Hataraku Saibou (Historias breves)

Rojo o Rosa (parte 2)

(no sé si termine esta historia... Porque me duele 💔)

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El más joven de los neutrófilos salió a la siga de la pelirroja que se escabulló entre los bloques celulares para ocultar que las lágrimas se le escapaban sin cesar. Ver a su querido Hakkekkyuu-san y a la Eosinófilo juntos era doloroso, pero ver un beso de ellos dos era tortuoso.

- Hey, tranquila... Déjalo salir, deja salir el dolor - decía con dulzura 4989 abrazando a la chica quien lloraba con su interior destrozado. Alguna vez ella soñó que su primer beso sería con 1146, y que a la vez el le reconocería que también era su primer beso, se lamentaba de sus fantasías de joven enamorada.
¿Por qué esa manía de hacer castillos en las nubes?. Me siento tan estúpida...

- Me duele... Me duele mucho - Decía entre lágrimas la pobre eritrocito o ocultando el rostro en el hombro del joven neutrófilo que trataba de contener a la pequeña eritrocito.

- Créeme, sé que duele...- murmuró 4989. Esas palabras hicieron un "click" en la mente de AE.
Ella lloraba desconsolada por ver al varón de quién estaba enamorada besar a otra chica, mientras que 4989 estuvo quizás cuánto tiempo viéndola a ella enamorada de alguien más, y no estaba haciendo berrinches.

- No, no puedo estar así... Hay cosas peores en la vida *snif* que sea feliz con ella... - Dijo AE limpiándose las lágrimas. Mientras 4989 intentaba entender el repentino cambio de actitud de la chica.

- ¿Estás bien? No es bueno guardarse la pena, está bien llorar cuando se necesita - dijo él.

- No estoy bien, pero tampoco estoy muerta y es motivo de agradecer a la vida. Siempre hay alguien peor que una, así que como me dijo la maestra Macrófaga "Hay que agradecer que tenemos vida" - respondió la pelirroja intentando ser fuerte. El joven neutrófilo le sonrió una vez más, a él no lo engañaba pero por ahora le seguiría el juego de "estoy bien".

Ambos caminaron un poco más, solo por apartarse del lugar, en silencio. El joven no sabía cómo iniciar una nueva conversación, cambiar el tema y hacer la caminata algo más agradable pero su radar de antígenos se disparó, y en cuestión de segundos, en frente de ellos... Dos neumococos.

- Mantente detrás de mí - exclamó 4989 sacando sus armas.

Los neumococos se abalanzaron sobre el joven neutrófilo quien les hizo frente valientemente, dos contra uno. Fue difícil esquivar del todo los ataques, al ver que uno intentó atacar a la chica uso su propio cuerpo de escudo recibiendo una estocada en el hombro derecho.

- ¡Hachijû kyû- kun! (89' en japonés) -

- ¡Un rasguño! ¡Una cosa poca! Tú tranquila, yo nervioso - respondió 4989 con una sonrisa burlona mientras cercenó el cuello del mismo neumococo que lo hirió.

- Queda uno... - El joven neutrófilo clavo su puñal en el estómago de la bacteria y lo abrió hasta la altura del cuello.

- Ya no queda ninguno - exclamó victorioso el soldado, quien se inclinó del dolor en el hombro.

- Muchas gracias 4989, Déjame ver esa herida....¡Oh por el cielo! Está fea. Déjame curar eso, hay una estación de enfermería por aquí cerca - la pelirroja ayudo al albino más joven a llegar a la enfermería donde fue atendido por dos amables Macrófagas, en lo que AE le traía una sopa instantánea y unos bollos.

Las enfermeras dieron en visto bueno para que el neutrófilo pudiera descansar en casa y no en la enfermería lo cual puso feliz a ambos.  Al ser diestro, que le inmovilizaran el brazo derecho fue complicado para el pobre 4989 con dificultad podía tomar los palillos con la mano izquierda. La eritrocito se imaginaba que sería un día difícil para 4989 solo en casa, hasta las labores más simples serían tediosas ahora con una extremidad menos.