Cerré mis ojos con fuerza, y con la misma fuerza presione la mano de Karin. Temí que el rayo nos hubiera aniquilado, pero los segundos avanzaban y no pasaba nada. Entonces los abrí y me vi en una especie de cuarto pequeño de metal, había escobas y demás utensilios de limpieza. Miré a mi lado y ahí estaba Karin acurrucada temiendo al rayo aferrada a mi mano. Le puse mi otra mano sobre su cabeza y le dije:
–Karin -en ese momento dejó de temblar- abre los ojos estamos a salvo.
Mi amiga abrió sus ojos de par en par y me miró. Yo le sonrei y entonces saltó sobre mí para abrazarme.
–Saske... estamos vivos.
Le devolví el abrazo y le respondí:
–Si, ya tranquila, yo te cuido.
Nos soltamos y ambos miramos alrededor.
–Dos preguntas: ¿dónde estamos y cómo rayos llegamos aquí?
Solté esa incognita que tuve desde que llegué. Ella me miró y me respondió:
–Sabrina debió de usar sus poderes para teletransportarnos a todos aquí. Pero lo que no sé es dónde es aquí.
Asentí y nos pusimos de pie, pero entonces tuve otra duda.
–Oye, ahorita que lo pienso ¿porqué Sabrina pudo teletransportarnos a todos así sin más, si antes estaban tratando de crear una maquina para teletransportar a nuestros soldados porque se supone que no podía hacerlo por si misma?
Mi amiga suspiró y se tomó la mandibula mientras pensaba.
–Mmm, mira Saske por lo que yo se es que la razón por lo que no podíamos teletransportarnos es porque había una extraña energía oscura que distorsionaba los poderes de Sabrina...
–Los poderes de Aza. -Complete.
–Claro. Por eso ella no podía usar sus poderes del todo. Ahora que Aza se puso a pelear contigo y con los demás de Kanto, no pudo seguir deteniendo los poderes de Sabrina. Y a eso sumale Hierba revivir que le di que sirvió para despertarla revitalizada, no como en el Castillo que sólo pudo usar su técnica y cayó dormida de nuevo.
–Así que de esa forma Sabrina pudo usar todo su poder.
–Si, aunque ahora debe estar exhausta y no me sorprendería que halla quedado inconsciente. Ahora que resolvimos eso, hay que hacer algo Saske.
Caminé a donde estaba la puerta del cuartito y traté de abrirla.
–Espera Saske, no tenemos idea de donde estamos, podríamos estar en una base enemiga.
–Da igual Karin, de todas formas la puerta no abre.
Le responde a mi amiga y suspire. Los poderes de Lizardon podrían destruir esa puerta, pero eso me recordó que mi equipo pokémon estaba a medio desfallecer. Tomé el cinturón con mis pokebolas y le dije a mis amigos.
–Oigan chicos, lo hicieron bien hoy, pero temo que aún no ha acabado. Pero da igual, pronto estarán bien. -Mi amiga me miraba atentamente y se sentía feliz por mi gesto, pero yo la miré para preguntarle- Tus pokémon pueden pelear todavía, ¿cierto?
Ella asintió.
–Sip, Ivysaur se revitalizó durante la batalla así que esta bastante bien; Butterfree es el que esta cansado más no herido, y Vulpix esta muy fresco.
–Bien, derrite la puerta con Vulpix.
Ella dejó salir a su zorrito pero dijo:
–Primero tenemos que saber que es lo que vamos a hacer.
–Fácil -le respondí- Averiguar si es una base aliada o enemiga, encontrar a Jaden y a los demás, pedir ayuda y salir de aquí, no importa el orden en que se haga.
–Ok, vamos Saske.
No quise admitir que mi plan era medio estúpido, y ella no quiso admitir que era el mejor plan que teníamos.
–Vulpix, Ascuas.
El zorrito lanzó unas llamas contra el picaporte de la puerta haciendo que sea posible abrirla. La empuje y finalmente salimos afuera. Eran pasillos con paredes blancas, más propias que de un laboratorio que de una base militar. Caminamos despacio buscando cámaras o a un soldado, pero nos detuvimos en una esquina cuando escuchamos unos pasos y dos voces que cuchicheaban entre ellas.
–...vamos amigo, no puedes tratar así a esos pokémon, sienten.
–No me importa, aquí abajo hacen cosas peores. Y si supieras todo lo que puedo conseguir con ello.
–Lo hacemos por una buena causa. Esta bien que tu entraste aquí por dinero, pero aún así lo que hacemos no es por dinero.
–Ja. Los que fueron soldados nunca dejaran de ser unos santurrones.
Los escuche que ya se acercaban, de forma que empuñe mi mano y tire un golpe justo cuando llegaron con nosotros. Por su quejido me di cuenta que derribe al que fue soldado, y noté que cargaba una pequeña bolsa. El otro que lo acampañaba trató de salir corriendo, pero...
–Vulpix, derribalo.
Ordenó Karin, y el zorrito corrió contra él y mordiéndolo del tobillo lo tiró al suelo y la trajo a rastras de regreso. Entonces me di cuenta de que los dos tenían uniformes negros, los uniformes del Team R. Le quite la bolsa al que fue soldado y vi que tenía diversas pociones y cura total. "Bien, me servirán"; lo tome de la camisa y le pregunté:
–¿Dónde estamos?
Él me miró confundido pero respondió.
–No te lo diré.
No tenia sentido insistir. Lo solté, tomé al otro y le hice el mismo cuestionamiento.
–¿Dónde estamos?
Tembloroso contestó.
–En la base del Team R.
–Si pero dónde. -Le espete.
–Isla Canela... isla Canela.
Lo solté. Miré a Karin con esas dos palabras en mi mente, que ello repitió.
–Isla Canela.
Asenti tragando saliva.
–El territorio controlado totalmente por el Team R.
Miré a los dos sujetos, a Karin y a mi alrededor. Mi corazón se aceleró, debía haber alguna manera de salir de aquí. El Team R me había ayudado antes como contra Máscara de hielo, pero eso no quitaba que eran unos desertores de Kanto y que fuera probable que por su culpa iniciará la guerra contra Teselia. Tenía que irme, no obstante, también debía confrontarlos y saber la verdad. Saber si ellos tenían la culpa de que esta guerra iniciara, tal y como me lo contó Walter en Ciudad Celeste. Apreté mis puños y le pregunté al que fue soldado.
–¿Es cierto que el Team R tuvo fue el que atacó Ciudad Hauoli iniciando esta guerra?
Karin me miró llena de confusión, al igual que el tipo al que estaba mordiendo Vulpix. Pero el que fue soldado si sabía de que hablaba.
–No te diré nada.
Y vi como empezaba a aguantar la respiración.
–Oye, no hagas eso.
Le dije y lo tomé de los hombros, pero era demasiado tarde, había perdido la conciencia
–¿Esta vivo?
Me preguntó Karin.
–Si, solo se desmayó.
Le respondí, y desenfundando mi espada le pregunté al otro.
–¿En qué nivel de la base estamos?
–Subnivel 5, suministros. -Respondió.
–¿Por qué esta tan vacío?
–No muchos andan por aquí, en general nos la pasamos arriba recibiendo ordenes y entrenamiento. Él y yo bajamos por las pociones con un permiso especial. -Me enseñó una tarjeta- Aquí es donde se alojan los jefes.
Asenti.
–Hay elevador aquí, ¿cierto?
–Al fondo del pasillo.
El silencio dio lugar tras eso. Podía ir a buscarlos, estaban tan cerca.
–Ivysaur, Látigo cepa.
Ordenó mi amiga. No me di cuenta de cuando sacó a sus pokémon. Amarró a los dos sujetos y me preguntó:
–¿Qué hacemos con ellos?
–No podemos dejarlos sueltos, habrá que meterlos en algún cuarto.
Miré alrededor buscando uno, pero entonces el tipo del Team R me avisó:
–Tengo una sugerencia.
Nos guió a la donde guardaban los alimentos. Los lanzamos en medio y tomamos unas piezas de pan junto con algunas botellas de agua.
–Danos las gorras -le dije al tipo que seguía despierto. Se quitó la suya y la de su compañero para entregarlas, pero Karin me veía extrañada, así que la dije: -Servirá para camuflajearnos.
Asintió, y mientras lo hacía le puse la gorra. Se veía bastante linda, he de admitirlo. Me puse la mía y le di una última mirada a los del Team R.
–Si no los encuentran, al menos tendrán que comer.
Solté no se para quien y les cerré la puerta, para luego caminar directo al elevador. Tome la tarjeta que nos serviría como llave, pero no la deslice. No sabía que es lo que iba a hacer.
–¿Qué pasa Saske? Vámonos de aquí.
Me preguntó y sujetó sus manos tras su espalda. Yo espabile un poco y le asenti:
–Tienes razón, vamos.
Deslice la tarjeta por la ranura y la abrí. Entramos al elevador cargados con las bolsas de las pociones y de la comida y con los pokémon tras nosotros, entonces la puerta se cerró tras nosotros. Vi un tablero iluminado con la letra "B" hasta arriba y bajo ella los números del -1 al -10. De nuevo tuve esa duda de si salir de ahí o ir a confrontarlos para saber la verdad. Esa inquietud bailaba en mi pecho. La respuesta del porqué todo esto sucedía estaba tan cerca, pero aún así todo era incierto. Todo en esta estúpida situación es incierto. Entonces, el tablero se apagó.
–¿Qué?
Pregunté y presione el número -10, pero nada sucedió. Luego trate de abrir la puerta, pero igual nada. Mire a Karin ya que no tenía idea de que sucedía, para variar, y entonces escuchamos el eco de un gritó:
–¡Idiota... ota... ta!
La voz por alguna razón me era conocida.
–¿Qué ha sido eso?
Preguntó mi amiga. Me recargue en una pared y me deje caer hasta al piso.
–No tengo idea.
Saqué una botella de agua y le di un trago.
–¿Quieres?
Le ofrecí, y ella la recibió, se sentó y la bebió.
–No me refería a eso.
Me dijo ella, pero no quería contestarle. Saqué a Lizardon, y él cansado se acurrucó en mi regazo para que yo le acariciara la cabeza. Tomé una de las pociones y comencé a curarlo.
–¿Por qué presionaste el número 10? Pensé que querías que saliéramos de aquí.
Suspire y la miré a los ojos, los cuales estaban fijos en mí.
–Yo quiero, saber la verdad.
–¿Qué verdad? ¿De qué hablas?
Recordé por un momento aquella tarde en Ciudad Celeste y le conté:
–Después de que tú y Jaden fueran capturados por Richard, yo estaba solo, y fui ayudado por Gray.
–¿Gray? -Preguntó ella sorprendida.
–Si, en verdad es difícil saber en que piensa ese tipo. El punto, no fue el directamente, si no que el fue quien me presentó a Cinthia. Cuando ella y yo atacamos Ciudad Celeste vencimos a dos sujetos: Walter y Pánfilo. Interrogamos a Walter, y el me dijo que la unidad R del ejercito de Kanto, es decir el Team R, fue la que atacó Ciudad Hauoli en Alola, iniciando toda esta guerra.
Ella estaba claramente sorprendida. Mientras tanto ya me encontraba curando a Croconaw.
–Entonces quieres confrontar al Team R y sacarles la verdad.
Me preguntó.
–Y de ser cierto acabar con ellos.
Le respondí.
–¿Por qué es tan importante eso, Saske?
Me cuestionó tomandome por sorpresa.
–Por que... -dude un momento- por qué quiero saber por qué es esta pelea. Estoy orgulloso de ser un soldado de Kanto, pero yo queria ser un maestro pokémon... pero no puedo porque los enemigos no dejan de llegar, y temo perder algo importante. Quiero saber por qué Kanto se vio asolada por tanto sufrimiento. –Sentí como me invadia la impotencia, la frustración, el coraje.- Quiero saber porque tuvimos que luchar, porque mi pelea no termina... ¡lo que quiero es acabar con esto!
Grité y vi como mi mano temblaba sobre mi rodilla, la empuñe de tanto coraje que sentía; cerre los ojos ya que no pude seguir manteniéndole la mirada a Karin, sin embargo vi los rostros de Kiba, Pavel, el de J a pesar de que fuera del Team R, los de Mello y Kudai, y por último el de Sophie. Pero entonces, sentí que mi amiga puso su mano sobre la mía. Abrí mis ojos y vi que con su otra mano tomó mi rostro para levantarlo y ponerlo de frente al suyo, donde vi que su cabello estaba sujetado con la pañoleta que le dio Sophie, ella también cargaba con su muerto. Entonces, me miro para decirme.
–Sabes, cuando todo empezó yo estaba en casa con mamá, papá y mi hermana. Entonces los soldados de Teselia cayeron del cielo y atacaron. Me quedé refugiada en casa abrazada de mi hermana oyendo la batalla afuera, hasta que llegó el profesor Oak y nos ayudo a evacuar a Ciudad Verde. Ahí me enteré que tú y Jaden se habían enlistado. No tuve que preguntar para saber que se unieron en el calor de la batalla. Decidí seguirlos, porque... quería estar con ustedes. -Su voz era suave y tranquilizadora- Se que no soy muy fuerte como ustedes pero aún así no los abandonaré, no importa lo que me lancé el mundo porque se que tú y Jaden estarán ahí a mi lado y yo al de ustedes. Seré siempre leal a sus sueños. -Sollozó un poco y siguió- A donde quiero llegar, es que a mí no me importa la verdad, pero a ti si, y ese es tú problema: amas demasiado a todos esos que intentas proteger, por ello te duele tanto saber porque tú lucha no termina. Y después de todo te mereces saberlo, Saske.
Dio un último sollozo y término. Yo sentí entonces... una gran calma.
–Gracias Karin.
Terminé de curar a los pokémon y le dije:
–Karin, eres mi mejor amiga. Sabré la verdad tras todo esto y luego lo terminaré. Lo juro.
Ella me miró fijamente y me mostró una sonrisa.
–No es necesario que jures nada, yo sé que siempre das lo mejor de ti.
Y el silencio se apoderó de ese elevador, ya que los minutos pasaban y no se encendía. Me puse a pensar en formas de bajar elevador y luego subirlo de nuevo, pero no se me ocurría nada.
–Me pregunto como le estará llendo a Jaden.
Soltó mi amiga sacandome de mis planes. Agite mi mano despreocupado.
–¿Jaden? No tengo idea de donde esta pero seguro esta bien. Debe estar como loco buscandonos.
Le respondí acomodandole la gorra del Team R. Entonces, el ascensor se encendió. Me sobresalte, mire a Karin y ella asintió. Tomé las bolsas con la pociones y entramos. Presione el número 10 y comenzamos a bajar. Tomé la pokebola de Lizardon en mi mano y la acarice. Pero entonces, nos detuvimos en el piso -9. Mi amiga y yo nos miramos extrañados, pero aún así avanzamos a lo desconocido.
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanficHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...