Bonus 19

1.3K 83 26
                                    

(Aleja)

Amaba oír a Martín cantar. Agradecía a los chicos que hubieran dado la oportunidad de mostrar su bonita voz a todos sus seguidores, pues aunque me gustaba disfrutarla en la intimidad era realmente bonito que todos supieran lo talentoso que él era. Así que verle ahí, cantar esa preciosa canción de Alejandro Fernández, mientras mis amigos lo halagaban me hacía sentir orgullosa de la persona con la que compartía mi vida.Verle crecer de la manera en que lo estaba haciendo, junto a su hermano y sus amigos de la infancia me hacía sentirme dichosa por él, pues desde que conocía a Martín, muchas cosas cambiaron en mi vida. Había pasado por momentos muy malos en mi vida, problemas familiares y también personales, pero él apareció de la nada para dar ese pequeño cambio que necesitaba para seguir con mi vida. Gracias a él no solo había tenido la fuerza para retomar mis estudios, sino que conocí a las que hoy consideraba mis hermanas. 

-Estuviste increíble - susurré cuando volvió del escenario de ese pequeño karaoke

No dijo nada, solo pasó su brazo sobre mis hombros y me dejó un beso tierno sobre mis labios. Fuimos los primeros en irnos del local. Los chicos se iban mañana y queríamos aprovechar las ultimas horas que nos quedaban para estar juntos. Agarró mi mano con toda la dulzura del mundo mientras paseábamos por las iluminadas calles de la Bogotá nocturna. Martín y yo adorábamos pasar tiempo así, casi sin hablar, disfrutando de la compañía del otro y es que a veces entre nosotros, no hacían falta las palabras.

-Voy a extrañar esto - susurró - pasear contigo, disfrutar de tu compañía, sobre todo el día de mi cumpleaños

-Sabes que me encantaría poder ir allí y pasar un cumpleaños juntos - respondí un poco entristecida

-Si, princesa - me abrazó acercándome a él mientras seguíamos caminando- entiendo que ese día no lo puedo tener todo

El camino a casa de los Vargas, se nos hizo corto, pero es que el tiempo juntos se nos pasaba volando. Sus padres no estaban en casa y suponíamos que Simón y Eli aun tardarían en llegar, aun así fuimos directamente a su dormitorio, donde a ambos nos gustaba pasar horas muertas hablando o disfrutando de una buena película, cosa que últimamente no había podido hacer por mis exámenes finales. Nos tumbamos en la cama, uno junto al otro. Mirándonos y empezando un bonito juego de besos que sabíamos acabaría en algo mayor, cuando la mano de Martín comenzó a desplazarse por mi cintura. Lentamente se colocó sobre mí y besando muy dulcemente mi cuello, a medida que se deshacía de mi vestido.  Desabotoné su camisa y cuando ambos estuvimos ya sin ropa, nos dejamos llevar por ese momento de pasión en el que llevábamos deseando caer durante un buen rato.

Había algo de Martín, que desde un principio llamó mi atención y es que daba esa imagen de rebelde, alocado, pero sin embargo era alguien dulce que te trataba con la mayor de las delicadezas, y  eso era algo que yo valoraba. No me gustaban los hombres rudos, que pretendían ser superiores en algo tan intimo como era el hacer el amor, y aunque alguna vez nos dejábamos llevar por el desenfreno, siempre acabábamos pecando de ser los dulces del grupo, pero nos gustaba así, adorábamos esa atmósfera de un amor más tierno, sincero y que se diferenciaba de los amores de la sociedad actual, tan superficiales. Que habían perdido ese romanticismo que en ocasiones hacía tanta falta en un mundo tan lleno de falsedad y estereotipos.




-*-*-*-*-*-*-*-*-

¡Holaaa! ¿Cuánto tiempo sin dejaros algo por aquí verdad?

Pero simplemente quiero deciros que voy a estar unos días un poco inactiva, ando liada con ciertas metas de futuro que ocuparan gran parte de mi tiempo durante unos días y no sé el tiempo libre que tendré para escribir. Aprovecharé cada rato que me sea posible pero ya os digo que no sé la frecuencia con la que subiré capítulo. 

Quiero aprovechar como siempre para agradeceros todo el apoyo que le estáis dando a este fic, o sea no os hacéis a la idea de lo importante que es para mí ver como esto crece, como os emocionáis y a veces os indignáis con las cosas que voy narrando y lo increíble que es que me de vez en cuando me halaguéis por mi forma de escribir y de envolveros con la historia. De verdad, MIL GRACIAS, por que me estáis animando con algo que siempre he querido hacer como es escribir y quién sabe si en un futuro me arriesgaré a intentar crear una novela más serias.

Os mando un abrazo de oso gigante y un beso aun más gigante. 

Fdo. Inma

¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora