Hataraku Saibou (Historias breves)

Sentada aquí en mi alma

Siempre Chayanne, nunca Inchayanne.

La forma en que se conocieron no fue lo mas habitual, y es que nadie se imagina que conocerá a su mejor amigo o amiga de esa manera: dando primeros auxilios y puntadas a una profunda cortada en el costado derecho del estómago. 

No era la mejor candidata a ser una amiga, de hecho, originalmente eran enemigos. Pero las cosas fueron cambiando y ahora eran aliados pues, el enemigo de mi enemigo es amigo dicen por ahí.

La llevó a casa para atender su heridas, sin saber que el tenía heridas que sanar también, heridas que se llevan por dentro, no de las que sanan con puntadas.

Estaba en una situación difícil, la chica había perdido algo de sangre, estaba cansada, herida, la morfina la hizo dormir pero no podía dejarla con esa ropa empapada de sangre y sucia, pero su código de caballero no le permitía cambiarle de ropa el mismo, así que se vio obligado a pedirle ese favor a su hermana... Umiko salió con un semblante algo triste a decirle a su hermano que ya podía entrar, ya estaba vestida. Al preguntar el motivo del semblante triste en su rostro, su hermana le comentó que tenia varios golpes y cicatrices anteriores en el cuerpo, fue duro ver a una joven de una edad similar con el cuerpo así de maltratado. 

Hachiro es diferente a sus hermanos y a sus primos, él entiende que "los métodos" que usan los Zenshiro no son muy lejanos a los que usan los criminales, la diferencia es "la causa". Él siempre fue mas sensible con el criterio a tratar a los criminales, entendía que algunos en su minuto también fueron víctimas ¿Cómo tratar de igual manera al que roba por hambre al que roba por placer? al menos Hachiro no podía, no si quería un poco de paz mental.

No tenía nada que envidiarle a sus primos o hermano, fue entrenado igual, con las mismas habilidades, pero prefería usar la violencia como último recurso. Su fortaleza era la mente, el análisis y el criterio. Y esta vez no fue la excepción, ella fue una víctima de un sistema corrupto, de la falta de oportunidades, de ser tratada como objeto y no como un igual...

Honestamente, sintió lástima al ver a esa joven herida y maltratada, saber que no había nadie que la estuviera esperando en casa le incomodaba, era como si no tuviera procedencia.

Mis dedos fríos y mi pelo,
que me golpea en tus recuerdos
y me persigues en la sombra tu
¿De dónde sales tú? 

No fue muy difícil hacerle entender a su hermano mayor que estaban en deuda con la chica, y que le gustase o no ella se iba a quedar en casa hasta que se recuperase. De igual manera, la debilidad de Rokuro era que nunca se podía negar a sus hermanos.

- Bien, la loquita se queda. Pero bajo tu responsabilidad, y mas te vale que no cause problemas - 

Los primeros días fueron un poco tensos, poca plática y mucho hermetismo. No se sentía cómodo con el alias de asesina así que le puso un nombre: Sadie. Era lo justo tomando en cuenta que ella ya lo había bautizado como "pretty boy", él no lo sabía, pero ese nombre fue el regalo mas preciado que le habían dado a una chica que nunca tuvo nada; le habían dado una identidad y la posibilidad de redimirse. 

Costó, pero de apoco la chica comenzó a compartir un poco más, abrirse y entablar una plática amena. Mostraba mucho interés en lo que hacía Hachiro en la cocina, como una niña con temor a preguntar si la dejaban ayudar. Fue divertido para ambos comenzar a cocinar juntos, ella era hábil con el cuchillo después de todo, y era una gran compañía. No era de muchos amigos, siempre fueron él hermanos y sus primos mayormente, pero el paso del tiempo hace lo suyo. Nick en la costa, Neo y su reciente familia, Ash en plan de padre, Umiko y sus estudios, Rokuro y la vida loca... y una "amiganovia" que siempre dejaba en claro "esto no significa que seamos pareja" después de hacer cosas que si hacen las parejas, así que tener a Sadie en casa, era agradable; tener con quien platicar, que te acompañe a comer, y una amistad desinteresada.