Capítulo 88: Regreso a casa

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-A qué te refieres? –pregunté mirándolo a los ojos.

-No te diré nada, debes ser paciente.

-No te parece que ya he sido bastante paciente contigo?-sonreí mirando su mandíbula perfectamente definida-. No me gustan los misterios Justin.

-No es un misterio, es… -rodó los ojos sonriendo-. No sé qué es, pero no quiero decirte nada, solo quiero demostrarte las cosas.

-Ok –desvié la mirada sin entender demasiado.

-Vas a dormir conmigo? –preguntó intentando sonar inocente.

-Claro, como no se me había ocurrido antes –dije irónica con una sonrisa.

-Y dónde más piensas hacerlo?

-En el sofá, no lo sé, tampoco estoy aquí para dormir, todo lo contrario, tengo que mantenerme despierta para notar si algo te pasa.

-Nada va a pasarme –rio un poco-. Ya estoy bien pequeña, no necesito que te desveles por mí.

-Solo déjame verte dormir y cállate –sonreí.

-Con una condición –me miró sonriente y alcé las cejas incrédula, él continuó sin dejar de mirarme a los ojos-. Abrázame hasta que me duerma.

No respondí, simplemente sonreí ante sus palabras y lo abracé como pidió. Él se acomodó sin despegarse demasiado de mi cuerpo y cerró los ojos, sus pestañas eran tan rubias que apenas se apreciaba lo largas que eran. Su respiración estaba tranquila, pocas veces recuerdo haberlo visto tan tranquilo, siempre estaba bajo presión por cualquier razón, algo que yo odiaba.

Los minutos parecían eternos mientras lo observaba dormir, pero no lo suficiente como yo quisiera. Me gustaba observar cada centímetro de su rostro, su boca era pequeña, sus labios un tanto gruesos y de un tono rosado pálido, mientras que su piel siempre lucía ese tono canela claro adornado de sus pequeños lunares, siempre pareciendo ser la piel de un bebé. Reí al recordar cuanto bromeaba cada vez que le salía un grano, le tomaba fotos y eso lo hacía sentir normal. Él no sabe lo normal que es, la presión de la prensa y del mundo no lo deja ver que no es más que un chico que comete errores como todo el mundo, piensa que debe ser perfecto, piensa que cualquier error que pueda cometer es el triple de malo que el de cualquier otra persona. Quisiera poder hacer que el mundo dejara de juzgarlo por sus acciones, pero sé que es algo que está lejos de mi poder.

Me senté en el sofá cuando ya eran las 3 de la madrugada y me quedé observándolo a la distancia, poco a poco el sueño comenzó a apoderarse de mí y me dormí.

JUSTIN.

 

Ella sentada en el sofá con sus manos apoyadas en su estómago y sus ojos cerrados fue lo primero que vi al despertar, tenía su cuerpo totalmente apoyado en el sofá y su cabello estaba sobre su rostro. Hubiera querido pararme de esa cama y sentarme a su lado para despertarla con un beso, pero el doctor entró a la habitación, al darle una mirada a Cassy sonrió, era demasiado joven para no sentir celos de que mirara a mi chica.

-Hola Justin –saludó con su mirada fija en mí y un tono de voz bajo.

-Hola.

-Cómo te sientes?

-Perfectamente –fingí una sonrisa.

-Tenemos que hacerte los exámenes de rutina, ya sabes, necesitamos saber si tu respiración está bien, un examen de sangre y todo eso.

He ain't all bad © (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora