Capitulo 53

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(Isaza)

Desperté temprano con Inma a mi espalda. Me giré un poco para mirarla, estaba profundamente dormida y no quise despertarla, así que me levanté de la cama y me puse unos calzones, mientras llamaba al servicio del hotel para que nos trajeran el desayuno. Busqué unos pantalones de deporte en mi maleta y me los puse. Me lavé un poco la cara para despejarme y esperé a que viniera el desayuno.

El chico del servicio llego al cabo de un rato y llevé la bandeja a la terraza. Inma aun seguía dormida, así que mientras esperaba que se levantara miré las notificaciones de mi teléfono. Tenía varios mensajes de mis hermanas preguntado que tal había ido la noche con Inma. Ellas eran las únicas que sabían todo lo que había planeado para el viaje y sabía que estaban emocionadas. Adoraban a Inma desde el día en que la conocieron y eso era algo que me hacía realmente feliz. Aproveché también para hablar con los chicos, la tarde anterior habían estado con Pedro y quería que me pusieran al día de las novedades, y en eso estaba cuando oí unos pasitos a mis espaldas. 

-Buenos días, pequeña - sonreí al verla 

Salió a la terraza recogiendo su melena en una larga coleta que cayó sobre su hombro y vestida con la camiseta que yo solía utilizar para dormir. Se colocó las gafas, que habían pasado la noche en la mesa de la terraza y se acercó a mi, para darme uno de sus besos de buenos días. La agarré de la cintura, sentándola sobre mi regazo y dejando que acomodara sus piernas a ambos lados de mi cintura.

-Buenos días, gordito - susurró tras besarme 

-Pareces cansada - dije 

-Tardé bastante en dormirme anoche - dijo antes de taparse la boca con las manos para evitar que la viera bostezar 

-¿Y eso por qué? - pregunté 

-No sé - se encogió de hombros- solo sé que hoy me apetece un día tranquilo, tumbada en una hamaca de la playa

-Sus deseos son órdenes - respondí rozando su nariz con la mía- pero primero vamos a desayunar

-Ay sí - sonrió - que me levanté con hambre

-Estoy empezando a preocuparme - bromeé- no es normal todo lo que comes y duermes

-Yo creo que estoy mutando a koala - respondió divertida

-¿A koala? - negué con la cabeza

-Sí, en serio - dijo toda convencida- los koalas duermen aproximadamente viente horas al día, y las que le sobran las utiliza para comer y lavarse - apuntó - conclusión, soy una  koala

-Una koalita muy boba - la besé 

Desayunamos con calma para después prepararnos para un tranquilo día de playa. Inma se puso uno de sus vestidos sobre su bikini y yo me puso mi bañador y una camiseta. Echamos algunas cosas en un bolso que Inma había preparado para la playa y bajamos a buscar un par de tumbonas libres. Yo me quité la camiseta nada más nos decidimos por un sitio y me tumbé allí. Vi a Inma rebuscar en su bolsa y sacar un libro, que dejó sobre su asiento y un tubito de crema solar. 

-¿Te importa echarme protector en la espalda? - me preguntó ella sentándose a los pies de mi hamaca de espaldas a mi

-Claro que no - respondí incorporándome y haciéndole un hueco entre mis piernas

Se quitó el vestido y eché un poquito de crema sobre mis manos que extendí masajeando sus hombros y su espalda con detenimiento. Parándome en aquellas pequeñas cicatrices que ya me conocía de memoria pero de las que aun no conocía su particular historia.

-¿Aún te preguntas como me las hice? -preguntó al sentir mis dedos sobre ellas

-Más bien me pregunto cómo te las hizo - respondí - porque imagino que son cosas suya - dije refiriéndome a su ex novio

-Imaginas bien - dijo girándose para mirarme - ¿recuerdas que te dije que todo empezó unos meses antes de viajar a Bogotá? - asentí y ella continuó- pues para ser más exactos fue casi un año antes, tras aquel episodio que te conté intenté por todos los medios alejarme de él  - contó - pero ni Leo, ni mis padres me lo ponían fácil, así que aquello solo fue el comienzo de unos meses de abusos sin sentido...- hizo una pequeña pausa

La escuché atentamente, sorprendido con la entereza con la que hablaba y que contrastaba con la vez anterior que habíamos hablado del tema. La Inma que tenía delante no tenía nada que ver con esa que se ponía nerviosa recordando todo aquello y suponía que eso era señal de que poco a poco estaba dejando atrás todos sus miedos . Me alegraba saber que yo tenía algo que ver con ello, que nuestra relación la estaba ayudando superar ese periodo de tiempo en el que ella no había sido más que la diana de un campo de tiro.

- Cuando me decidí no solo a denunciar, sino a dejarlo definitivamente - prosiguió -  tuvimos una discusión en casa y en uno de sus brotes violentos fue directo a por mí. Tras forcejear un poco con él, me empujó y  dí de espaldas contra una estantería de la que se cayeron algunos adornos que había en ella - explicó- el caso es que al intentar zafarme de él, caí al suelo sobre ellos y bueno de ahí esas cicatrices - terminó de hablar

La atraje hacía mí, dejando un beso sobre su cabeza y abrazándola con fuerza. No dije nada, porque no sabía que decir. Sólo quería que supiera que yo estaba allí para protegerla aunque ella creyera no necesitarlo y que mientras estuviera conmigo no dejaría que nadie le hiciera daño.

- Hay algo que me pregunto - susurré - ¿No tuviste miedo cuando empezaste a sentir algo por mí?

- Al principio sí - respondió separándose un poco de mí y mirándome con una sonrisa- pero aun así preferí arriesgarme y te aseguro que es algo de lo que no me arrepiento

Se abrazó dejando un tierno beso en mi mejilla y después apoyó su cabeza en mi pecho. 

-Te quiero, lo sabes ¿verdad? - susurré

-Algo sospechaba - bromeó - yo también te quiero










¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora