(Isaza)
Estas dos semanas en Los Angeles habían sido realmente productivas. El nuevo disco estaba en marcha y estábamos muy orgullosos de nuestro trabajo hasta la fecha. Aún nos quedaban unas horas antes de volver a Colombia y aprovechamos para dar un paseo por la increíble playa de Santa Mónica. Los chicos iban algo más adelantados, mientras yo iba sumido en mi ensoñación. Me imaginé paseando con Inma por la arena. Descalzos, con nuestras manos entrelazadas y viéndola reír. Quizá si conseguía que ella me creyese podría hacer real esa imagen. Me senté e un saliente de lo que parecía una roca, mirando la infinidad del mar y aunque me había prometido no 'molestar' a Inma hasta volver a Colombia, no pude resistir la idea de llamarla, pero como era habitual, no contestó. Saltó el pitido del buzón de voz y dejé allí un mensaje.
-¡Hey! Sí soy yo - empecé a decir- el estúpido que te ha decepcionado -susurré- el mismo que se muere de ganas de verte y de poder hablar, necesito que me escuches...-dije casi rogando- sabes que eres importante para mí...
Colgué. Esperaba que Inma oyera ese mensaje. Estaba dolida, enfadada y entendía que no quisiera hablarme, pero no por ello iba a dejar de intentar regresarla a mi vida, y esta vez lo haría bien.
-¿Pudiste hablar con ella? - preguntó Simón sentándose a mi lado
-No - suspiré- no contesta al teléfono
-Creo que cuando lleguemos a Colombia me tocará tener una charla con ella- dijo dándome unas palmaditas en la espalda
-Monchi, te lo agradezco - sonreí- pero esto es algo que tengo que arreglar por mi mismo
-Está bien - se encogió de hombros- pero sabes que si necesitas algo yo hablaré con ella, aunque quizá sería más efectivo que Mauricio lo hiciera
Reí ante la idea de imaginar a Mauricio echándole la charla a Inma. Sabía que el día que se conocieran él la adoraría, pero para llegar a eso había que arreglar las cosas. Y no solo yo tenía que poner en orden mi vida sentimental, Villa debía ser completamente sincero con Sue y contarle sobre su encuentro con Pati.
Mauricio se despidió de nosotros en el aeropuerto. Simón, Martín y Villa se adelantaron a facturar las maletas mientras a mi Dandee me retuvo un par de minutos más.
-Mantenme informado de todo lo que pase con Inma- dijo
-Lo haré - respondí - y espero darte buenas noticias
-Tengo el presentimiento de que lo harás -me sonrió
-Eso espero - sonreí también - porque no me perdonaría perderla
-Pues lucha por ella- dijo ya despidiendose
Asentí y fui en busca de mis compañeros que aún estaban haciendo cola.
Al contrario que en el viaje de ida, dormí durante casi todo el vuelo y para cuando llegamos a Bogotá no me sentía nada cansado. Alejo se ofreció a recogernos. Tania, su novia, Eli y Aleja venían con él. Eli y Aleja se engancharon a su novios cual monitos. Estaban deseando verse y algo me decía que esta noche no veríamos a los Vargas.
-Se me hace tan raro no ver a Sue aquí- susurró Villa
-Si no la hubieras liado estaría aquí - gruñó Eli - y lo mismo te digo a ti - me miró amenazante
-Eli por favor - le pidió Simón
-No, Simón - dijo Eli- ambos están siendo unos idiotas y no voy a callarme
-Eli, llevas razón - respondí - pero vamos a arreglar esto, sea como sea
-Más les vale - nos bufó- porque como siga viendo a mis amigas así, les corto los huevos a los dos -nos advirtió
Eli siempre tan bruta, pero tenía razón. Así que cuando los chicos me dejaron en casa me dí una ducha que me despejara un poco. Me sequé bien el pelo y busqué algo de ropa en mi armario. Me puse unos jeans normalitos, un poco anchos, con una camisa que sabía que a Inma le encantaba, negra con unas hojas de palmeras estampadas en verde oscuro. Unas botas marrones y un sombrero del mismo color. Até a Malta con su correa y con ella fui a buscar a Inma. ¿Por qué me llevaba a Malta? Porque era una gran cómplice y ayudaría a que ella me escuchase.
Me planté frente a la puerta. Malta se sentó a mi lado sin dejar de mover el rabito, creo que sabía quien estaba tras la puerta y eso la ponía contenta. Respiré hondo y llamé al timbre. Tardó en abrir pero allí estaba ella escondida tras la puerta. Tenía la melena empapada lo que me dio a entender que la había pillado en mitad de la ducha.
-Juan Pablo...- susurró con lo que parecía una sonrisa tímida- Hola Malta -la saludó cuando mi perrita se acercó a ella
-Veo que no te pillo bien - dije intentando romper la pequeña tensión que se estaba formando
-Solo estaba dándome una ducha -respondió - no esperaba que fueras a aparecer en mi puerta
-Ya...-reí- pero quería ver que estabas bien...
-Y también quieres que te escuche ¿no? - dijo invitándome a entrar
-¿Oíste mi mensaje? - pregunté
-Sí, unas mil veces - confesó - y creo que tenemos cosas que aclarar
Cerró la puerta y me giré para mirarla. Para deleite de mis ojos ella solo llevaba una toalla enrollada al rededor del cuerpo. Mis instintos más primarios empezaron a surgir, pero había ido allí a hablar con ella, no a cagarla más, así que los callé como pude.
-¿Te importa esperar en el salón mientras voy a ponerme algo de ropa? - dijo
-Obvio no - le deje paso
Recorrió el pasillo casi corriendo y Malta fue tras ella. Entré en el salón y me senté en el sofá. Oí a Inma reír desde allí. Seguro Malta la estaba mimando como solía hacer cada vez que la veía.
-Vamos Malta - dijo entrando al salón
-Ven aquí - acaricié a Malta que vino directa hacía mi
Inma se sentó a mi lado en el sofá, guardando la distancia. Se había puesto un vestidito de los que ella solía utilizar para estar en casa. Me gustaba verla así, recién duchada, sin nada de maquillaje y con esos vestidos que la hacían ver tan divertida. Era cuando más linda estaba, aunque ella dijera que no.
-Dijiste que yo era importante para ti - comenzó a hablar ella
-Muy importante - respondí- y no me perdonaré haberte decepcionado -la miré - pero quiero reparar mi error...
-Isa...-pensó lo que decir- de verdad que quiero creer que lo que dices es cierto, pero...
-Pero no es creíble, lo sé - bajé la mirada - y me gustaría recordar que pasó y saber si fui yo quien la jodió o sí Martina solo se esta aprovechando de mi borrachera -dije casi con la voz rota- pero pasara lo que pasara esa noche, eres tú quien me importa y te lo pienso demostrar, si me dejas hacerlo
-No tengo que darte permiso para eso - se dibujó una leve sonrisa en su rostro
Quise besarla en ese momento. Quise acurrucarla entre mis brazos y besar su frente como hacía antes de ir a dormir, pero aunque nuestra conversación estaba yendo mejor de lo que esperaba ella aun se mostraba distante. Aun parecía tener dudas y salí de esa casa prometiéndome a mi mismo que las aclararía todas.
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...