(Martín)
En apenas unos días Aleja y yo celebrábamos nuestro primer aniversario juntos. Recordaba como la conocí, como si hubiera sido ayer. No había sido un amor a primera vista, pero si que se había metido en mi cabeza muy poco a poco hasta que tuve que confesarle todo lo que sentía por ella.
'Laura y yo nos citamos para vernos en una nueva cafetería que había abierto en la ciudad. Desde la universidad apenas tardé unos diez minutos en llegar y allí esperé a mi novia.
-¿Disculpe deseas algo de tomar? - dijo una voz dulce
-No, estoy esperando a alguien - dije sin prácticamente mirar a la camarera
Laura llegó unos minutos después y aquella se volvió una cafetería a la que solíamos ir casi todos los fines de semana acompañados de nuestros amigos más cercanos. Cuando Laura cortó conmigo, me costaba ir allí y es que a pesar de lo mucho que me gustaba como preparaban el café y los dulces aquel sitio traía demasiados recuerdos a mi memoria. Hasta que un viernes al salir de la universidad pedí a mi hermano y sus compañeros de banda que me acompañaran.
-Así que este es el sitio - dijo Isaza
-Ajá - me limité a responder
Nos sentamos en una de las mesas y la camarera con voz dulce se acercó a tomarnos nota. Nunca me había fijado en ella, siempre tenía a Laura delante y era en quien se perdía mi mirada, pero esa chica, que según su identificación se llamaba Alejandra, era muy guapa.
-Veo que hoy no vienes con tu novia - me dijo risueña
-Eso es porque ya no es su novia - Isaza abrió la bocaza
-¡Juan Pablo! -exclamé - cierra la boca
-Oh vaya...- susurró ella algo cortada- lo siento...
Tras tomarnos el pedido se fue y apenas unos minutos después trajo nuestros cafés.
-Aquí tienen estos dulces -dijo
-Pero no los hemos pedido - aclaré yo
-Son por cuenta de la casa - respondió con una sonrisa
Desde ese día empecé a ir de nuevo a aquel local, solo o con alguno de los chicos, no había sábado que no pasara por allí. Alejandra se convirtió en una buena amiga y alguien que me escuchaba cuando necesitaba hablar, y así poco a poco empecé a sentirme más atrapado por ella. Por su risa dulce, por sus ojos marrones y por esa bonita personalidad suya. Era tierna, risueña y buena. Pasar tiempo con ella o simplemente verla atender a los clientes se convirtió en un divertido pasatiempo que hizo que me olvidara de Laura casi sin darme cuenta. Así que uno de los días espere a que Alejandra saliera de su turno, y poder acompañarla a casa dando un pequeño paseo. Hablar con ella era fácil y aquel paseo de casi media hora pareció tan corto que me quede con ganas de más.
-Yo vivo aquí - dijo parándose delante de un pequeño edificio
-¡Vaya! Yo vivo solo unas calles más arriba...- respondí- podríamos vernos algún día
-Claro, cuando quieras- contestó - me gusta hablar contigo
- El sentimiento es mutuo - sonreí
Un par de días después de aquello tuvimos nuestra primera cita y tras carias de ellas, me decidí a pedirle que fuera mi novia'.
Cuando miraba a Aleja seguía viendo a la chica dulce y tierna de la me había enamorado. Con ella entendí que para que una relación funcionara, no se tenían que compartir gustos o tener personalidades parecidas, sino que la persona que tuvieras al lado debía complementarte. Aportarte aquello de lo que tú carecías. Y ella era eso, mi complemento. Quién me daba ese toque de azúcar a mi vida. Quién me apoyaba y me escuchaba sin pedir nada a cambio, solo que el amor que ella sentía fuera correspondido.
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...