(Isaza)
Tras acabar la mañana de ensayo con los chicos me decidí por ir a buscar a Inma a la salida del trabajo. Llevaba toda la mañana preocupado por ella, sabía que la fiebre le haría acto de presencia durante el día y aunque ella juraba y perjuraba que estaba bien, yo sabía que no era así, pero Inma era terca y para mi gusto, responsable de más. Vi por la ventana que había empezado a llover así que agarré un paraguas antes de salir y me monté en el coche.
Pare el coche un par de metros más adelante de la escuela y fui andando hacía la entrada. Los niños empezaron a salir e Inma salía de la mano de uno de ellos. El niño iba llorando y ella se agachó para calmarlo. Sabía lo mucho que le gustaban los niños y me había demostrado que se le daban realmente bien, por ello verla secándoles las lágrimas a ese pequeño me resultó tan tierno. La despedirse del chiquillo dandole un beso en la mejilla que hizo que él sonriera y aproveché para ir con ella.
-¿Cómo está mi enfermita? - dije dándole un beso dulce en la mejilla
-Cansada - respondió- me sentí mejor en durante la mañana, aunque vomité un par de veces y creo que el malestar que siento es por eso
-Pues te llevo a casa para que descanses - la besé, esta vez en los labios
-¿Me acompañas a por unas cosas que deje en clase?- preguntó
Asentí y fui con ella. Recorrimos el largo pasillo hasta la última clase y entré tras ella. Metió unos libros que tenía sobre la mesa en su bolso, el cuál se colgó sobre el hombro.
-Señorita - dijo alguien desde la puerta- vengo a despedirme
Me giré al escuchar aquella voz que tan familiar se me hacía. Mi gesto se tornó serio cuando vi a Sebastián Yatra allí plantado, con esa sonrisa provocadora y mirando a Inma de aquella manera tan coqueta.
-¿Qué haces tú aquí? - pregunté
-Sebastián es quién nos va a ayudar en el festival de música que celebramos en unas semanas - contestó Inma
-Voy a tener el honor de trabajar con su novia- añadió él- que por cierto, es muy talentosa
-Créeme, sé lo talentosa que es - contesté serio
No me hacía ni pizca de gracia que Inma tuviera que pasar tiempo con él y más teniendo en cuenta las intenciones tan obvias que tenía con ella.
- Nos vemos mañana, linda- dijo despidiéndose de ella
-Sí - contestó ella - mañana nos vemos - lo despidió
Yatra salió de allí e Inma y yo fuimos directos a casa. Durante el trayecto en coche Inma parecía inquieta y al llegar a casa corrió directa al baño, dónde la oí vomitar. Algo había que no me gustaba, pero no quería preocuparme de más antes de tiempo. Entré detrás de ella y la vi apoyada en el lavabo. Estaba pálida y reconozco que me asusté.
-¿Qué te pasa? - pregunté alzándole la cara
-Estoy como mareada - susurró
Le toqué la frente. Estaba ardiendo.
-Vamos, voy a llevarte al médico - dije agarrándola de la mano
La ayudé a subirse en el coche y conduje hasta el hospital. Entramos por la zona de urgencias y no tardaron mucho en entrarla para hacerle algunas pruebas. Me quedé fuera esperando ansioso noticias sobre ella. El doctor asomó por la puerta de la que parecía su consulta y me hizo un gesto para que me acercara. Entré tras él, Inma estaba sentada en la camilla colocándose la camiseta.
-Eres su novio, supongo - dijo el doctor
- Sí - respondí sin quitar la vista de ella - ¿qué tiene doctor?
-Nada grave - respondió - solo tiene una infección estomacal, de ahí los vómitos y la fiebre
Respiré aliviado. El doctor me indicó las medicinas que debía tomarse y le recomendó unos días de reposo en casa.
-¿Oíste al doctor? - alcé una ceja - a ver si le haces más caso que a mí
-Ay, no me regañes - se quejó mientras subía en el coche
-Te regaño porque me preocupo por ti, Inma - dije girándome en mi asiento para mirarla
-Lo sé - respondió - ¿Podemos irnos a casa? -me miró con pena
-Claro - le acaricié la mejilla- pero pasare por la farmacia antes
Asintió y se recostó en el asiento. Aun estaba algo pálida, pero la fiebre parecía haberle bajado. Al llegar a casa, Inma se puso unos pantalones de deporte que solía utilizar para estar por allí y se robó una de mis sudaderas, que teniendo en cuenta lo bajita que era le quedaban enormes, pero adoraba ponérselas. Se sentó en una esquinita del sofá y Malta se echó a su lado apoyando la cabeza en sus piernas.
-¿Te preparó algo de comer, ladrona de sudaderas? - pregunté asomándome por la puerta del salón
-¿Un caldito calentito?- sugirió
-Marchando - le guiñé un ojo
Cuando volví, la vi dormida en el sofá y por muy tierno que me pareciera ver a mis dos chicas durmiendo juntas, desperté a Inma para que se tomara el caldo. Se frotó los ojos y se incorporó sentándose en el sofá como los indios. Dio un par de sorbos y me miró cuando me senté a su lado en el brazo del sofá.
-Deberías comer tú también - me dijo
-No te preocupes por mí - respondí - ahora como algo
Me miró preocupada, cosa que tenía gracia porque la enferma era ella. Dio otro trago y me ofreció la taza para que lo probara.
-¿Tan malo está que me lo das a mí? - bromeé
-No, imbécil - rió - solo quiero que lo compartas conmigo
-¿Y arriesgarme a que me pegues los virus? - alcé un ceja- No, gracias
-¡Eso dolió! - imitó a Villa y su dramatismo
Reí y me levanté del sofá. Me incliné frente a ella apoyando las palmas de las manos sobre el respaldo del sofá y dejando mi boca a muy pocos milímetros de la suya.
-Cuidado, no me beses que te pego los virus - se enfurruñó
-¿Quién ha dicho que iba a besarte? - bromeé
-Tú sigue - me miró frunciendo el ceño- que al final acaba el caldo en tu cabeza
-¿Sabes qué te pones muy bonita cuando te enfadas? - sonreí
-¿Sabes qué eres un imbécil?- preguntó imitándome
-Sí, pero me adoras - la sorprendí con un beso - y es algo que no puedes negar
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...