Al ataque una vez más

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Una vez más aquí. De no ser por los constantes ataques de los Zubats hubieramos llegado antes del anochecer, pero servía que podíamos ver la ciudad brillar con luz propia en medio de la noche. Más por el lago, se veía hermoso. No obstante eso no importaba.
–Es muy bonita, ¿no lo crees?
Mencionó Karin a mí lado. Ella iba vestida con su pañoleta amarilla amarrada a su cabello y su chamarra azul que le dio Jaden, mientras que yo venía con mi espada  y mi chaqueta roja. Nos encontrábamos en las faldas del Mt. Moon, a las afueras de Ciudad Celeste. Pero no solamente nosostros estábamos ahí, sino que también el ejercito de Kanto venía con nosotros. Mi padre, Alfred y Erika nos acompañaban, y aún había más. También llegaron refuerzos de Johto, que aunque no eran muy fuertes sí tenían mucho espíritu; a decir verdad fue muy difícil para ellos soltar gente, ya que su región quedó en malas condiciones, peor que Kanto, debido, en mi opinión, a que mientras mí región definió territorios desde nos enfrentamos, la suya fue una tierra de nadie, con las excepciones de Ciudad Iris y Ciudad Orquídea. Por ello agradecía que estuvieran aquí; se encontraban capitaneados por Anibal, y otro tipo que me recordaba a Glass, la chica de la unidad GS por su estilo medio vaquero de vestirse. Sin embargo, aún no decía lo mejor de nuestro arsenal. Habían venido en persona tres miembros del Alto Mando: Lorelei, Bruno y Lance. Agatha no había venido para dirigir todo desde la Meseta Añil y yo no podía estar más de acuerdo con que se quedara lejos de esto.
En lo que se refería a la pregunta de Karin, me giré a responderle:
–Vaya que lo es. La vez anterior no la pude apreciar del todo, pero ahora...
Era una linda ciudad. Esperaba no destrozarla mucho.
–Vamos.
Le pedí poniéndome de pie. Quería estirar las piernas. Mentira, quería preguntarle algo a Lorelei. Por el camino vi a los soldados. Varios estaban dormitando un poco, otros jugaban con sus pokémon. Era una imagen bastante apacible considerando que estábamos a punto de entrar en batalla. Escuché que una pokebola se abría tras de mí y al volver la cabeza me encontré con que Karin había sacado a su Vulpix y se agachaba a abrazarlo.
–No puedes culparme, es tan lindo.
–La razón por la que no te dejo estar cerca de Pikachu o de Rockruff.
Le aseguré y al volver la vista al frente, note que Alfred se encontraba en una esquina con una botella en la mano. Probablemente estaba bebiendo.
–No lo juzgo, era su hijo después de todo.
Mi amiga se dio cuenta también, por eso habló.
–Espero que encuentre nueva motivación para seguir. -murmure, y viendo que la castaña se ponía triste decidí cambiar el tema.- Hablando de gente que bebe, ¿cómo viste a Scotty?
Esa pregunta la descolocó un poco sacudiéndole la mala vibra que traía, pero aún así contestó:
–Mal.
–Tiene sentido.
Concluí. La habíamos visto de camino para acá, cuando pasamos por Ciudad Verde. Sabía que se negaría, pero aún así le ofrecí acompañarnos. De hecho me dio un empujón y espetó:
–I am not glaykit para arriesgar my vida de eza manerra. Invecil.
No me importo mucho sus palabras, sabía que era así. De forma que me justifique para que se le bajará la ofensa:
–Perdón, pensé que quizás querrías.
–¡¿Kerrer?! ¡Lo uniko que kierrro es volver a casa.
Y de nueva cuenta trató de empujarme. No obstante, Karin intervino.
–Basta Scotty - le pidió- ¿Qué es lo que tienes?
–¿Ke tengo? -Bufo.- Ez una tontería pelear por los demás. ¡Deberrias ser conziente de eso!
Fulminó tomando una manga del chamarra de Karin, que era antiguamente de Jaden. Eso sí me ofendió, no podía decirle eso a mi amiga, ella sabía cuanto había sufrido. Pero Karin, en lugar de enojarse o ponerse triste, le aseguró:
–Algún día lo entenderás.
Y la escocesa retiró la mano. Entonces la dejamos ahí.
Deje de divagar en esos recuerdos cuando escuché que alguien me  llamaba la atención. La busqué con la mirada y era alguien del ejercito de Johto. Apenas le iba a decir a la castaña que tenía que ver para que me llamaban cuando ella ya había dicho:
–Te veo al rato Saske.
Y se fue por ahí. Me acerqué a quien me llamaba y era nada menos que Anibal. Al estar frente al luchador de improviso me tiró un puñetazo. Yo lo esquivé y con velocidad coloqué una pokebola frente a su cara.
–¿Qué rayos le pasa?
Él indicó con un gesto que la bajara mientras reía.
–Veo que te has vuelto muy fuerte, Saske.
Guarde la pokebola mientras le preguntaba con incredulidad:
–¿Me recuerda?
–Claro que te recuerdo. -Respondió.- No iba a olvidar al muchacho que escapó de la Guerrilla de Johto y acabó enfrentándose a Máscara de hielo.
–Agradezco que me tenga en esa estima. ¿Pero cómo van las cosas en Johto?
–En reconstrucción -aseguró- sin embargo, he visto que hay mucho talento en nuestros jóvenes: Pegaso -sonreí ante ese nombre. Me daba gusto que le estuviera yendo bien a ese niño.-, un atrapabichos, una chica con nervios de acero que anda por aquí cerca y la nieta de ese sujeto. -Señaló con un movimiento de cabeza al otro dirigente medio vaquero de Johto que se encontraba un poco lejos.- Se cree un señor feudal, pero lo único que hace es criar vacas. Aunque, -bajó la voz- dicen por ahí que tiene pactos con Giratina. -Subió la voz de nuevo para concluir. -Espero que te des una vuelta por allá cuando esto acabé. Nos vemos.
Me despedí y seguí en busca de Lorelei. La halle en la retaguardia leyendo no sé que cosa.
–Lorelei.
Pronuncié para llamar su atención. Ella en un solo movimiento cerró el libro que tenía y sin mirarme me cuestionó:
–¿Qué deseas Saske?
Aunque sus palabras eran amables su tono era gélido. Aún con eso no me acobarde y le pregunte.
–Sí se supone que no debo hablar de la Orden de la flor, ¿cómo vamos a combatirla? Y para empezar, ¿por qué debo guardar el secreto?
Me volteo a ver, pero no pude descifrar su mirada. Suspirando respondió.
–Teselia, Kalos y Hoenn mantienen en secreto la Orden ya que su objetivo es proteger a la familia real. Y para nuestra desgracia la familia real junto con la Orden se involucró en esta guerra. Sí atacamos directamente a la Orden, Kalos y Hoenn podrían tomarlo como una ofensa en su contra. Por ello es que sí nosotros no sabemos a quien atacamos no pueden juzgarnos.
Ya entendía. No habría desafío a esas regiones sí para empezar no sabíamos que estaban ahí.
–Por último, no te preocupes por la Orden, ya armaron demasiada revuelo y por lo que sé tanto la princesa como varios de sus caballeros se retiraron de Kanto.
Eso me daba gusto por una parte, pero por otra me desgradaba. No podía darle su merecido a ese maldito de Richard.
–¿Es todo lo que querías?
Negué. Una cosa más.
–¿Sabe como esta la situación en Ciudad Fucsia?
Quería saber que sucedía en ese lugar, debido a que otra parte de nuestro ejercito había ido para allá. El plan era que Sabrina y Koga retomaron esa ciudad que se presumía caída a favor de Teselia, mientras que nosotros trataríamos de tomar Ciudad Celeste economizando esfuerzos, para luego partirnos en tres grupos: el de Lorelei, Alfred y Erika pelearía en Azafrán, mientras que el de Bruno y Aníbal iría por Azulona y por último el de Lance y mi padre tomaría Lavanda. De momento no sabía como le estaba yendo a Sabrina y Koga, como tampoco a Lizzi que había ido con ellos. Esperaba buenas noticias, pero la pelirroja movió la cabeza en negación.
–No sabemos nada de ellos. Hemos tratado de comunicarnos pero parece que una tormenta interfiere con la señal.
Eso me preocupó.
–Gracias. Me retiró.
Y sin decir más me fui. Me reencontre con Karin y los dos acordamos que lo mejor sería tratar de dormir un poco. Junto a una pared nos recostamos y tomamos una siesta.
Estoy seguro que no habían pasado ni dos horas cuando nos llamaban a levantarnos. Abrí los ojos y traté de estirarme, pero me vi impedido a hacerlo porque Karin estaba recostada sobre mi hombro.
–Despierta.
Le pedí mientras bostezaba. Ella sacudió su cabeza y se puso de pie. Yo la seguí y nos reunimos con todos los demás soldados en formación. Ahí Lorelei ya había creado un pizarrón de hielo donde estaba dando algunas indicaciones.
–El plan es vencer rápido y eficazmente. Todos iremos al ataque tratando de dosificar esfuerzos al máximo. Ciudad Celeste debe ser nuestra antes del amanecer.
–¡Por Kanto! -Vitoreó Bruno
–¡Por Kanto!
Repetimos todos y no pusimos listos para avanzar. Los soldados sí que estaban inquietos. Querían solo salir corriendo. Lance se percató de esto y les recalcó:
–Todos en formación. No debemos perder el orden.
Nadie le hizo caso. Me percate de como mi amigo domadragones apretaba los puños de frustración. Entonces llegó Lorelei.
–¿Qué sucede con ustedes? En formación.
Con esas simples palabras todos se cuadraron. Tuve ganas de decirle a Lance que pronto todos lo respetarían, pero ahora no era el momento. Comenzamos a marchar en dirección a Ciudad Celeste. Me sentía ansioso, ya quería acabar con todos. Ahí fue cuando alguien avisó:
–Vigías al frente.
–Yo me encargó.
Designe y antes de que alguien pudiera decir o hacer algo solté a Pikachu y Rockruff para que corrieran a mí lado. Ya estaba por llegar a la posición donde habían señalado cuando vi volar un pokémon pájaro.
–Pikachu Rayo.
Mi rata disparó su electricidad golpeando al ave, que se giró hacia nosotros y ahí note que era un Braviary. El pokémon nos lanzó un Tajo aéreo y trató de huir, pero no lo permitiría.
–Rockruff, Lanza rocas, Pikachu Rayo.
Rocas y relámpagos salieron volando contra el ave barriendo su ataque y diendole de lleno, con tal fuerza que lo hicieron caer. Apenas iba a reír cuando un pokémon salido de las sombras le tiró una patada a Pikachu que por poco logró esquivar.
–Roca afilada.
Le ordene a Rockruff para repeler al agresor, pero este la destruyo de un puñetazo revelando que era un Sawk. Ahí me mente tuvo una revelación.
–Esperen... Sawk, Braviary... ¿Pánfilo y Walter, son ustedes?
Detrás de una roca salieron dos sujetos, que en efecto eran Walter y Pánfilo, los dos soldados de Teselia que había vencido cuando llegué aquí junto a Cinthia.
–Eres tú, hora de vengarnos.
Me amenazó Pánfilo, mientras que Walter preguntó:
–¿Dónde esta la belleza rubia? Aunque lamentó que no este aquí, he de agradecer ya que sin ella no hay Gray que nos amenace.
Sonreí ante eso y les espete.
–Ustedes me subestiman y ese es su error.
Tras de mí llegó al fin el ejercito, y sin voltearlos a ver les pedí:
–Dejenme solo, yo me encargaré de ellos.
Escuché que alguien les decía "Avancen" y seguido sus pasos alejándose. Mis oponentes trataron de hacer algo, pero mis pokémon en guardia los inhibieron de hacerlo. Cuando ya estaban a cierta distancia, suspire y dije:
–Karin, ¿sigues aquí?
–Sí Saske, no podía dejarte sólo.
–Hazlo, necesito esto. Debo ganar esta batalla.
Únicamente oí sus pasos alejándose y me coloque en guardia para seguir con mi batalla. La vez pasada Cinthia me ayudó, ahora debía de ganarles por mi mismo para saber sí me fuerza había aumentado. Debía ser más poderoso esta vez. Pánfilo rió y se mofó:
–Ahora acabaremos contigo sin problemas.
–Nunca detengas a tu oponente mientras comete un error.
Comentó Walter dándoselas de sabio, a lo que yo les respondí.
–Lo mismo podría aplicarse a ustedes, ya que siguen subestimandome. Rockruff Lanzarrocas, Pikachu, Rayo.
De nueva cuenta rocas y rayos salieron disparados contra nuestros oponentes, Sawk en específico, quien los recibió de lleno y cayó derribado. Mientras que Braviary se apresuró para crear un Tornado que nos rodeara.
–El mismo truco no funcionará dos veces
Le aseguré, pero el me refutó:
–¿Quién dijo que era el mismo truco?
De pronto, el Tornado se convirtió en múltiples Tajos aéreos que golpearon a mis pokémon desde diversos ángulos. Pikachu cayó, pero Rockruff se mantuvo en pie, y justo en ese momento Sawk se ponía en pie y en guardia.
–Roca afilada.
Ordene, no obstante cuando la roca apareció frente al karateka este lo golpeó liberando una corriente de aire. No supe que sucedió, ni tuve tiempo de ver porque a una velocidad increíble el pokémon azul llegó a nuestra posición.
–Puño drenaje.
Golpeó a mi perrito robándole a su fuerza, de nueva cuenta a una velocidad increíble. Sin embargo, no me iba a rendir.
–Cola de hierro.
Le ordene a Pikachu. No podía ser más veloz que Pikachu, pero me equivoqué. Sawk esquivó haciendo que el ratón fallara el colazo y le diera al suelo, y por sí fuera poco lo mandó a volar con una patada de karate. Entonces ahí lo noté. Tras de él se encontraba el Braviary lanzandole viento, y el Sawk usando sus dotes marciales lo hacía fluir a través de él. Muy listos, pero estaba por caerse su teatrito.
–¡Rockruff, embiste a Sawk!
Mi perro acató y corrió contra el pokémon luchador. Mis contrincantes se burlaron al ver mi intento.
–Tonto.
–Sera tu fin, Sawk Puño drenaje.
El pokémon azul cargó su puño y cuando estaba lanzándolo al frente, yo grité:
–¡Ahora!
Rockruff pisó con fuerza y en ese momento un Roca afilada salió del suelo y golpeó a mi perro haciendo que esquivará el Puño drenaje. Sonreí al ver que mi plan salió bien. El Sawk erró por mucho, no obstante el viento sí se disparó. Pikachu, preparado para eso, "montó" de alguna manera la corriente y comenzó a cargar electricidad.
–Bola voltio, Pikachu.
Mi ratoncito se puso a girar sobre sí mismo creando una esfera de electricidad que cubrió del todo a mi pokémon. Entonces salió disparada contra Braviary, que aleteo para esquivarla haciendo que se fuera de largo.
–Fallaste. -Comentó Walter con una sonrisa, que se borró en cuanto notó que yo estaba tranquilo, y algo más.- Espera, ¿dónde esta tu Pikachu?
El Braviary gritó y eso es porque la rata kuki le había caído encima.
–¿Cómo?
Balbuceó, a lo que yo aclaré:
–Mi Pikachu salió volando junto a la Bola voltio, y en cuanto la esquivaste mi pokémon te cayó encima, y ahora...
Señale al cielo para que vieran como la Bola voltio volvía gracias a que Pikachu sirvió de Pararrayos. El ave intento moverse, pero mi pokémon la sujeto evitando que manobriara así como provocando que el ataque le diera de lleno. Herida y paralizada comenzó a caer en picada, justo hacia donde estaba Sawk, quien estaba falto de equilibrio porque las corrientes de aire que le lanzaban habían desaparecido. El luchador intento moverse, pero yo ya había previsto eso.
–Roca afilada.
Mi perro sacó cinco estacas del suelo y lo rodeó evitando que se moviera. Entonces Pikachu saltó para que Braviare y Sawk se estrellarán. Ambos pokémon cayeron al piso gravemente lastimados.
–Rematenlos, Lanzarrocas y Rayo.
Por última ocasión piedras y relámpagos impactaron a esos dos pokémon derrotándolos. Walter y Pánfilo se quedaron simplemente en silencio.
–Que fuerte te has vuelto.
Al fin soltó Walter.
–Saben que no puedo dejarlos así nada más, ¿cierto?
Se miraron con confusión, cosa que aproveché para correr y desenfundar mi espada para golpearlos con la empuñadura nockeandolos. Ambos cayeron al piso, y yo los deje así nomas. No había tiempo de consideraciones.
Corrí hacia Ciudad Celeste y desde lejos pude ver la batalla recién iniciándose, y sinceramente nosotros íbamos ganando, habían dejado aquí puro soldado ramdom. Pero algo en el ambiente se notaba pesado, extraño. Entre todo alcance a ver a mi padre junto a Karin peleando. Me acerqué rápido a ellos y me uní a su batalla derribando a un Swobat.
–¿Qué sucede?
Le pregunté a mi padre. Mi amiga suspiró al verme ahí.
–He seguido una pista hasta aquí. Algo no me gusta nada.
–A mí tampoco.
Confirmé. Estábamos frente al edificio principal de la ciudad, a punto de derribar la puerta, cuando una voz nos habló desde el techo.
–Jo, que sorpresa. Han venido hasta mí los sujetos que derribaron mis aviones hace algún tiempo.
Volteamos a verlo. Se trataba de un hombre ya maduro, con unos lentes y gorra de piloto. Así que de él eran los aviones. Tenía ganas de hacerlo hablar para dar con el paradero de Surge, no obstante mi padre se adelantó y le pidió:
–Rindanse, esta batalla y la ciudad ya es nuestra.
El rió.
–Jo, jo, jo. Tienes razón, el panorama eso indica. Sin embargo, ahora sumare un elemento más a la ecuación.
Y sacó dos ultraballs de sus bolsillos para lanzarlas al aire mientras gritaba:
–Yo Antony los llamó a esta batalla, legendarios pokémon de las nubes: Tornadus y Landorus.
Entonces, dos pokémon de forma humanoide montados sobre una nube aparecieron, junto a un gran viento.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora