Entramos a las ruinas, con Venusaur por delante para cuidarnos de cualquier sorpresa. La estructura era muy grande, pero vacía, tenía incluso maleza por dentro. Parecía un sitio sagrado al que nadie se atrevía a entrar. Tras recorrer un tramo, llegamos a un gran salón, el cual tenía un trono de madera en el centro. Saqué a mis dos pokémon, Snorlax y Rockruff y grité:
–Escucha, Tapu tonto, te llevaste a mi amiga, y yo quemé la casa del último sujeto que hizo eso.
–¿Qué hiciste qué cosa Saske? Pensé que había sido un accidente.
Esa era la voz de Karin. Miré arriba y allí estaba ella, sentada sobre una especie de viga. Me miraba regañandome.
–Fue muy irresponsable de tu parte prender en llamas al castillo.
–Sí pero no fue adrede. -Suspire. - Fue la única forma que se me ocurrió.
–No quiero que vuelvas a quemar nada.
Me advirtió. Pateé el suelo, y caí en cuenta.
-Oye, ¿por qué no estás secuestrada?
Ella me respondió acomodándose en la viga.
-Así era. Pero me dejó aquí en la viga y se llevó la pinza metálica saliendo de aquí.
Suspiré.
-Lo mejor será irnos antes de que regre…
Estaba diciendo pero sentí una corriente de aire nos empujó por detrás. Había vuelto. Busqué al pokémon legendario. Nate sonrió y se burló.
–Legendario guardián, nos presentamos ante tu grandeza. Solo esperamos que su real majestad no sea tan cobarde como para no presentarse.
Tan pronto como terminó de decir eso, el legendario se asomó de entre las sombras en guardia. Me miró, y se envolvió en una capa de electricidad la cual disparó contra mí. Nate saltó a un lado, pero yo mantuve y grité.
-¡Snorlax!
Mi pokémon dio un paso al frente para tanquear ese ataque. En cuanto terminó, Rockruff saltó de detrás y le arrojó un Lanzarrocas. El Tapu se cubrió, pero le di.
-¡Bien!
Celebré, pero la castaña me advirtió:
-No te confíes, Saske.
-¿Qué cosa?
Apenas dije, Tapu Koko se apareció a mi lado y me atacó con unos pequeños rayos, pero no me dolieron. Antes de que pudiera procesar eso, ya estaba preparando un ataque mucho mayor.
-Gigandrenado.
Ordenó la castaña y Venusaur intentó absorber energía del Tapu, pero éste lo evitó a tiempo y marcando distancia.
-Le dio a tus pokebolas, no podrás usarlas en un rato. - Me explicó mi amiga. Probé y era cierto. – Hizo lo mismo con las mías.
Inutilizó a nuestros pokémon, y encima es podridamente veloz. Ni siquiera podía verlo llegar.
-Así que su grandeza es sumamente veloz. – Comentó Nate mientras caminaba hacia Tapu Koko. – Pero no permitiré que un pokémon cobarde y egocéntrico me separe de mis amigos. –Tomó una pokebola mientras sonreía. – Pero ante una leyenda, otra leyenda. Sal de ahí, magnifico y poderoso, Garaudos.
Entonces apareció su pokémon, el Gyaradous más débil de la historia. El pokémon dio un par de saltos desconcertando al Tapu, quien decidió pasar de largo del dragón marino y se fue directo contra Nate, no obstante el rubio ya tenía algo preparado. De una forma increíble, cuanto el legendario se paró a su lado y le arrojó los rayos para inutilizar sus pokebolas, Nate lo esquivó como si hubiera leído cada uno de sus movimientos, y luego sujetó otra pokebola de la que salió Kakuna y golpeó al Tapu directo en el rostro a pesar de que éste se movió.
-Buen golpe, Queen Bee.
Encima, para rematar Garaudos le asestó un Furia dragón.
Nate sonrió y se acomodó unos lentes que quien sabe de dónde había sacado, mientras murmuraba.
-Hey, Kapukokeko, para ser una leyenda no eres gran cosa. ¿O es que quizás mi grandeza supera la de su real majestad?
Ese comentario provocó la furia de Tapu Koko. El legendario dio un fuerte chirrido mientras desplegaba un campo eléctrico que cubría todo el lugar.
-¡Cúbranse!
Nos advirtió Karin. Sin pensarlo solté la pinza metálica y me coloqué detrás de Snorlax con Rockruff en brazos, mientras que Nate guardó a sus pokémon y se cubrió con Venusaur. Eso apenas si nos protegía ya que suelo y hasta el aire desprendían electricidad. El rubio se acercó cubriéndose con el sapo, y me preguntó:
-¿Algún plan, amigo Saske?
-Para hacer uno, dime cómo rayos es que lo esquivaste.
Sonrió y me respondió.
-Es gracias a mi gran instinto de batalla, es más, podrías llamarlo ultrainstinto. – Me quedé sorprendido, pero él se acomodó los lentes. – Miento, es gracias a esto. Me permite prever sus movimientos, después de todo fueron creados para atrapar a un pokémon mucho más escurridizo que él.
Lo tomé de la playera y le dije:
-¿De dónde rayos sacaste eso?
-Me llegan por correo, te lo juro. – Respondió mientras sonreía. – Miento de nuevo, me las dio un amigo.
-Y dices que puedes prever sus movimientos. – Asintió. Miré a mi amiga y le dije. – Intenta bajar.
-No puedo.
Me respondió. Demonios.
-Bájala con tú Fearrow.
Nate trató de sacar a su pokémon, pero el legendario nos tiró algunos rayos evitándolo.
-No podía ser, comprende lo que decimos. – Solté.
-Y actúa en consecuencia. –Completó Karin. – Necesitas un buen plan para salir de aquí.
Para empeorar las cosas, comenzó a avanzar hacia nosotros, no obstante algo sucedió. De pronto comenzó a retorcerse y se alejó de un salto. Busqué la causa de eso.
-Es, es la pinza.
-La ratoncita tenía razón. – Explicó Nate. – La pinza parece absorber su energía, y es por ello que manifiesta tanta aversión hacia ellas.
-Eso fue brillante. – Le felicité.
-Oye, no únicamente la ratoncita es lista, yo también tengo algo de científico.
Ahora yo sonreí y comencé a dar órdenes.
-Rockruff, sal y usa Rocas navaja. Tú Venusaur cúbrelo con la Tormenta floral.
Ambos pokémon saltaron al ataque. Bien, ya tenía un plan.
-Escuchen, yo iré al frente con mis pokémon y usaré la pinza esa para drenar su energía. Ustedes denme cobertura.
El espíritu guardián me miró cuando dije eso, y soltó un grito de guerra.
-Cometiste un error, amigo Saske. – Me advirtió el rubio. – Hubiera sido mejor mantener tu plan en secreto.
Comencé a caminar al lado de Snorlax mientras le respondía.
-No te preocupes por ello, Nate. No importa que sepa nuestro plan, ¡si no es capaz de detenerlo!
Y arranqué tomando las pinzas metálicas del suelo. Tuve que hacer mucha fuerza ya que cada paso me daba una descarga debido a lo electrificado del campo. Rockruff usó sus Rocas afiladas para bombardear al Tapu, no obstante de un rayo se liberó y avanzo hacia mí a toda velocidad, pero Snorlax se paró firme para estrellarse contra él frenándolo, y hecho esto lo tomó con sus enormes brazos para detenerlo. El legendario cargó una extraña energía rosada en su cuerpo y con ella atacó a mi enorme pokémon. El golpe no fue muy fuerte, pero por alguna razón las piernas de Snorlax y todo su cuerpo en general se tambalearon como jalea, más de lo habitual. Entonces mi pokémon cayó al suelo.
El espíritu guardián se paró frente a mí e iba tirarme un rayo, sin embargo un Zubat apareció tras de él tirándole un Súper sónico para confundirlo y luego rematarlo con un mordisco en el cuello. El Tapu confundido no supo que hacer.
-Hazlo, Venusaur.
Por órdenes de mi amiga, el sapo atrapó al eléctrico con sus lianas, bien amarrado.
-Y a continuación, Drenadoras.
Las pequeñas semillitas se adhirieron a Tapu Koko y comenzaron a quitarle a su energía. A mi amiga le dolería la garganta si seguía dando órdenes a gritos. De mientras el Zubat se paró en el brazo de Nate y el exclamó:
-He aquí al emperador de los vampiros, Alucard.
Como sea. Me acerqué, resistiendo los toques eléctricos, y le puse la pinza metálica en la frente. El efecto fue instantáneo. Como una aspiradora comenzó a robarle energía mientras que Tapu Koko se retorcía de dolor. Sus gritos eran tan desgarradores que no podía seguir con eso.
-¡Ya detente Saske!
Me exigió Karin. Retiré la pinza y retrocedí unos pasos. Lo miré mientras soltó un extraño silbido, similar a un jadeo. Mire la cosa esa y le dije al espíritu guardián.
-Por esto es que nos atacaste. Quienquiera que puso estas cosas aquí te estuvo robando tu energía. Creíste que nosotros éramos de esos y solo quisiste evitar más dolor. – Arrojé esa cosa y le dije. – Devuelve a mi amiga y déjanos ir, y todo terminará.
-Saske, no le tengas lastima al ser tan poderoso, él no necesita que lo defiendas. – Nos advirtió Nate sonriendo. Y luego dirigiéndose al pokémon. – Escucha, un ser tan magnifico como tú no debería estas aquí encerrado con miedo, debería salir a pelear.
-Basta Nate. – Le pedí pero él siguió.
-Nosotros venimos a invadir ésta región, destruiremos a su gente porque no puedes detenernos.
Un nuevo fuego ardió dentro del Tapu, ya que soltó una masiva descarga a su alrededor que nos dio a todos. Caí al suelo y escupí saliva al suelo producto del dolor. Nate hizo lo mismo. El espíritu guardián se envolvió en relámpagos, no obstante Venusaur seguía sin soltarlo, así que hizo le tiró toda su energía al sapo mandándolo a volar. Luego Tapu Koko se elevó ante nuestras cabezas y se cargó de electricidad. Era una gran masa luminosa, el simple contacto nos dejaría fritos.
-¡¿Por qué diablos le dijiste todas esas cosas?!
Le reclamé al rubio. Él me contestó riendo:
-Porque es una de las armas principales de Alola, debemos aprovechar la oportunidad para exterminarlo.
Sólo al terminar de decir eso, un Rayo se dirigió hacia él, y Alucard lo recibió cayendo derrotado. Le siguieron más rayos contra nosotros, los cuales apenas nuestros pokémon lograban frenar o contraatacar. Estaba en verdad molesto.
-¿Tanto nos odias Tapu Koko? - Le cuestioné. – ¿Amas a tu región? ¡Pues yo también!
Su ataque cesó por un segundo, pero luego se intensifico. Sin embargo entonces Tapu Koko se detuvo. Ambos miramos hacia arriba y ahí estaba Butterfree usando Somnifero en el legendario. Karin, tambaleándose en la viga, llamó de regreso a Venusaur, y nos gritó.
-Debemos irnos, ahora.
-¿Tus pokebolas ya sirven? – Le pregunté.
-Nada más una. Halle una forma, pero solo funcionará una vez más, y tendrás que venir.
Miré a Nate, y le ordené.
-Te odia a ti. Dame a Zopilote y consígueme un poco de tiempo. Ya tengo un plan.
El rubio sonrió y me contestó.
-Es un honor para mí demostrar el valor de la humanidad a este pokémon.
Regresé a Snorlax y a Rockruff a sus pokebolas y les susurré:
-Resistieron bastante bien mis amigos. Descansen, los necesitaré de nuevo dentro de poco.
Tapu Koko, que se resistió a quedar dormido, comenzó a descender a nuestra altura, así que el rubio avanzó hacia él.
-Ten cuidado, no te vaya a matar.
Le advertí, pero me miró y decretó.
-Si queremos matar, debemos de estar de igual manera dispuestos a morir.
El legendario finalmente llegó al suelo y usó Voltio Cruel para atacar a Nate, no obstante este gracias a sus lentes lo esquivó y lo golpeó con su Ratatosk, quien resistiendo la descarga se aferró al Tapu con sus grandes dientes.
De mientras yo saqué al Fearrow del rubio y agarrándome de sus patas volé hasta la viga donde estaba Karin. Debo decir que aun sentía tensos los músculos, pero aun así no rajé. En cuanto aterricé, le pregunté.
-¿Estás bien verdad? – Asintió. Bueno, - ¿Cómo arreglo la pokebola?
-Con esto. – Me dio una bolita de resina, o eso parecía. – Esto eliminará la estática, solo debes frotarlo en tu pokebola. Pero tarda un poco.
Me senté y comencé el proceso, a la vez que le decía a mi pokémon que es lo que iba a hacer. De mientras, Nate y Ratatosk se las arreglaron para esquivar los Voltio cruel de Tapu Koko, hasta que uno le dio al ratón y lo derribó. Nate preocupado por su pokémon al parecer se descuidó y también recibió una descarga. De rodillas, murmuró.
-Porque vinimos a Alola, en Sinnoh hay mejores legendarios.
Nate cambió a su Raticate por su Garaudos que soltó una gran masa de agua, la cual no detuvo al legendario quien de un golpe barrió con él pokémon acuático. No obstante, no se dio cuenta de que el rubio se levantó y había recogido la pinza y se la puso al frente robando su energía. Mientras eso sucedía, Nate se jactó diciendo:
-No te preocupes, yo soy inofensivo, no puedo destruir nada. –Sonrió y remató. – Al igual que tú no puedes proteger nada, inútil guardián.
Ante tal ofensa, Tapu Koko usó la electricidad del entorno para atacar a Nate, haciendo que soltará la pinza y retrocediera. Adolorido, confirmó.
-ES oficial, ¡Alola apesta!
Pero yo ya estaba listo.
-Aléjate Nate. Nos vamos.
El rubio comenzó a correr a la salida, mientras que la castaña y yo volábamos a la misma sobre Fearrow. Tapu Koko, que seguía agotado por la absorción de la energía, nos siguió. Cuando atravesamos el umbral, me solté y esperé al Tapu en el aire. El legendario me vio cayendo y nos vimos cara a cara. Sí él era de lo mejor que tenía Alola para ofrecer, entonces era una amenaza, y era hora de ser un vengador. Me tiró un rayo, que detuve que con mi mano izquierda gracias a mis guantes, no obstante la potencia fue tanta que el impacto recorrió todo mi brazo hasta mi hombro. Dejé de sentirlo un segundo, para luego recibir tirones de dolor, no obstante era mi oportunidad. Con mi mano derecha dejé salir al pokémon de la pokebola mientras gritaba:
-¡Granada destellante!
Y Lizardon apareció tirando un Llamarada directo en la cara del legendario, como escupiendo en el sonriente rostro de Alola. Tapu Koko retrocedió envuelto en llamas, mientras que Lizardon me atrapó y nos elevamos. Usando solo mi brazo derecho, entonces lancé a Snorlax contra el techo destrozándolo, haciendo que cayeran numerosas piedras, las cuales usé para tapar la entrada con ayuda de Rockruff.
Miré lo que había hecho, el amontonamiento de rocas, así al menos por un tiempo no tendría que preocuparme de ese espíritu guardián. Reí al pensar en lo mucho que me dolía el brazo. Si frenar su gran poder era el resultado, yo había ganado. Sin embargo, no puedo decir que fue una victoria totalmente mía.
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Pokémon: La guerra de Kanto
FanfictionHola, mi nombre es Saske. Mi hogar es un pequeño pueblo de la región de Kanto llamado Pueblo Paleta. Hace diez años inició una terrible guerra entre Kanto y Teselia, en la cual yo tuve que pelear por mi patria. He aquí mi historia. Esta es una histo...