Capitulo 50

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(Inma)

El día amaneció soleado. Me desperté sola en la cama, Isaza se había levantado antes que yo y estaba dándose un ducha. Así que me desperecé y entré en el baño sin hacer ruido. Me desvestí y sin que él se diera cuenta, ya que estaba de espaldas, me colé en la ducha. Lo abracé y le di un beso cerca del hombro.

-Buenos días, gordito - susurré

-Y tanto que son buenos días - dijo volteándose para besarme- ¿Qué vienes a hacer lo que no quisiste anoche?

-Puede - puse cara inocente

-¿Y si ahora no quiero yo? - frunció el ceño

-No cuela, tú siempre quieres - bromeé - vives en una época de celo constante

Negó con la cabeza y me besó deseoso. En esa ducha Isaza dejo de lado los preliminares y los juegos eróticos,  yendo directamente al grano. Y aunque prefería toda la parafernalia que solíamos montar para hacer el amor, también me gustaba que fuera directo.

-Así da gusto empezar el dia - dijo poniendose la toalla alrededor de la cintura

-¿Y qué vamos a hacer hoy? - pregunté

-Lo primero desayunar- contestó

-¿No tuviste bastante desayuno ya? -bromeé

-De ese desayuno nunca tengo bastante - me guiñó un ojo

Salí al dormitorio a por algo de ropa interior y una vez me la puse, me vestí con un minivestido suelto color coral, de manga corta y algo de escote. Me puse unas converse blancas bajitas y me maquillé un poco, pintándome los labios de un divertido morado matte. Él salió del baño ya vestido con un vaquero negro, sus habituales botas y una camiseta gris claro. Se colocó una gorra para que el pelo no le molestara y sus gafas de sol.

-Me gusta ese color - dijo Isaza haciendo referencia a mi pintalabios- pero prefiero cuando los llevas rojos o burdeos

-Pero es que esos colores son para noches especiales - respondí

Sonrió y me beso en la mejilla. Recogí mi bolso de la cama y al igual que él me puse mis gafas de sol, guardando mis habituales gafas en su funda y a la vez guardando ésta en mi bolso. Fuimos al edificio principal del complejo, donde estaba el restaurante y había bufet libre en el desayuno. Cuando entramos sonaba bajito la canción 'Sutra' y casi de forma inconsciente me puse a tararearla.

-¿Ahora eres fan de Sebastián? -preguntó casi con tono molesto mientras se servía el café

Quise quitarle hierro al asunto con una respuesta divertida, aprovechando el buen humor con el que me había levantado.

-¿Quién te dijo esa mentira? Que soy fan de Sebastián- empecé a cantar bajito, versionando 'Besos en guerra'- No hagas caso a tus amigos, que aunque suene Yatra, yo soy de Morat

Se llevó una mano a la cara y fingiendo que aquello le daba vergüenza ajena, pero al final acabó soltado una suave carcajada. Ambos reimos ante ese absurdo momento, pero sabía que él disfrutaba de esas tonterías tan mías.

-¿Quieres café? - preguntó aun medio riendo

-Sí, por favor - asentí

-No puedo obviar lo que acaba de pasar - dijo riendo- ¿te tenías preparada esa canción o cómo?

-Juro que no - me encogí de hombros- pero tengo una mente privilegiada para este tipo de tonterías

-No sé que voy a hacer contigo, de verdad - dijo dandome mi taza de café

-Sabes que te encantan mis bobadas -sonreí divertida

Él asintió dándome la razón y fuimos a una de las mesas. Nos sentamos y desayunamos tranquilamente mientras decidíamos que hacer. Optamos por visitar la ciudad, buscamos algunos sitios a los que ir como el Museo del Cacao, donde compramos unas botellitas de licor de cacao; la plaza de Las bóvedas, unas celdas de un calabozo del siglo XVIII donde actualmente existían tiendas de recuerdos y también visitamos el famoso monumento Zapatos Viejos, cerca del castillo de San Felipe de Barajas. Y así estuvimos durante la mañana y gran parte de la tarde. Visitando lugares, haciendo fotos y en definitiva, pasándolo en grande. El resto de la tarde lo pasamos en la playa cercana al hotel. El día soleado y la temperatura acompañaban así que había bastante gente dándose un buen remojón.

-Venga - insistió - vamos a bañarnos

-Que no me apetece - me quejé

-Te prometo me ningún pez te va a hacer nada - bromeó refiriéndose a la anécdota que le conté de cuando era niña- yo te protejo

Le miré mal y fruncí los morritos fingiendo enojo por reírse de mi. Se quitó la camiseta quedándose únicamente con su bañador y se acercó para darme un beso.

-Te espero en la orilla - me dijo- así que date prisa

-Pues espera sentado, no sea que te canses - respondí aun con el morro torcido

-Muy bien, pues no me dejas de otra - sonrió 

Me agarró en volandas y en contra de mi voluntad me metió en el mar. Cuando me soltó le salpiqué con agua y me acerqué a él como si fuera a darle un beso, momento que aproveché para hundirlo bajo el agua. Salió riendo y apartándose el pelo hacía atrás. 

-¡Qué horrible estás así! - me eché a reír - parece que lamió el pelo una vaca

-Y tú sin embargo estás preciosa - se acercó - con ese bikini - pasó el dedo por mi escote

-Chaval, contrólate -dije al notar una incipiente erección bajo el agua

-Es complicado - me acercó más a él 

-Bueno, pues a no ser que quieras que nos detengan por escándalo público - reí cerca de sus labios - más te vale hacer un esfuerzo

-Eres una aguafiestas - rió- pero tienes razón...-rodó los ojos

Él se quedó un rato en el agua, mientras yo volví a la hamaca a secarme y relajarme un poco. Observé como cuando volvía algunas adolescentes se acercaron para hacerse unas fotos con él y tras hablar un rato con ellas y quitárselas de encima, se sentó a los pies de mi tumbona. Agarró la toalla y se secó un poco.

-He pensado que esta noche podíamos cenar en algún restaurante bonito de la ciudad - propuso- ponernos elegantes y pasar una velada diferente

-Me parece un buen plan - acepté

¿Quién te dijo esa mentira?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora