El primer beso

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El primer beso de Eri y Neo (Sentido de Pertenencia II)

¡Feliz San Valentín!

Lo prometido es deuda ~♥

Ahora me voy para seguir revolcandome en mi miseria.
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Era la segunda noche de Eri alojando en la casa de Ash y Neo Zenshiro, la casa de los hermanos que fue herrada de sus padres.
La pelirroja nunca estaba al cien por ciento sola en aquella casa, con los turnos rotativos de los varones siempre uno de los dos estaba en la vivienda, aunque fuera durmiendo en su habitación. Eri era despistada, si. Pero no tanto como para no darse cuenta que lo hacían para cuidarla con todo lo que había pasado, y por ello estaba muy agradecida.
Aprovecho que Ash estaba durmiendo, y salió a comprar, fue cuestión de no más de media hora. Al volver a casa, se dió cuenta que su ausencia pasó desapercibida y se sintió feliz de no despertar a nadie.

Se sentía en deuda con los varones, en especial con Neo. Recibirla en su hogar y tratarla tan bien, llenarla de atenciones la hizo sentir extrañamente feliz, era como si aquel hogar tuviera amor hasta en los cimientos.

Con las compras fue a la cocina y comenzó a cocinar. Por la falta de tiempo de los varones (y el cansancio) a menudo pedían comida a domicilio o tenían cosas precocinadas en la alacena, a Eri no le molestaba pero sentía que no era lo mismo que llegar a casa después de un día agotador y comer comida casera. Sin contar que algo que a ella se le daba bien era precisamente la cocina y rara vez tenía oportunidad de sacar a relucir esa habilidad.

Con esmero y tarareando en voz baja marinaba la carne, sofreia las verduras, lavaba el arroz. Una vez la carne a fuego lento comenzó con la fruta. Estuvo casi toda la tarde en la cocina pero se sentía orgullosa.
Carne a la cacerola con verduras surtidas, guarnición de arroz al azafrán. De entrada una sopa de champiñones, y de postre un mouse de frutos rojos con crema batida y una ramita de chocolate para decorar.

- Lady estaría orgullosa - se felicitó a sí misma mientras se sacaba el mandil que encontró en la cocina, se le hizo muy divertido el diseño: "Besto chef de la vida". Seguramente escrito con algún marcador. Otra cosa más que le encantaba de aquella casa, todo tenía una historia emotiva o divertida.
Desde la pizarra junto a la puerta, el mandil, el retrato familiar y las campanas de viento en las ventanas de Ash y Neo.
Ash le comentó que de niños no les agradaban las tormentas, y su madre puso aquellas campanas de viento "llama ángeles" para que el dulce sonido les recordase que no era más que viento o ángeles jugando a los bolos en el cielo.

- Tuvieron una madre muy dulce, de seguro fue una gran mujer - dijo en voz baja la pelirroja contemplando el rostro de la mujer en el cuadro familiar colgado en la cocina.

- Lo fué, de seguro te hubiera adorado - se integró Ash haciendo dar un brinquito a Eri. - Oye ¿Pediste comida? Huele muy bien ¿Qué pediste? -

- No, está vez cociné yo. Hoy van a probar algo que de seguro no comen hace siglos: Comida hecha en casa - dijo orgullosa la chica con los puños en la cintura.

- Ooooh... ¡Genial! -

Esperaron a que Neo llegase a casa, al cruzar la puerta fue evidente el cansancio en su rostro, pero cambio drásticamente al ver la mesa puesta con tanta delicadeza y un par de flores como centro de mesa. Un par de camelias del mismo jardín flotando en una pequeña vasija de vidrio. Simple, pero perfecto.

- Vaya... ¿Qué celebramos? - preguntó sorprendido el recién llegado.

- El sol, la luna, las estrellas, el internet... ¡Eri cocinó para nosotros! ¿No es genial? - respondía Ash sacudiendo a su hermano mayor por los hombros.

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora