(Inma)
Estaba en la cocina tomándome un café caliente cuando Simón apareció por allí. Yo apenas había dormido la noche anterior, no solo por lo estúpida que me sentía por haber besado a Isaza, sino por que Eli y Simón eran incansables, y nuestras habitaciones estaban pared con pared.
-Buenos días - me saludó
-Serán para ti - respondí
-Uuuh ¿estamos de mal humor? - bromeó
-Puede - contesté - es que anoche hubo un par de tortolitos que no me dejaron dormir
-¿Nos oíste? - preguntó avergonzado
- No que va - ironicé
Simón sonrió encogiéndose de hombros y yo reí negando con la cabeza. Se preparó un café y se sentó en una de las sillas de la cocina, haciéndome compañía.
-Oiga Inma, ¿me permites hacerte una pregunta? - se colocó las gafas
-Eso ya es una pregunta, Simón - bromeé
-Otra más -rió
-Adelante - le animé
-¿Qué paso con Isaza? - dijo- O sea, se vieron muy callados después de que volviéramos con ustedes
-Nada a lo que haya que darle importancia Simón - mentí- de verdad
Frunció el ceño. No se había quedado conforme con mi respuesta, pero entendió que quizá no había tanta confianza entre ambos como para que yo le contara aquello. Así que simplemente cambiamos de tema. Eli entró a la cocina ya duchada y aproveché para entrar yo en la ducha. Dejé que el agua caliente me envolviera y cerré los ojos. Tenía la imagen de Isaza mirándome tras el beso y su caricia grabados en mi mente. Y aunque me moría porque todo aquello volviera a repetirse, Isaza no hacía más que dar señales confusas. 'Este hombre es demasiado complicado' me dije a mi misma.
Cuando acabé de ducharme me puse ropa cómoda para estar por casa. Eli y Simón tenían planeado pasar el domingo fuera, así que me pasaría el día sola en casa. Y casi lo agradecía, necesitaba un momento para mí, para aclarar mis ideas y para pensar en qué hacer con los sentimientos que Isaza estaba despertando en mí. Porque con él no sentía mariposas en el estómago, sino un puto zoo con sus visitantes y todo.
-¡Oog Inma deja de pensar en Isaza! - exclamé dejándome caer en el sofá
Prendí el televisor, pero por más que intenté buscar algo decente para ver no había nada. Así que busqué algunas series desde mi portátil. Me pasé así gran parte del día, viendo series tumbada en el sofá mientras comía algo de vez en cuando. Hacía mucho tiempo que nos disfrutaba de algo así. Que no compartía un día conmigo misma. Uno de esos que hacen que te olvides de lo que tienes alrededor.
Me desperecé un poco y fui a la cocina para fregar lo que había ensuciado, que ya os digo que no era mucho, y caí en la cuenta de que había empezado a llover.
-¿Quién será? – susurré al oír el timbre
Me sequé las manos con un trapo y salí a abrir la puerta. Plantado frente mí estaba Isaza empapado por culpa de la lluvia.
-¿Qué haces aq...? –intenté decir antes de que él me atacara con un beso
Sujetó mi rostro con sus manos. Sus labios estaban mojados pero aun con eso sentía la calidez que desprendían. Él avanzó unos pasos desplazándome a mí con él para poder cerrar la puerta a su espalda. Me agarré al cuello de su camisa atrayéndole hacía a mí y él hizo lo mismo aferrándose a mi cintura.
-¿A qué viene esto? – susurré a unos milímetros de sus labios
Me apoyó contra la pared sin dejar de besarme.
-A que llevo todo el día pensando en ti – respondió
-Estás empapado – sonreí
-Pues ayúdame a deshacerme de la ropa mojada
Me dio un mordisco de lo más sensual en el labio y después pasó a llenar mi cuello con besos cortos. Su mano derecha se desplazó bajo la falda del vestido que yo llevaba. Su tacto húmedo y frío contrastaba con el calor que desprendía mi piel, lo que me provocó un escalofrío de lo más placentero. Mis dedos se enredaron en su pelo a medida que mi respiración se aceleraba, por culpa de sus besos.
Sus labios volvieron a los míos, mientras yo desabrochaba cada uno de los botones de su camisa dejando al descubierto su pecho. Acaricié su cuello, su pecho y su abdomen hasta llegar a la cintura de su pantalón. Su entusiasmo por el momento era más que evidente. Desabroche su cinturón y desplacé mi mano bajo su pantalón. Aquellos minutos estaban siendo intensos. Los leves gemidos de ambos se mezclaban entre nuestros labios.
-Para, por favor...-me pidió con la respiración agitada – o vas a hacer que esto acabe demasiado pronto
-¿Tan poco aguante tienes? – bromeé
-Voy a demostrarte que no
Me sujeto en volandas, haciendo que mis piernas rodearan su cintura y me llevó a la habitación más cercana a nosotros, que quizá no era la más apropiada para aquello, la cocina. Me sentó sobre la encimera y se deshizo de mi ropa interior.
-Espera – dije- creo que nos falta algo
-Tranquila, vine preparado – sonrió
-¿Tan fácil creías que caería? – susurré mientras el atacaba mi cuello con leves bocados
-Solo sabía que tenías tantas ganas como yo de acabar con esta tensión
Y partir de ahí no hizo falta hablar más. Nos fundimos el uno con el otro, envolviéndonos en una atmosfera de placer.
Dejé que se diera una ducha caliente, mientras yo secaba su ropa.
-¿Se secó ya? – dijo apareciendo en la cocina con solo una toalla alrededor de la cintura
-Aún le queda un poco – dije apoyándome en la secadora
-¿Qué me ves así? – preguntó al darse cuenta de que lo miraba riendo
-Solo estaba pensando en que vamos a decir si alguien aparece por casa- reí
-Pues la verdad – respondió acercándose y abrazándome por la cintura- que vine aquí todo mojado – me besó- y que tú me ayudaste a entrar en calor
-Así, algo sutil – reí
-Bueno también podemos decir que 'follamos como conejos' – imitó la voz de Eli
Sonreí y le devolví el beso que él me había dado. Me hubiese gustado que se parara el tiempo en aquel instante.
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¡Hola de nuevo! Solo me paso por aquí para pediros que os volváis a pasar por el capitulo 8, por que wattpad tiene algo en mi contra y me lo borró, con lo que perdí los comentarios y los votos. Os lo agradezco de antemano.
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¿Quién te dijo esa mentira?
FanfictionAl final del camino siempre encuentras a esa persona capaz de reparar un corazón tan roto que parecía no tener arreglo. Sabe exactamente que hacer, o decir para cicatrizar esas heridas que no cerraban. Por que a veces tenemos que rompernos, para q...