(Isaza)
Volví a casa tras la marcha de Inma. Me deshice de mi chaqueta dejándola en el perchero del recibidor y liberé a Malta de su correa. Los chicos seguían charlando en el salón, tal y como los había dejado cuando me fui. Entré y me senté en el sofá junto a Martín, aún pensando en ese pequeño contacto de la mano Inma agarrando la mía. Reproduciendo en mi mente cada una de sus palabras e incluso la expresión de su rostro. El tono de su voz y su manera de mirarme sin titubear.
-¿Qué pasó?- preguntó Simón- traes cara de haber visto un fantasma
-Digamos que lo vi - dije- uno llamado Martina
-Dime que no cediste y la mandaste a comer mierda -Villa me miró casi amenazante
-No, no la mande a comer mierda -respondí- pero creo que Inma sí, bueno no literal, pero sí.
-¿Inma? ¿Qué pinta Inma en todo esto? - me miró Simón curioso
Dudé un poco, pero al final acabé explicándoles todo lo que había pasado. Como Martina insinuó que Inma y yo estábamos liados y por supuesto como Inma se defendió de las ofensas que había recibido por parte de mi ex novia.
-...el caso es que de repente Inma me agarró de la mano y le hizo creer a Martina que si que estábamos liados -dije - y bueno Martina sin más se fue
-¿Y por qué esa cara? - preguntó Simón- Martina te dejó en paz y eso es bueno
-Y tuviste un primer contacto con Inma - bromeó Martín
Obvié el comentario de Martín y les conté la absurda pelea que había tenido con Inma justo después de que Martina se fuera de allí.
-¡Este muchacho es tonto y en su casa no lo saben! - exclamó Simón
-¿Tanto te costaba darle las gracias? - añadió Villa
-Me molestó que se metiera en la conversación - me defendí
-No es excusa Isa - dijo Martín negando con la cabeza - la ofendieron y se defendió...
-Cosa que debió hacer usted, como buen caballero - me regañó Simón - esta vez te superaste...
-Creo que deberías disculparte - sugirió Villa
-Venga, tampoco fue para tanto - bufé- ella me anda jodiendo todo el dia y yo no me pongo así
Opté por dejar el tema de lado. No me apetecía amargarme el resto de la noche hablando de Inma y mucho menos oír a los chicos echarme una de sus regañinas. Así que dí un largo a trago a mi cerveza y les propuse ver alguna película. Cuando esta acabó, a eso de la una de la madrugada los chicos se marcharon. Me despedí de ellos y me fui directo a la cama. Malta se tumbó a mi lado apoyando su cabeza en mi regazo y así ambos nos quedamos dormidos.
Me despertó el sonido de la alarma del teléfono. Los chicos y yo habíamos quedado para desayunar en nuestra cafetería favorita. Apagué el odioso sonido de la alarma y me froté los ojos. Me levanté, no sin antes remolonear un poco en la cama, y fui directo a darme una ducha caliente. Fue una de esas duchas relajantes que te llenan de energía y hacen que las mañanas empiecen de otra manera. Me vestí con unos vaqueros desgastados y una camisa de esas estampadas. Mis botas y como no uno de mis sombreros. Y me fui dando un pequeño paseo.
Cuando llegué los chicos estaban allí. Me acerqué a la mesa y me senté en la única silla libre.
-¡Buenos días, perro! - me saludó Simón
-Buenos días, chicos - dije sacudiendo la mano a modo de saludo
La camarera, una señora ya de mediana edad nos tomó nota y apenas tardó unos minutos en traernos los cafés. En esa cafetería nunca había mucha gente, lo que la hacia realmente acogedora y tranquila.
-¿Saben qué? - comenzó a hablar Villa- al final les hice caso y alquilé una casita en las afueras para pasar el fin de semana con Sue
-¿Cuando le darás la sorpresa? - preguntó Simón
-Esta noche, hemos quedado para cenar - respondió casi emocionado.
Recordaba el día en que Villa vino a contarnos que Sue había aceptado ser su novia. Se había tirado meses y meses intentando contarle sus sentimientos, pero siempre le vencía ese miedo a ser rechazado. Villa era de esos chicos sensibles, un caballero que creía en el romanticismo de antes, pero también era tímido. Así que para confesar sus sentimientos decidió escribirle a Sue una carta. De esas cursi que ya no se llevan.
-¿Qué tenéis pensado vosotros para esta noche? - nos preguntó Villa
-Nosotros hemos quedado con Eli y Aleja -respondió Martín - mi madre está empeñada en que vengan a cenar a casa
-Sí, se puso repesada - Simón rodó los ojos- así que decidimos llevarlas hoy para que deje de darnos la lata
-¿Y tú? - me miró Villa - ¿Qué vas a hacer?
-Aún no lo pensé -me encogí de hombros- me quedaré en casa supongo
-Podrías ir a ver a Inma y pedirle disculpas - sugirió Simón
-No empiecen ¿si? - pedí- Lo último que me apetece es hablar de ella
Nos tomamos el café con calma, charlando sobre nuestros próximos proyectos y también sobre las nuevas canciones. Hablamos sobre un pequeño concierto benéfico que teníamos en unos días. Aleja nos había pedido que colaboráramos en ese acto para recolectar dinero para los más necesitados y a Aleja nadie era capaz de negarle nada, y mucho menos Martín, quién caía rendido ante aquella dulzura.
-Aleja me dijo que Inma la está ayudando con la decoración del local- comentó Martín
-Pues conociendo a Aleja le habrá contagiado todo ese entusiasmo suyo - dijo Villa revolviendo la melena de Martín que portaba una sonrisa boba.
-Espero que tenga mejor gusto decorando que humor -susurré pensando que no me oirían
-Dijo el ogro - bromeó Simón.
-¿Crees que a Aleja le importará que nos pasemos por allí para ver como va el local? -preguntó Villa
-No, seguro que estará encantada de enseñarnos el sitio -respondió Martín
-Pues decidido, cuando salgamos de aquí vamos a darle una sorpresa a mi cuñada - dijo Simón.
Quise negarme a ir y más sabiendo que Inma estaría allí, pero me sentiría fatal haciéndole ese feo a Aleja, así que allí fuimos todos.
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...