A la próxima

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Sé que debería cubrirte con la sábana, pero no puedo. En realidad, no quiero hacerlo, no aún.

Veo cómo se mueve lentamente tu pecho, tu respiración tan suave. Tu piel pálida, pero sonrosada. Cálida, dulce, aún algo húmeda por el sudor.

Me recosté otra vez junto a ti, y acaricié  tu cabello hasta que te dormiste. Me encanta sentir tu cabello entre mis dedos. Estoy acostumbrado a tener mis manos cargadas de carmín, pero no es como tu cabello; no es hermoso, no es suave, no es perfecto. Pero, tú carmín si, es hermoso, es suave, es perfecto, como tú.

Te amo tanto.

Dijiste que no debía dejarte dormir, no esta noche. Esta noche era sólo para nosotros, para amarnos hasta desfallecer; para basarnos hasta desgastar nuestros labios, amarnos tanto hasta perdernos el uno en el otro.

Nuestra última noche.

No dejé de decirte cuando te amo, aún cuando el aire me faltaba. Aún cuando el sudor me nublaba la vista... esa hermosa vista. Tu rostro sonrojado, perlada en sudor, sosteniendo tu a mi rostro sobre ti.

Y tú sonrisa, esa sonrisa que solo yo conozco.
Esa dulce expresión previa al último beso antes de llegar al clímax.

No quiero olvidarlo. Nunca.

Te amo tanto.

Tan linda, aún cuando abres los ojos y frunces el ceño haciendo un puchero porque te dejé dormir. Aún estando agotada, me rodeas una vez más con tus brazos acercándome a ti.
Sabes que no puedo resistirme a ti, a todo menos a ti.

Mis labios resecos se humedecen en los tuyos. Siento la piel de tus piernas frotándose en las mías.
Tomo tus manos, tan lindas, suaves, tan delicadas. Las beso una y otra vez, benditas sean tus manos por sostener mi alma.

Sé que estas cansada, yo también lo estoy. Pero esto es más fuerte que eso, lo que sentimos en uno por el otro está mas allá del entendimiento de cualquier mortal.
Y mientras inclinas tu cuerpo sobre mi, comienzo un recorrido de besos y suaves mordidas en tu cuerpo.

Te amo tanto, tanto.

Y una vez más esa sonrisa, contrastada con un par de lágrimas.
Das un último suspiro antes de caer derrotada. Te aferras a mi, luchando por no cerrar los ojos, enredando tus piernas con las mías como si supieras ya que esperaré a que te duermas para partir.

No me gustan las despedidas.

Te vi dormir un rato más. Siendo honesto, también me dormí un buen rato.

Abrí los ojos, y aún estabas descansando.
Tan linda.
Tan hermosa.
Tan perfecta.

Ahora, si te cubrí con la sábana.

Con el mismo bolígrafo que inició nuestra historia te escribí una nota.

"Te amo.

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La dejé donde puedas verla al despertar.

Nunca es seguro, si volveré del mismo modo. Tampoco si estarás cuando vuelvas...

Supongo que eso hace tan difícil esto.
Pero hay una cosa que sí sé, y estoy seguro: te amo, y eso no cambiará en esta vida o en otra.

Antes de que me desintegren no pude evitar reír un poco, fue algo estúpido. Estaba a punto de morir, y recordé que nunca te llamé por tu código, siempre "Sekkekkyu" o "Rojita", pero nunca Ae3803. Tal vez, en otra vida...
Trataré de recordar hacerlo, la próxima  vez.

Porque tiene que haber una próxima vez.





Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora