. Me reí un poco y le respondí.
-De hecho, vencer a este sujeto fue bastante fácil
Ella se puso las manos en la cintura y me observó:
-Si ese es el caso, ¿por qué estás en el suelo y usaste un Movimiento Z?
-¿Qué cosas no?
Ironicé. La castaña miró al rubio y le pidió.
-Nate, ya deja a ese hombre en paz. Ya terminamos.
Señaló tras de ella donde se acercaban Lizzi con las manos entrelazadas, seguida de Morti y Scotty que traían amarrados a unos 4 sujetos con lianas. Les levanté la mano con el pulgar hacia arriba. Luego miré al caballero, quien exclamó.
-Pues tienen razón, esto se acabó. - Nos miró a todos y como pudo se sentó. - Creo que ya comprendo un par de cosas. Les diré lo que sé, pero les advierto que no es mucho y no es lo que buscas.
Me le quede mirando. Se veía tremendamente frustrado, como si hiciera un esfuerzo.
-Habla entonces.
-Primero quiero que escuche mi historia, porque quiero pedirte un favor.
Por supuesto que esto no sería de a gratis.
-Te escucho.
-Chismoso. - Me acusó Morti, pero Armand no lo oyó y comenzó.
-Yo era un joven prometedor, que por mi familia me habían entrenado desde niño para formar parte de la Orden de la Flor. La verdad es que no era ningún genio, pero me esforzaba bastante para cumplir las expectativas que había sobre mí. Mis padres y servir a la orden eran todo para mí. Incluso había iniciado una relación con una de las colaboradoras cercanas de la princesa, una chica linda de cabellos morados. Sin embargo, entonces conocí a Beatriz. Ella era una muchacha pobre y encantadora...
He de confesar que la historia no me estaba llamando tanto la atención, pero él le aceleró.
-En fin, inicie una relación en secreto con ella. Cuando nos descubrieron, perdí todo el honor y respeto que había construido. Me aislaron a esta pequeña ciudad donde antes la había conocido, y me dieron la orden de cuidarla, aunque lo que de verdad querían era castigarme con la vergüenza. Beatriz estuvo ahí para mí, pero yo estaba tan cegado por lo que había perdido que la culpe de todo entre gritos y le dije que no quería volverla ver. Al poco de ello se suicidó. La enterré en este cementerio y me entregué a los excesos. Dejé que los pandilleros se hicieran con el control, y la visito de vez en cuando. Soy demasiado débil para hacer otra cosa.
-Si te entiendo bien, tú querías recuperar tu honor aun a pesar de lo que pasó. Te importaba más que Beatriz. Pero ahora quieres que yo me vengue por ti.
Resumí.
-Te vi, los vi a todos. Ustedes pueden. Y es lo que quieren.
-Tienes razón. Ahora dime. - Exigí.
-Lo que sé es que el centro de operaciones está en la isla de Ula-Ula. El ejército está defendiendo del ataque de Kanto, pero esa isla está fuertemente fortificada por muchos caballeros. Sé que la princesa y Richard en persona están ahí.
Me mirada se iluminó al escuchar eso. Quise saber más.
-¿El lugar exacto no lo conoces?
-No. Tenemos varias bases, y no permanecemos mucho tiempo en un lugar. Sin embargo, sé que trabajan en algo, por lo que no se han involucrado de lleno en la guerra.
-¿Qué dices? Pero sí la princesa en persona fue a Kanto.
Le cuestioné.
-Lo hizo, pero por lo que sé fue iniciativa propia. Los sabios que manejan la organización no lo aprobaron.
-¿Sabios? Pensé que la familia real manejaba todo.
Ese dato de me interesó.
-La orden de la flor existe para proteger a la familia real, y a ellos deben su lealtad, cumpliendo todos sus deseos. No obstante, los jefes operativos son el Consejo de sabios. Estos se encargan de organizar las actividades.
-Como en una empresa. La familia real son los dueños y los sabios serian el presidente ejecutivo.
Aclaró Morti. Miré a Armand, y supe que ya nos iba a decir nada. Pero igual le quería preguntar algo.
-¿Sabes algo de Ojo Rojo?
-No, no sé de quién me hablas.
-Está bien. Te dejaré ir a ti y a tus achichincles, y podrás visitar la tumba de Beatriz, si no dices nada de lo que sucedió hoy.
Se puso de pie y respondió.
-Va, yo cumplo con eso, pero no quiero que este imbécil se vuelva a acercar o a mencionar algo de Beatriz.
Obviamente se refería a Nate, de tal manera que asentí.
-Ok, de cualquier manera ya nos vamos.
-Así es, pero para asegurarnos, los hilos de Queen Bee desaparecerán por la mañana.
Le informó Nate. El tipo se quejó un poco, pero ya nos alejábamos de él. Regresé a mis pokemon a sus pokebolas a la vez que le cuestionaba a Karin.
-No se les escapó ninguno, ¿cierto?
-No, lidiamos con todos bastante bien.
Reflexioné un poco.
-Visto lo visto, a este tipo de floreado le quedaba poco. No fue una verdadera prueba para saber si estamos al nivel.
Mi amiga y yo debimos tener entonces el mismo flashback de nuestra batalla contra Richard y compañía en la cueva.
-Oijan, eshto no sirvió de nada. - Se quejó Scotty de pronto. - El tipo no nosh dijo nada interesante.
-Sí que lo hizo. Sabemos que su actividad está en Ula-Ula. Y comprobamos que Richard y Lusamine están aquí. -Eso era tanto bueno como malo, pero no era momento de rajarse. - Así que vengadores, espero que disfrutaran de la tierra firme, porque iremos de nuevo a la mar.
La escocesa se quedó mirándome y luego gritó:
-¡Io deteshto el mar!
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanfictionHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...