Un 10%

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-¿Viniste por más?
Reté a Denisse, mientras Croconaw pasaba al frente.
-Esta vez no será como la pasada. Garra toxica.
Su lagartija se acercó de manera reptante a nosotros. Mi cocodrilo trató de mantenerla a raya con un Hidrobomba, pero lo esquivó con suma facilidad. Esto tendría que ser una pelea cuerpo a cuerpo. Mi pokémon uso Colmillo hielo y con sus dientes atrapó las garras envenenadas, evitando intoxicarse. Lo sacudió un poco y lo alejó, pero Salazzle contraatacó a mayor velocidad asestándole un golpe en el rostro, no obstante Croconaw usó su Cola dragón para alejarlo.
-Onda toxica.
Demandó Denisse. Mi pokémon se cubrió con sus garras pero, aun así recibió el impacto. La lagartija se lanzó al ataque de nuevo. Con sus zarpasos mantenía a mi cocodrilo a raya. Tenía que buscar otra manera.
-Croconaw, retrocede. - Mi cocodrilo pegó un salto hacia atrás. - Ahora, Hidrobomba al suelo.
Y salió disparado al aire ante la atenta mirada de todos. La forma en que todos levantaron la cabeza me hizo reír.
-Sin detenerte, impúlsate con Cola dragón.
Croconaw uso su cola como un remo y comenzó a girar sobre sí mismo como si de un trompo se tratase. Un trompo con una estela de agua dando vueltas a su alrededor. Se veía impresionante. Con un movimiento de mi mano le ordené atacar, y descendió cual meteorito. Salazzle intentó huir y ocultarse. Para su desgracia, el ataque de mi pokémon abarcaba un área bastante grande y era arrollador, así que terminó por barrerle. En cuanto Croconaw aterrizó celebró corriendo hacia mí, pero caminaba chueco.
-Mira Lizzi, que ternura, está mareado.
Croconaw se detuvo a vomitar. La chica de los anteojos desvió la mirada.
-No puedo ver eso.
Denisse también contempló ese espectáculo, y exclamó:
-No manches qué asco. - Nos señaló. - Ustedes dos, me cagan.
-Me vale. -Le respondí. - Ríndete de una vez.
Denisse sacó de detrás de sí más pokébolas mientras vociferaba.
-No lo haré. Éste es mi barrio. Y aquí, en mi barrio, y con mi gente, se me respeta.
Soltó sus Sandilet mientras el resto de los pandilleros dejaba salir a varios pokémon. Ésta ciudad me detestaba.
-Karin, necesito tu ayuda.
La castaña andaba guiando a Lurantis en el arte de dar guadañazos, pero me volteó a ver en cuanto le hablé.
-¿Qué quieres?
-Agua.
Sin perder el tiempo dejó salir a Lapras, quien uso Surf para barrer con los oponentes. Eso no fue suficiente, pero ya sabíamos que seguía.
-Lizzi, hagámoslo.
Ella le ordenó usar Rayo a su Jolteon, mientras que yo regresé a Croconaw y mandé Pikachu a hacer Rayo también. Los Sandilet y demás pokémon fueron electrocutados y paralizados. Sonreí y me burlé.
-Ja, que patético, cayeron dos veces en el mismo truco.
-Algunos jamás aprenderán de sus errores. Están condenados.
Complementó la ojiazul.
-Buenos chistes. - Aseguró Nate, llegando de no sé dónde. - Me pregunto si sus tiernos corazones soportaran su nueva crueldad.
Lo miré severamente. La castaña también quiso opinar.
-Si te pasaste un poco, Sask...
Se mordió la lengua Karin para no decir mi nombre. Como sea, nos dedicamos a mantener a raya a todos mientras Olivia se enfrentaba a Juji. Lycanroc estaba enfrentándose ya no con un Sandshrew, sino con un Sandslash con púas de hielo. Usaban a ataques a distancia disparándose rocas y hielo en forma de púas, las cuales al chocar se hacían pedazos que salían volando contra los entrenadores, los cuales tenían ya varias heridas. La ventaja de tipo la tenía el perro, pero el topo parecía más poderoso. Lycanrock usó Roca afilada, pero Sandslash saltó, junto sus garras en un pico y cual lanza se arrojó sobre el perro de roca, quien recibió el impacto.
-¿Qué te parece eso, Olivia? - Se mofó Juji. - Creías que era débil, me considerabas patético. Pero déjame decirte que tú eres aún más patética que yo.
En ese momento, Lycanroc le dio un mordisco al topo, con una fuerza tal que por más que se retorcía de dolor, no se lograba soltar. Miramos a Olivia, quien tenía una fiera fuerza en su mirada.
-Quiero que veas, Juji. Ese es el coraje que tengo guardado contra ti. Mi pokémon comparte ese dolor, por eso morderá con toda su fuerza.
Lycanroc tenía furia en ese mordisco, tanto que comenzó a sacudir a Sandslash de un lado a otro mientras éste materializaba hielo de manera inútil. Al final, el perro lo arrojó al aire, y en su caída lo recibió con una Roca afilada. Ese fue el final del topo de hielo. Un poco agitada, Olivia celebró limpiándose un poco de sangre que pasaba cerca de su labio.
-¿Qué te pareció eso Juji?
El tipo de cabellos morados le dio una amplia chupada a su cigarro, hasta que lo terminó. Con un movimiento tiró sus cenizas, y a medida que éstas caían, la arena bajo nuestros pies se movió a gran velocidad, hasta que rodeó a Olivia y Lycanroc. Ambos trataron de escapar, pero todas sus vías para ello estaban bloqueadas. Juji se rió un poco y soltó una sentencia.
-Si acorralas a una perra, te va a morder. Por eso, en ese caso lo mejor es... ¡aplastarla!
Mientras hacía pedazos el cigarro con su mano, la arena aplastó a la morena y su pokémon. No los despedazó, pero el dolor que sintieron les arranco un grito de dolor. Fueron segundos interminables de ello. Tanto que Karin casi salta a ayudarla, pero la detuve de la muñeca.
-Si ella no termina con esto, no importa que hagamos nosotros.
Quería ayudarla. Pero si Kanto no ganaba ésta guerra por sí mismo, ¿eso le aseguraría la paz?
Cuando la tortura terminó, la arena tomó forma. De un castillo de arena.
-Es un Palossand.
Murmuró Karin. Esa arena malvada fue todo el tiempo un pokémon. La tensión flotaba en el ambiente. Juji decidió terminar con el silencio diciendo:
-No te culpo por querer enfrentarme, Olivia. Aquí es como se resuelven las cosas. Selección natural como le llaman los iluminados. Pero no tenías chances de ganarme. Ni 1%...
-10%. - Exclamó Olivia con la mirada caída. Siguió hablando con una voz pausada. - Las personas del restaurante donde trabajo son muy buenas. Buenas cocineras y amables con la gente. Por eso me preguntaba porque tenían de regla tomar el 10% de nuestras propinas. Eso lo supe cuando puse mi propia tienda de rocas. Me agradaban porque eran firmes, nada podía perturbarlas. Me hubiera gustado ser así de firme cuando tus chicos aparecieron para cobrarme el 10% de lo que ganara por derecho de piso. Y ya estoy harta de vivir atrapada. Lycanroc, Tajo umbrío.
El perro se retorció de todas las maneras posibles con sus patas cubiertas de energía oscura. Al Palossand eso le hacía mucho daño, debía de ser de un tipo vulnerable al siniestro. Finalmente, el castillo de arena se disolvió, liberando las manos de Olivia, quien puso bien en alto su rostro.
-¡Tu organización no es más que un simple castillo de arena! Y lo derrumbaré con algo verdaderamente duradero. - El cristal en su pulsera comenzó a brillar, mientras hacía un extraño baile. Solo lo había visto una vez, pero no había duda, se trataba de un Movimiento Z. Con un enérgico grito, sentenció a la vez que Lycanroc saltó al aire y reunió un montón de rocas sobre él, formando un meteorito. - ¡Aplastamiento... Gigalitico!
El Palossand formó una pared, pero el poder del ataque de Lycanroc sencillamente era demasiado grande para ser frenado. Aplasto al castillo de arena, y al estrellarse contra el suelo, se desperdigó en cientos de piedras que golpearon a los pandilleros y sus pokémon, obligándolos a huir.
No sé cuánto tiempo pasó, pero el lugar quedó en un silencio hasta extraño tomando en cuenta lo que había pasado. Solo quedamos los vengadores, Olivia y Juji.
El pelos morados tenía su delineador corrido y se había quitado sus piercings porque al parecer le lastimaban.
-Eres basura Juji. - Le dijo Olivia avanzando hacia él notablemente cansada. - Si quieres mantener tu honor no vuelvas a mostrarme tu cara.
Juji se levantó.
-Ganaste justamente Olivia. Solo ten cuidado. Así como subiste tú, subí yo, y alguien más podría subir.
-Esto de las pandillas se acabó Juji. - Le respondió la morena.
-Como sea, si quieres evitar que las ratas se salgan de la cloaca, deberás dejar de ser una simple mesera. - El pelos morados caminó alejándose. - Una capitana, tal vez.
Cuando ya estaba lejos, se volteó y nos dijo.
-Lo olvidaba. Sas, me quedé con ganas de pelear contigo. Por la forma en que barriste con Denisse, pareces muy fuerte. Más que yo u Olivia. Seguiré tu consejo, buscaré nuevas batallas. Me haré fuerte. Quizás sea momento de hacer algo por Alola. Como sea, no sé de donde saliste, pero te veré de nuevo.
Lo miré alejarse ligeramente extrañado.
-Es extraño como un tipo que parecía tan agresivo ahora se comporté tan simpático.
-Para poder mantener su estatus se comportaba así. En el fondo no era tan malo.
Explicó Karin, para luego avanzar un poco y gritarle:
-Deja el cigarro, ¡daña los pulmones!
Rápidamente me acerqué a ella y le dije en voz baja.
-Que hipócrita.
-Porque lo hago lo sé.
Me respondió. Olivia llamó mi atención así que fui con ella.
-Esto te pertenece. - Me entregó una Pulsera Z y el cristal de roca. - Ya viste como se usa, ¿no es así?
-Creo que sí.
Respondí. Olivia sonrió mientras decía.
-Les agradezco lo que hicieron por mí. Deberíamos ir a algún lado a celebrar.
-Tal vez luego. - Tuve que rechazarla. - Tenemos que ir a otro lado.
Di la orden de retirarse al resto de los vengadores. Todos estaban bastante bien, a nadie le afectó demasiado la pelea.
Cuando yo me iba también, Olivia me detuvo del brazo y me susurró:
-Suerte con tu chica. Asegúrate de entregarle ese collar.
-Así lo haré.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora