Capitulo 27

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(Inma)

Isaza me había dejado sola en casa. Mi virus aun no quería irse y tenía prohibido salir del piso mientras mi fiebre no bajara. Me sentía un poco recluida pero he de decir que estaba disfrutando mucho de los cuidados que mi enfermero personal me brindaba.

-¿Qué hago para no morir del aburrimiento, Malta? - dije mientras ella me miraba curiosa

Me levanté del sofá y miré en las estanterías de Isaza en busca de un libro que llamara mi atención, pero no encontré nada. Así que fui a buscar uno de mis cuadernos y un bolígrafo. Me senté en el sofá con Malta a mi lado y empecé a escribir.

'Dice una antigua leyenda japonesa que existe un imaginario hilo de color rojo unido por cada extremo a dos personas distintas. Dice que estas dos personas están destinadas a conocerse, a pesar de que vivan en extremos contrarios del mundo, y que una vez lo hagan nada les podrá separar. Nada ni nadie, será capaz de romper ese hilo que los une de por vida y que de alguna manera los ha unido siempre.

Mil veces he escuchado esa tonta historia y mil veces me he preguntado que si eso es verdad y todos nacemos unidos a alguien que ni si quiera conocemos ¿cómo sabemos cuando tenemos a esa persona delante?

La verdad no sé responderme con seguridad a esa pregunta, supongo que cuando encuentras a esa persona simplemente lo sabes. Sabes que es quien se encargará de llenarte de cuidados. Quién decidirá dedicar cada minuto de su día a día a hacerte sonreír. Sabes que será quién desee despertar cada mañana contigo a su lado. Quién sin importar el tiempo o las circunstancias, estará ahí. Para ti. En buenas y malas. Sabes que será esa persona quién te enseñará a quererte a ti mismo, por que te mostrara que hasta tus defectos y tus absurdas manías pueden ser bonitas y quién te aguantará hasta en los días en que ni tú mismo lo haces, por que para esa persona no habrá nada más que el tiempo a tu lado.

Así que, supongo, que por fin he encontrado a la persona que está al otro lado de el hilo con el que crecí atado al dedo'

-¿En qué andas tan concentrada? - dijo Isaza apoyado en la puerta del salón

-Solo escribía -cerré el cuaderno

-¿Y no me vas a dejar verlo? - se acercó y me quitó el cuaderno de las manos

-¡Oye! - me quejé- que es privado

-¿Qué es un diario? -bromeé

-No - reí - pero me da vergüenza que lo leas - dije intentando quitarle el cuaderno de las manos

-¿Por qué? - preguntó- ¿Acaso son cosas sucias?

-Sí - respondí irónica- ahí escribo todas las fantasías que me gustaría cumplir '50 sombras de Inma' lo llamo

-Ahora me dio más curiosidad- dijo abriéndolo

-¡Juan Pablo Isaza Piñeros! -exclamé

Me ignoró por completo y se puso a leer lo que acaba de escribir. Me dejé caer sobre el sofá resignada mientras el leía concentrado con una sonrisa en la cara. Cuando acabó cerró el cuaderno y lo dejo sobre la mesa. Se agachó frente a mi y me miró sin decir nada.

-Me estás empezando a incomodar - dije alzando una ceja

-Te quiero - susurró - y estoy orgulloso de ser quién este al otro extremo de ese hilo, y de ser quien te cuide -sonrió

No sé por qué aquellas palabras unidas a todo lo que Isaza había cuidado de mi estos días activaron mi lado emocional. Mis ojos se empezaron a humedecer y aunque intenté disimularlo no pude.

-¿Dije algo malo? - se sorprendió por mi reacción

-No, claro que no -respondí secándome las lágrimas que empezaban a salir- es la fiebre que me pone sensible - me excusé

-Claro, seguro que es eso - río dándome un toquecito en la nariz- Vamos, suéltalo

- ¡Me siento súper estúpida! -exclamé riendo- pero es que estos días te has preocupado tanto por mí que me he sentido querida por una vez y creí que era algo que no iba a volver a sentir - intente explicar entre pequeños sollozos- y no sé, me asusta por que creo que no hay nada más frágil que el amor

Me tapé la cara avergonzada por mi ataque de sentimentalismo repentino, pero era cierto. Esos días había sentido algo que ya tenía olvidado. Que alguien se preocupara por mí. Que me cuidara simplemente porque me quería. Me hizo recordar las veces que había enfermado estando con Leo. La veces que me había hecho sentir tan frágil y tan estúpida que lo único que pasaba por mi cabeza era que quizá yo no tenía cabida en este mundo.

-Hey - me apartó las manos, agarrándolas fuerte sobre mi rodillas- odio verte así, porque sé que todas estas ralladas son por culpa de un capullo que no te supo valorar - dijo- pero te mereces ser feliz. Te mereces que te quieran y que te cuiden - me secó las lágrimas- y quiero ser quién lo haga ¿sabes por qué?

Negué con la cabeza, intentando no llorar más.

-Pues porque por tu también me devolviste ese miedo - respondió- me hiciste volver a enamorarme cuando ya creía que esto del amor no era para mí - sonrió- así que olvídate de ese malparido, y sonríe, por favor

-¡Ay dios! Lo siento - reí por la vergüenza - te he dicho que la fiebre me pone sensible

-No pidas perdón - me miró comprensivo- no siempre tienes que ser la Inma fuerte, que no necesita nadie, a veces es bueno que me hagas sentir que soy necesario

-Eres muy necesario - lo abracé

Me abrazó con fuerza hasta que calmó aquel sofocón tan absurdo y sin sentido. Nunca me había mostrado tan rota delante de alguien, pero suponía que Isaza era la persona indicada para hacerlo. Sabía que él entendía que hay cosas que no son fáciles de superar y a veces aunque parezcas tenerlas olvidadas siguen ahí dispuestas a salir cuando más vulnerable estás y por suerte para mí ahora le tenía a él para poder dejar todo eso atrás de verdad.

¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora