(Isaza)
Como había pasado la mañana del sábado, el domingo también fui el primero de los chicos en levantarme. Había tomado el hábito de levantarme temprano y ya ni los domingos era capaz de dormir más horas. Salí del cuarto sin hacer ruido, aunque los chicos dormían tan profundamente que no se despertarían ni aunque se les cayera el techo encima. Fui directo a la cocina a por un café y allí me encontré con Inma, sentada sobre la encimera, distraída leyendo un libro mientras se tomaba su café. Aún llevaba su pijama, es decir un short de color rosa y una de mis viejas camisetas, y aunque algo despeinadas, conservaba su trenzas de la noche anterior. Me quedé observándola unos segundos, grabando esa bonita imagen en mi cabeza.
-Buenos días, koalita - dije al fín, entrando en la cocina
-Buenos días, gordito - me sonrió dejando el libro a un lado
-¿Llevas mucho rato despierta? - pregunté abrazándola por la cintura
-Como una media hora - respondió antes de darme un dulce beso de buenos días - no podía dormir más, cosa rara teniendo en cuenta mis ganas de vivir en la cama últimamente
-¿Tuviste alguna pesadilla de la que deba estar informado? - pregunté con un poco de preocupación en la voz
-No, mi amor, ninguna - dijo rodeando mi cuello con sus brazos
La besé, y lo que pretendía ser un beso tierno e inocente, se volvió algo más intenso. Acerqué sus caderas a mi, atrayendo su cuerpo hacía el mio.
-Isa, nos van a pillar - susurró entre beso y beso- para, en serio
-Un poquito más - rogué dándole un suave y sensual bocado en el cuello - aun están todos dormidos
-No, ya para - rió - pueden aparecer en cualquier momento
-Está bien...- dije con resignación - pero vas a tener que compensar esto - señalé a mi amiguito que acababa de despertar
-¿Yo? ¿Por qué? - preguntó riendo- si has sido tú
-Pero él solo se despierta por ti - expliqué en tono de broma- y si lo dejas así, pues luego pide una compensación
-Tienes mucha cara tú - negó con la cabeza antes de darme un beso- pero esta noche en casa, podemos discutirlo - me guiñó un ojo
-¡Qué ganas de que llegue esta noche! - exclamé riendo
Me separé de ella y agarré su taza de café, robandole un traguito. Me miro con cara asesina. Sabía que su café por la mañana era sagrado, pero me encantaba hacerla de rabiar. Además adoraba como preparaba el café con un toquecito de canela.
-Devuélveme mi café - dijo cruzándose de brazos
-¿Y si no lo hago qué? - la reté
-Pues que a lo mejor tu amiguito va a tener que buscarse quién la compense - dijo enarcando una ceja
-¿Me estás chantajeando? - fingí sentirme dolido
-No, te estoy avisando, y por las buenas - dijo - así que, o me das mi café o le das amor a la almohada
-La almohada es tentadora - dije mordiéndome el labio
-Vale, veo que ya has elegido - dijo encogiéndose de hombros - que disfrutes tu noche de pasión con ella - se bajó de la encimera para prepararse otro café
-Igual te pones celosa - reí
-Ay no creo, por suerte para una chica existen juguetitos con los que pasárselo bien - sonrió descarada
Me quedé un poco sorprendido ante ese comentario, la conocía lo suficiente para saber que aquello iba en serio y que probablemente algo tendría escondido para cuando yo no estaba. Quise no pensar en ello, pues no ayudaba mucho a calmar la excitación que ya llevaba encima, así que me centré en tomarme el café que le había robado mientras ella se preparaba otro.
-Buenos días, tortolitos - dijo Sue entrando a la cocina -¿qué tal habéis dormido?
-Buenos días, primita - contestó Inma - Bien ¿tú que tal?
-Muy bien, la verdad - respondió- después de hablar con Villa anoche fue como quitarme un peso de encima y al fin he descansado a gusto - sonrió
-Villa también parecía contento después de hablar contigo - susurré - está muy dispuesto a luchar por ti
-Lo sé - dijo Sue- pero no va a ser fácil, para ninguno
-Bueno, no perdéis nada por intentarlo - añadió Inma- a veces lo que parece muy roto, puede repararse, solo hay que encontrar un buen pegamento
-Filósofa de la vida eres tú ¿no? - bromeó Sue
-Sí, la próxima Aristóteles - continué la broma
-Mal te quieres, Juan Pablito, mal te quieres - dijo Inma en tono amenazante
-¿Qué le hiciste ya? - preguntó Sue riendo
-Robarme mi café - respondió Inma haciéndose la dolida
-El último que le robó el café, no vivió para contarlo - dijo Sue siguiéndole el juego a Inma
Los tres reímos y desayunamos tranquilamente. Los demás fueron levantándose un de a pocos y se unieron a nosotros. Tras desayunar, acordamos recoger todo lo de la noche anterior y limpiar un poco la casa antes de irnos. Para cuando nos dimos cuenta, la mañana se había pasado y Alejo, Tania e Inma nos tenían la comida preparada.
-¡Qué hambre tenía! - exclamó Martín tras dar el primer bocado a la comida
-¿Saben qué? - dijo Tania - quiero brindar
-¿Por qué? - preguntaron Simón y Villa a la vez
-Pues por más fines de semana como este - respondió
-Por las reuniones grupales - añadió Sue- que son vida
-Y por tener amigos como vosotros - sonrió Inma - que no los cambiaría por nada
Chocamos todos nuestras copas de vino y nuestras latas de cerveza. Al acabar de comer, limpiamos todo lo ensuciado y la tarde la pasamos todos en el salón jugando a la consola y gastándonos bromas unos a otros. Sue llevaba razón en que aquellas reuniones grupales eran vida. Pasar tiempo todos juntos era algo que Villa, Martín, Simón y yo agradecíamos, porque no ayudaban a mantener los pies sobre la tierra y ahora además tenía a Inma que me mantenía sumido en una bonita realidad. Una en la que Morat, no era mi único sueño cumplido.
-Ya no juego más - se quejó Inma- soy penosa, no hago más que perder, si me ha ganado hasta Simón
-Y mira que eso es algo difícil - bromeó Villa
-Tienes en casa al rey del FIFA, no te preocupes - dije mirando a Inma- yo te daré unas clases
-Miedo me da como terminarán esas clases - bromeó Martín
-Inma acabará jugando con el joystick - dijo Eli - pero no precisamente el del mando de la play
Todos nos echamos a reír por ese comentario y tras acabar las partidas que teníamos a medias, nos despedimos del fin de semana, volviendo a la ajetreada vida de Bogotá.
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...