Capitulo 46

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(Isaza)

Estuvimos un rato más en el local con el resto, hasta que encontramos una buena excusa con la que irnos de allí. Quería estar a solas con ella y mostrarle lo mucho que la había echado de menos. Salimos de allí y caminamos hasta casa.

-Tenía muchas ganas de verte - susurró abrazándome por la espalda mientras andábamos

-Yo sí que tenía ganas - me giré para mirarla - lo voy a pasar muy mal durante la gira en España

-¿Ah que tú...? - se quedó callada y sonrió divertida

-¿Qué ibas a decir? - pregunte curioso

-Nada -mintió - que yo también lo voy a pasar muy mal

Seguimos nuestro camino y por fin llegamos a casa. La dejé que fuera a la cocina a por agua y yo aproveché para ir a por algo que tenía preparado. Saqué una cinta de seda negra que había guardado en mi cajón de la ropa interior antes de irme y fui a la cocina sigiloso. Inma estaba de espaldas a mi, había dejado sus zapatos sobre una de las sillas, y bebía agua. Me acerqué a ella y sin previo aviso le vende los ojos.

-¿Qué haces? - preguntó sorprendida

-¿Recuerdas cuando me contaste que una de tus fantasías era que te vendara los ojos y te atara a la cama? -susurré en su oído- pues lo vamos a hacer realidad, como regalo de cumpleaños

La dirigí despacio hacía la habitación y le quité la chaqueta. Acaricié su espalda y aparté su pelo hacía un lado besando su cuello. Noté su piel erizada y de reojo vi como se mordía el labio. La ayudé a quitarse el top. Me coloqué frente a ella, dejando la cama su espalda y la besé posando mis manos en sus caderas. Su piel ardía y su pulso se aceleraba con cada roce de mis manos.

-Esto es mucho mejor de lo que imaginaba - susurró nada más separé sus labios de los míos

-Y aun no he hecho nada - mordí su labio

-Pues no sé a que esperas - me provocó

Desabotoné su pantalón y se lo quité,  acariciando sus piernas y dejando un camino de besos en sus muslos. Volví subir a su altura y la tumbé despacio sobre la cama. Anudé su manos con otra cinta y las até al cabecero de la cama. Tenté sus labios, un par de veces. Me encantó ver sus labios buscando los míos, como si los necesitaran. Reí para mí y ahora sí la besé. Deslicé dos de mis dedos por su escote, su vientre. Recorriendo con dulzura un camino que los llevara al punto más caliente y excitado de su cuerpo. Sonreí al ver como se estremecía de placer y se dejaba llevar por el ritmo que yo marcaba.

-No sabes lo sexy que estás así - susurré en su oido

La dejé sufrir un poco mientras me deshacía de la parte inferior de su conjunto de lencería, dejando un sendero de besos sobre su abdomen. Me deleité viéndola disfrutar desde ahí abajo durante algunos minutos, para después volver a besar su boca mientras la colocaba sobre mí. Era divertido y erótico verla sentada sobre mí, aún atada a la cama y sin que pudiera ver nada.Me incorporé un poco dejando que su brazos descansaran sobre mis hombros y agarré con fuerzas sus caderas, marcándoles el movimiento que debían seguir, para acabar ambos en un orgasmo casi liberador.

Le quité ambas vendas y se tumbó a mi lado, con la respiración agitada. Agarró la parte de ropa interior que le faltaba y se la puso, mientras yo la observaba. Se giró hacía mi lado y se apoyó sobre mi pecho. Su melena caía a un lado de su cara que estaba a pocos centímetros de la mía.

¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora