La bella durmiente

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La pelirroja repartidora estaba cansadísima. En la mañana una alta ingesta de bebidas energéticas los tuvo a todos muy ocupados, pero pasado el efectivo de la cafeína y el azúcar llegó el cansancio.

Entregó la última carga de nutrientes en su lista y ahora volvería a su departamento a descansar un poco.
En el camino a su hogar, unas pequeñas plaquetas jugando por el sector la divisaron y se acercaron a saludar. Era tanta la ternura de esas pequeñitas que no resistió quedarse con ellas a jugar un rato, a pesar de estar tan cansada.

En medio de juegos, una de las pequeñas sacó un libro de cuentos. Las plaquetas se sentaron en el regazo de la repartidora quien procedía a leer el cuento.

- Sekkekkyuu, Plaquetas gusto en verlas -

El neutrófilo amable patrullaba el sector y al verlas se acercó a saludar. Después de intercambiar saludos, la repartidora continuo la lectura.

"... Entonces el valiente príncipe subió a la torre más alta donde por un malvado hechizo se encontraba dormida a princesa. Al subir, la vió dormida. Sé veía tan angelical la adorable princesa, que el príncipe quedó prendado de la dama".

- Anone anone ¿Qué es prendado? -

- Ah, es cuando te enamoras de algo o alguien de inmediato - respondió el albino dando paso a la repartidora para concluir el cuento.

"... Se acercó lentamente a la princesa y al ver que no despertaba, recordó las palabras del hada que le habló de un hechizo en la princesa que la haría dormir hasta que un beso de amor rompiera el hechizo".

- Anone anone ¿Entonces los besos son de amor? -

- Ah... Si, supongo - respondió la pelirroja.

- Hakkekkyuu onii-san quiere mucho a Sekkekkyuu onee-san ¡Yei! - celebró la pequeña plaqueta sacando de onda a los mayores.

Ninguno de los dos entendió porque la pequeña líder de las plaquetas había llegado a semejante conclusión.

- ah, ah Líder-chan ¿Por qué dices algo así? - preguntó llena de nervios la dulce eritrocito al ver que el blanco seguía petrificado.

- Porque Hakkekkyuu onii-san besa a Sekkekkyuu onee-san cuando está dormida en las bancas. Una vez lo ví, el señor Célula Dendritica tomó una fotografía, el también lo vió... -

El albino se puso de pie en menos de un segundo estaba huyendo del lugar cubriéndose el rostro con ambas manos dejando a la pelirroja con la palabra en la boca.

Ya tendría que armarse de valor para hablar con la eritrocito, pero hoy no seria el día.

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora