Capitulo 82

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(Isaza)

Hacía ya unas semanas que las chicas habían vuelto a Bogotá, mientras que a nosotros aún nos quedaban algunas más de gira. Reconozco que estaba loco por volver a Colombia y ver como ese bebé crecía poco a poco dentro de la panzita de Inma. Disfrutar de esas primeras ecografías y saber si sería niño o niña. Intentaba hacerme a al idea de lo difícil que iba a ser compaginar ser papá con la banda. Pensé en Inma durante un largo rato, en lo diferente que era de sus padres, a los que había tenido el placer de conocer unos días antes de que ella se fuera.

'Habíamos decidido pasar el día solos. Madrid nos regalaba un preciosos día soleado y en apenas unos días nos separábamos de nuevo. Estábamos en El Retiro, esa pequeña zona de naturaleza de Madrid que siempre me había inspirado tanto y que ahora podía disfrutar con ella. Andaba pensativa mirando a la nada, mientras yo la observaba intentando descifrar que era lo que pasaba por su mente.

-¿Puedo saber en qué piensas? - preguntó finalmente

-Aunque parezca estúpido, en mis padres - dijo antes de soltar un largo suspiro

-No me parece estúpido - contesté 

-A mi sí, después de todo lo que me han hecho...- empezó a decir- siento que no puedo irme de aquí sin verles y decirles que van a ser abuelos...

-Tienen derecho a saberlo, supongo - respondí acariciando su espalda - y aunque te lo niegues, son tus padres y los echas de menos...

-Es absurdo ¿verdad? - negó con la cabeza - ¿Cómo puedes echar de menos a personas que pareció no importarles tu felicidad?

-No creo que siempre fueran así ¿no? - fruncí el ceño- no sé, imagino que también tendrás buenos recuerdos con ellos...

-Sí,  la mayoría de cuando era niña - me miró con una media sonrisa - y creo que esos recuerdos son los que me hacen querer darles la oportunidad de ser abuelos...¿Me acompañarías?  -preguntó 

No dije nada, solo me paré frente a ella y la ayude a levantarse, contestando así a su pregunta.

Tras más de media hora de viaje en metro, llegamos a nuestra parada. Notaba a Inma nerviosa a medida que nos acercábamos al edificio en el que sus padres vivían. Coloqué mi brazo sobre sus hombros y ella entrelazó su mano con la mía. He de reconocer que tenía curiosidad por ver como eran, saber si ella se parecía a su padre o a su madre. 

Al entrar en aquel edificio supe que sus padres no eran precisamente de clase obrera, sino que Inma venía de una familia a la que probablemente le sobraba el dinero.

-¿Inma? ¿Inma González? - preguntó una mujer de mediana edad que se encaraba de vigilar el portal

-Veo que te acuerdas de mi - respondió sonriente

-¡Ay mi niña! - la abrazó - ¡Qué alegría verte! Y veo que vienes muy bien acompañada - la mujer me miró con una amplia sonrisa

-Él es Juan Pablo - me presentó - mi prometido, y ella es Lucía, trabaja en este edificio desde hace años y siempre ha cuidado de mi cuando mis padres tenían que irse fuera

-Un gusto conocerla - sonreí

-¿Y no era que tú nunca te ibas a casar? - bromeó Lucía - el gusto es mío, muchacho, cuídala mucho

-Y así era, pero alguien me hizo replantearme la idea - Inma me miró y me encogí de hombros- ¿sabes si están mis padres en casa? 

Lucía asintió y tras despedirse de nosotros nos dejó avanzar hacía el ascensor. Llegamos a la última planta y cuando estuvimos delante de la puerta, pulso el timbre con decisión. Una mujer de unos cuarenta años nos abrió la puerta. Tenía los mismos ojos que Inma y ahí supe que ella era su madre.

-Inma, cariño - la abrazó emocionada -no puedo creer que estés aquí

-Yo tampoco -respondió Inma intentando zafarse del abrazo de su madre 

-¿Cómo estás? -preguntó sujetando la cara de Inma entre sus manos- ¿Y quién te acompaña?

-Mi nombre es Juan Pablo - me presenté - soy el novio y prometido de su hija, mucho gusto

Nos miró un poco sorprendida por la noticia, y finalmente sonrió. Nos dejó pasar y seguí a Inma hasta el salón dónde estaba el que suponía era su padre. Andaba concentrado en la pantalla de su ordenador, vestido con una camisa y unos pantalones de traje perfectamente planchados. Alzó la vista al ver a Inma y se levantó dejando las gafas junto al portátil.

-Hola...-susurró el bastante sorprendido - me alegro de verte

-Hola, papá - respondió ella- me gustaría poder decir lo mismo

-Mi nombre es Fernando González - me extendió la mano - ¿Tú eres?

-Juan Pablo Isaza - respondí estrechándole la mano - encantado señor González

-Veo que te va bien en Colombia - dijo su padre con lo que parecía una sonrisa en la cara 

-Está mucho más guapa - añadió su madre colocándose junto su esposo

-Ya ¿podemos sentarnos? - dijo Inma - tengo, tenemos algo que contaros

Sus padres asintieron y nos sentamos en los sofás del salón. Su madre nos ofreció algo de beber e incluso de comer y cuando volvió de la cocina, se sentó junto al adre de Inma, a quienes miraban expectantes.

-Sí estamos aquí - empezó a decir Inma - es para contaros que vais a ser abuelos, hace unos días  nos enteramos que estamos esperando un hijo y por alguna extraña razón creo que aunque no hayáis sido los padres que esperaba, no puedo negaros la oportunidad de remendar vuestros errores, siendo abuelos

-Mi amor, sois muy jóvenes - dijo su madre preocupada 

-Bueno, no es que lo buscáramos, ha surgido así - respondió Inma - y bueno ya teníamos planeado casarnos

-Veo que no te cansas de cometer errores - dijo su padre

Inma rió irónica, como si esperara ese comentario de su padre. No entendía que no se alegrara de ver feliz a su hija, como tampoco lograba entender que después de mese sin verla ni si quiera la hubiera abrazado. Simplemente la miraba con semblante serio como pensando cada una de sus respuestas.

-El único error que he cometido en la vida es haber estado con vuestro amado Leo - respondió Inma molesta - que bueno por si os interesa saberlo, podéis visitarlo en la cárcel

-Ya nos había llegado la noticia - susurró su madre

-Y ya hemos ido a visitarlo - añadió su padre

-Disculpen mi atrevimiento - me metí en la conversación - pero ¿qué clase de padre son ustedes? O sea ¿qué clase de padre va a visitar a la cárcel a la persona que ha jodido la vida de su hija? - los miré casi enojado - tienen una hija maravillosa, que se merece todo el amor del mundo y ¿les da igual perderla? 

-No es asunto tuyo - me respondió su padre

-Pues yo creo que sí lo es - lo miré desafiante - porque además de mi prometida es la futura madre de mi hijo, es decir que le guste o no vamos a ser familia - continué - y me sorprende que no sean capaces de apreciar lo que su hija les está regalando, quiere que formen parte de la vida de nuestro hijo aun sabiendo que no lo merecen y lo único que sabe decirle es que está cometiendo un error... - me encogí de hombros - es usted un padre diez, sin duda - sonreí irónico'

Después de eso Inma y yo simplemente nos fuimos de allí. Como Inma me miraba orgullosa y sonriente por como la había defendido frente a sus padres.  Conocía a Inma lo suficiente para saber que había salido decepcionada, más aún de la que ya estaba, de esa visita pero ahora tenía una familia que la quería de verdad y que estaban felices de vernos juntos.


¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora