¿Y qué hago ahora?

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"... y por las razones que acabo describir, solicitó apoyo y nuevas órdenes. Firma Saske Fire."
Bueno, ¿y ahora qué? El plan que tenía era investigar por que Teselia se acercaba tanto a Johto, y ahora no sólo sabía el porque, sino que la guerrilla de Johto y Diana necesitaban mi ayuda. Por esa razón le escribí una carta a mis superiores en Kanto. En esos momentos me dirigía a enviarla con un Pidgey que le pedí a Pavel, y él me dijo que su hijo tenía uno especial para mensajería. Cuando lo encontré, me di cuanto de que era un niño unos 5 años.
-Hola- me saludó alegremente.
-Hola- le contesté.
-Mi nombre es Pegaso, ¿Cual es el tuyo?
-Saske.
-¿Tú eres el que quiere enviar la carta? Por que mi Pidgey puede con todo.
-Es bueno saber eso.
-¿Tú encontraste un Totodile verdad?
-Si, pero no he podido averiguar de quien es.
-Lastima, ¿pero es feliz ahora contigo no?
Era verdad, logre simpatizar con el Totodile y él conmigo.
-Lo es.- Le dije finalmente.
Después de esa plática, envíe la carta con el Pidgey. Me despedí de Pegaso y camine en la playa hasta unas zonas rocosas, estaba aburrido y me metí a explorar. Avancé hasta llegar a una caverna. Escuche ruidos, así que deje salir a Lizardon discretamente y me acerqué. Temí que fuera algún Teseliano que quedo de la batalla con Yakon. Las estalagmitas, estalactitas y la tenue iluminación proporcionada por Lizardon me dificultaba el avance, pero cuando estuve cerca logre captar los sonidos más claramente, y ahí me di cuenta de que se trataba de una voz femenina que decía:
-Ya esta listo, vamos amiguito.
Tras eso hubo un chapoteo y vi nadando un Goldeen con un vendaje. Camine sigilosamente hasta que pude ver bien a la dueña de la voz: era una chica apenas mayor que yo, quizás 16 años, una gran estatura y constitución delgada, tono de piel muy pálido, ojos verdes (que me recordaban los ojos color miel de Diana) y una larga melena rubia. Vestía de blanco con amarillo. Estuve quieto por unos segundos, hasta que ella saco de su bolsillo una pokebola de la que salió un pokémon: un Vulpix, pero este era raro porque en vez de rojo era color blanco.
-No hay necesidad de esconderte, se que estas ahí.
Me sorprendió que me hubiera descubierto, pero aún así ya no tenía sentido esconderme, de modo que salí a su encuentro. Ella me miró y a Lizardon, para luego dirigirse a mí:
-¿Quién eres tú?
-Soy Saske, soldado de Kanto. - Ella me miraba fijamente.
-Mmm, un soldado. -Una pequeña pausa.- No me gustan las guerras, humanos y pokémon se lastiman mucho.
-A mi tampoco, pero que tengo razones por las cuales luchar.
-Pues veamos si es cierto.
Me sorprendió por segunda vez (tercera si cuento cuando la vi por primera vez). No entendí a que rayos se refería. Vi que se puso en guardia así que yo hice lo mismo. El ambiente se comenzó a helar, analizando más de cerca note que el frío se despedía del Vulpix, no obstante eso no importó ya que mi Lizardon avivó su flama normalizando la temperatura. Ella sonrió. La pelea ya había iniciado sin haber tirado un solo golpe. Lizardon me miró y le ordene con la vista que fuera precavido. La chica empezó a hablar:
-Bien, pelearé para juzgarte. Saske soldado de Kanto, te enfrentas a Samina de Alola.

Pokémon: La guerra de KantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora