Odio. Lo odiaba. Nunca sentí odio de verás, así que no sabía lo que era, pero de seguro era algo parecido a esto. Ella, Sophie solo me dio una oportunidad de salvar a mis amigos y murió por ello. Más bien, Richard la mató.
–Maldito...
Jaden le sangraban los puños de tanto apretarselos. Karin sollozaba. Samina y Robert estaban en shock. Pero Richard sonreía.
–¿Por qué tan tristes? Una persona más, una menos, da igual. -Nos dijo Richard- Ella buscó su muerte, yo solo fui su verdugo. La muerte es la recompensa de los héroes.
Oírlo hablar con tanto cinismo me hizo hervir la sangre. Levante mi puño al aire mientras gritaba.
–¡Por Sophie! Jaden, Karin. ¡La tríada!
Mis amigos llenos de resolución en sus miradas se colocaron a mi lado y dieron órdenes.
–¡Hojas navaja!
–¡Hidrobomba!
–¡Lanzallamas!
Ivysaur, Wartortle y Lizardon lanzaron sus ataques más poderosos uniendolos en una sola corriente de poder: la tríada. Ese ataque le dio directo a Inceneroar barriendo con él y empujandolo hasta estrellarlo en la pared atravesándola.
–El verdadero premio de los héroes es vivir en las memorias de los demás.
Le sentencie y Jaden complementó.
–Lo que Sophie nos dejo fue su esperanza. Y nos aseguraremos de que se haga realidad, nos aseguraremos de que a ti te olviden.
Karin tomó la pañoleta que Sophie le había regalado y se la amarró en el cabello. Una vez hecho esto exclamó:
–Nosotros nunca olvidaremos a Sophie, y de esa forma ella seguirá viviendo.
Vimos fijamente a Richard, y él dibujo una mueca de desagrado, de asco para ser más exactos.
–Bonitas palabras, esperemos que en cinco minutos puedan mantenerlas. Driflim, Tinieblas.
El globo fantasmal liberó una energía oscura que lleno todo de penumbra a pesar de la potente luz de las velas. Mis amigos y yo nos reunimos en un círculo mientras escuchábamos la voz de nuestro enemigo.
–Caerán uno a uno, sufrirán de verás.
Tras eso una bola de energía, mezcla de sombras y electricidad cayó en medio de nuestro circulo separándonos. Entré en pánico, esto no me gustaba nada. Logre intuir de donde vino el ataque y le ordene a Lizardan que hiciera un Furia dragón en esa dirección. El ataque golpeó algo y lo derribó: era el Driflim, pero este lanzó un último Psíquico que aportó de mi vista a Lizardon. No obstante entonces vi a Togedemaru hecho una bola de electricidad que liberó en un potente rayo, que me llenó de terror al ver cual era el objetivo. La luz iluminó el rostro de Karin, quien no vio venir el poder. La vi sufrir cuando recibió la descarga, retorciéndose en dolor hasta que finalmente la corriente ceso. Mi amiga cayó al piso sordamente y yo temí lo peor. Rápidamente corrí hacia ella, pero Jaden ya había llegado y la sujetaba entre sus brazos con delicadeza. Vi a Karin tan frágil, pero fue un alivio ver que seguía con vida, sentí como si el alma me volviera al cuerpo. Me arrodillé y mi amigo me la entregó para erguirse.
–Los haré pedazos.
Murmuró. Con un movimiento de su mano Wartortle comenzó a correr hasta que se convirtió en un proyectil de propulsión a chorro hasta chocar con una bola luminosa. El encontronazo fue potente y Wartortle como Togedemaru salieron volando derrotados sacando chispas y brisna. A continuación Jaden comenzó a correr a la vez que las Tinieblas se disipaban regresando a la luz habitual. Lo primero que note fue a Samina y Robert en un rincón aislados del combate, y luego vi a mi amigo tirando un golpe contra el rostro de Richard, pero este lo detuvo con su mano.
–¿Crees que puedes sacar fuerza de tus sentimientos? ¿Ira? ¿Amor? ¿Qué el corazón te hará alcanzar la victoria? Pues no, la fuerza proviene de la esencia del ser, no de su voluntad. El poder de un pokémon esta determinado desde que nace, los que no sirven han de ser abandonados, lo mismo con las personas.
La ira de Jaden solo aumentó más.
–Callate, ahora hablas como mi padre.
Y le tiró otro golpe que Richard esquivó y contraatacó, poniéndose ambos a intercambiar golpes. En eso estaban y no se dieron cuenta de que Inceneroar volvía al campo de batalla. Yo corrí contra el tigre para detenerlo, un acto totalmente estúpido el creer que tendría una chance de ganar contra semejante pokémon. El me vio y me iba a golpear, y yo también. Cuando nuestros puños iban a chocar, él se detuvo y yo le aseste el golpe. No supe porque se frenó hasta que lo vi cubierto de lianas, cortesía de Ivysaur. Sonreí, y aún mas cuando Lizardon se unió al combate usando su Garra metal en el estómago del tigre haciendo que se doblara así que aproveché y usando su cabeza como trampolín salté para pasarlo y llegar con Richard y Jaden. Cuando estaba en los aires vi algo que buscaba desde que llegué, el plan de respaldo que acordé con Cinthia, y estás alturas era lo más conveniente usarlo. Corrí un par de metros más hasta que noté que mi amigo estaba en el suelo y el peliblanco le apuntaba con una pistola. Me desespere y corrí desenfundando mi espada, y sin pensarlo intenté clavarla en la mano de Richard. Fallé. Un rasguñó, uno reluciente de carmesí fue el que le dejé. La pistola salió volando de su mano y fue a parar a los pies de Jaden quien la tomó. Yo fui y me coloqué a un lado de mi amigo.
–Princesa -nos sorprendió un floreado en la puerta dando un anunció- tenemos casi acorralados a los invasores, pronto los habremos capturado. No fueron la gran cosa sinceramente.
Samina asintió y le dijo que se fuera. Pensé que debía hacer lo que tenía en mente, crearle una oportunidad a nuestros compañeros, pero para ello necesitaba una bala, justo el número que ese modelo de pistola disparaba sin recargar. Sin embargo, Jaden la contemplaba y le apuntó a Richard.
–Es lo hora de tu muerte, Richard.
Richard sonrió, e hizo un movimiento como poniendo el pecho a la bala.
–No Jaden - le dije- disparale a esa tubería de arriba, es una forma de escapar.
Él debió comprender lo que yo quería, pero aún así no cambió la dirección del cañón.
–Te lo dije cuando te reclute, no somos tan diferentes.
Escupió ese veneno Richard.
–Claro que son diferentes -intervine yo y miré a Jaden - tú eres mi amigo.
Jaden afianzó la pistola en su mano, puso su dedo en el gatillo y miró a Richard.
–Nos vemos en el infierno, maldito.
Y le disparo a la tubería, que con semejante agujero empezó a vaciar todo el aceite que tenía dentro y con el que alimentaba las velas.
–¡Ahora!
Le grité a Lizardon quien hizo un Lanzallamas, haciendo que el fuego corriera a través de las tuberías llevándolo a todo el castillo, y el mismo salón en el que estábamos comenzó a incendiarse. No era bueno, pero ese era mi plan. Un muro de fuego nos separó a mis amigos y a mi de Samina y sus caballeros. Regresamos todos nuestros pokémon a las pokebolas y Jaden se puso en la espalda a Karin. Suerte que la salida quedó de nuestro lado. Voltee a ver a nuestros enemigos una última vez. Samina estaba apiniqueda con Robert resguardandola. Pero Richard permanecía impasible. Me miró y gritó algo.
–Saske, te hago una promesa. Te juro que te haré desear la muerte.
Y con ese mensaje suyo salí de ahí.
Todo era un caos en llamas, el castillo se caía a pedazos. Quizá no fue tan buena idea quemar todo, pero al carajo, era lo mejor que podía hacer dada la situación. Corrimos a través de los interminables pasillos buscando la entrada confiando en lo que le dijo aquel guardia a Samina. El calor empezaba a hacernos mella a Jaden y a mí, después de todo lo que habíamos pasado era lógico que nos dolieran las piernas para correr. El humo empezaba a hacernos llorar los ojos y a entrar en nuestros pulmones, por lo que no vimos que cuando me detuve a toser un pedazo de techo se resquebrajaba hasta que se rompió separándome de mis amigos.
–Sigan -grite- los veo en la entrada.
Vi a Jaden asentir a través de las llamas.
–Cubrete la nariz del humo, yo haré lo mismo con Karin -se giró y dijo- Allá nos vemos.
Y corrió. Yo volví un poco de mis pasos y doble en una esquina con el fuego aumentando a cada segundo.
–¿De qué me preocupó? El fuego forma parte de mi, de mi apellido incluso.
Murmuré para mis adentros tratando de tranquilizarme. Después de evadir la muerte con Richard, no podía morir aquí. Al menos el fuego hizo que los pasillos estuviesen desolados, ya todos estarían huyendo. O eso creía hasta que escuché un quejido. Caminé en esa dirección y me encontré a Lizzi. La miré de pies a cabeza, y en definitiva no era la misma chica tímida de ayer. Su ropa estaba sucia y ahumada, ella sudaba y tenía un par de heridas, y sobre todo su dulce mirada se había endurecido.
–Saske...
Suspiró.
–Que gusto verte.
A pesar de haberla visto hace un rato, eso fue en medio del calor de la batalla, y ahora con esta pseudocalma nos daba tiempo de los detalles, de nuestros sentimientos. Note que cargaba varios metros de alambre de cobre, pero lo que más llamó mi atención era algo que tenía en la mano.
–¿Qué traes ahí?
Ella lo escondió entre su ropa.
–Hace un rato dije que confiaba en ti -se explicó- pero mentía, o me engañaba. Tú amigo asesinó a Kudai y a Mello, y aún así es tu amigo.
Desvío la mirada y note que lagrimeo un poco. El fuego pareciese que se había hecho un lado para que habláramos. Le tomé la muñeca para llamar su atención y le dije.
–Se que me pediste que lo matará, pero no puedo. Jaden es mi amigo, es algo que no puedo explicar pero hace que quiera ayudarlo, que si lo vea en problemas me duela tanto que no pueda evitar ayudarlo. No esperó que me comprendas, solo que no me odies.
Eso del odio lo dije más porque es mi culpa que ella haya visto eso. Ella me miró y sentenció.
–Eres el único amigo que me queda ahora, no puedo odiarte. De igual forma a él no puedo perdonarlo. Quizá lo toleraré, pero solo por ti.
Y dio una sonrisa forzada. La solté y la invite a pasar. Debíamos salir de ese lugar. Corrimos a través del fuego.
–Sigueme, se cual es el camino.
Me dijo, y yo le pregunté.
–¿Para qué es tanto alambre?
–Para un experimento -respondió ella- trataremos de teletransportarnos. Es arriesgado, pero en mi opinión el alambre de cobre sirve para compartir mejor la energía psíquica.
–Si lo dices tú entonces debe ser cierto.
Comenté y ella sonrió. Finalmente llegamos a donde estaban todos nuestros aliados reunidos, no obstante, eran menos de los que esperaba y había varios heridos. Un poco más y los floreados los hubieran hecho pedazos. Ya estaban allí Jaden y Karin, mi amiga ya despierta. Me despedí de Lizzi, por lo que ella fue con Cinthia, y fui a abrazarme con Karin.
–Que bueno que estés bien.
–Que bueno que hallas llegado.
Me respondió ella.
–Si, comenzamos a pensar que sin nosotros te perderías y morirías revolcandote en llamas.
Me dijo Jaden, pero era su forma de decir que le daba gusto verme. En eso estábamos cuando el tipo rapado de antes llamó la atención.
–Todos sujeten una parte del cable. En un segundo nos teletransportaremos.
Lo hicimos y los pokémon hicieron su esfuerzo, pero no lograban nada. El fuego se intensificaba y la gente entraba en pánico. Pero por una conveniencia del destino, Sabrina tuvo un "despertar": abrió sus ojos refulgentes de luz, tomó el cable y con ayuda de su Alakazam inició la teletransportación. Sentí como todo a nuestro alrededor giraba. Sujete con fuerza el cable, y con mi mano libre iba a tomar a Karin, pero entonces vi que Lizzi estaba por soltarse, de forma que tome su mano. Ella asintió el gesto y nos apretamos con fuerza a pesar de que desaparecíamos.
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanfictionHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...