¿Quién te dijo esa mentira?

Bonus 20

(Elisabeth)

Simón y yo nos habíamos quedado solos en el apartamento. Él estaba jugueteando con la guitarra, mientras yo tumbada en su cama terminaba unas pruebas que debía dejar entregadas para mis futuras prácticas en Nueva York.

-¿Cómo lo llevas? - me preguntó

-Pues ya está todo terminado - cerré el ordenador 

Me coloqué de lado para mirarle y reí al verle sentado en la silla, todo espatarrado y con los pies sobre la cama. 

-¿Qué me ves así? - frunció el ceño

-Es que tiene una posición muy divertida - respondí

-Es mi pose para practicar con la guitarra - se encogió de hombros

-¿Y vas a estar mucho rato más con ella?  - pregunté juguetona - porque igual me pongo celosa

Dejó la guitarra a un lado y se tumbó a mi lado en la cama. Me besó con ganas y despacio se colocó sobre mí. Agarró mi cintura y pasó de besar mi boca a dejar caer su besos sobre mi cuello. desplazó su mano por debajo de mi blusa, acariciando mi vientre y posando su mano sobre uno de mis pecho que masajeó de un forma muy provocadora, sabiendo lo mucho que me gustaba cuando lo hacía. 

-Ya ves que disfruto más tocándote a ti que a la guitarra - susurró cerca de mi oído

-Pues toca todo lo que quieras - lo besé

Volvió a desplazar su mano a mi vientre y poco a poco llegó a un punto que estaba deseoso de sus caricias. Me estremecí de placer mientras él aceleraba el ritmo con el que su dedos jugaban y se dedicaba a besar y mordisquear mi cuello. Coloqué mis manos en su espalda, alzando un poco su camiseta y acariciando su cálida piel. Empecé a quitarle la camiseta y él hizo lo propio conmigo. Nos desvestimos despacio disfrutando de nuestras caricias, nuestro contacto y de ese deseo que ambos teníamos. Deslizó sus mano por mi cuerpo, haciendo que mi piel se erizara por el camino que sus dedos dibujaban sobre mi piel. Nos besamos con pasión y sin pensarlo mucho me coloqué sobre él, colocando mis manos sobre su pecho. Agarró mis caderas y yo empecé a marcar el ritmo de ese apasionado momento. Nos dejamos llevar de tal manera que acabamos estallando en un placentero orgasmo que nos dejó exhaustos. 

-¿Aún sigues celosa de la guitarra? - bromeó Simón mientras nos acurrucábamos en la cama

-Creo que ahora es ella la que está celosa de mi - susurré

-Siempre está celosa de ti- dijo pasando sus dedos por el contorno de mis caderas - ella no tiene estas bonitas curvas, ni me permite disfrutar de su bonito cuerpo como lo haces tú

-A veces eres un idiota - reí y lo besé después

-Un idiota que te hace gemir mucho - bromeó

-Por que sabes lo que me gusta - sonreí provocativa

Me besó  de nuevo acercándome a él. Oímos algo de jaleo en la habitación contigua, por lo visto nosotros no éramos los únicos que estábamos aprovechando bien el tiempo.

-Parece que por fin se reconciliaron - dijo Simón al oír lo gemidos desde la habitación de Villa

-Olvídate de ellos - ataqué su boca con un beso- tenemos algos entre manos

-Nunca te cansas - sonrió 

-No podría cansarme de ti y de tu Monchiconda aunque quisiera - dije acariciando su entrepierna para volver a despertar a su amiguito

Y tras un rato más de jugueteo, volvimos a dejarnos llevar por la situación.