En secreto

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No puedo evitar entregarme a ese exquisito hormigueo que sube por mis hombros y acaba en mi nuca cada vez que haces eso. Cuando te miro de reojo y estás mordiendo tu labio inferior, diciendo que te molestan esos diminutos trocitos de piel reseca en tus labios. Cada vez que haces eso debo auto controlarme, porque despiertas en mi unos apetitos que no son normales; que no podría decirlos, porque ruborizarian hasta al peor de los pervertidos.

Como si no bastara con semejante tortura le sigue esa mirada tuya. Cuando volteas levemente, es como si lo hicieras a propósito, como si quisieras tentarme a imaginar como sería mirarte desde la espalda, sin que puedas voltear. Sostener tu rostro por la barbilla y besarte mientras me pierdo en ti.

Es que me estás torturando, mucho.

Y estoy tan habituado al dolor, que ya no sé si estoy sufriendo o disfrutando.

Es esperar un poco de agua después de un largo periodo de sed, donde el agua incluso tibia se sentirá como una enorme bendición que te llenará de regocijo. Entonces esta tortura habrá valido la pena, supongo.

Te sigo mirando a la distancia, pero claro. Tu no tienes ni una remota idea de todas las locuras y fantasías que pasan por mi mente mientras pasas tiernamente tu cabello detrás de tu oreja.
Casi puedo sentir ese delicado aroma que desprende tu cabello. Puedo imaginar como sería ese delicado aroma impregnado en mi almohada, mezclado con el mío.
Pero ese sería un problema, un paso terrible.
Porque si llegas ahí, incluso por accidente; jamás te dejaría salir de ahí. No podría, no lo soportaría.

Porque te volviste una diosa. Ama y señora de todas y cada una de las fantasías que me permiten soportar esta agonía.
¿Qué si te rezaría?
Por supesto.

Apiádate de mi, diosa de mis sueños. O perdona mis pecados.

Aunque, siendo sincero. No me molestaría la idea de ir al infierno si eres tú el pecado que me condene

Vamos caminando uno junto al otro. Como más de una vez ya nos ha pasado.

Nos encontramos por casualidad, caminamos juntos un rato hasta que cada quien se va por su lado. Pero esta vez no puedo más, porque esta vez no está tu eterna escolta.

Esta vez estás para mí.

Dejaste caer tu refresco por la sorpresa cuando te sostuve de la muñeca y te puse entre mi y la pared.

Estabas tan sorprendida que dudé de lo que iba a hacer. Pero comprobé que toda fantasía tiene una cuota de realidad, de cosas que son posibles; porque cuando rompí toda maldita distancia entre tú y yo, y te besé completamente sediento de ti, correspondiste del mismo modo.

Lo sabía, si era posible la picardía en esos ojos tan tiernos.

Ese rubor en tu rostro con tu respiración agitada se volvió una imagen con la que desearía ir a dormir cada noche. Pero aaaaaah, el maldito radar se tenía que activar. Y sonó el transmisor.

- 4989, te necesitamos en el sector E84-

- Captado, 1146. Voy en camino -

Por unos breves segundos sentí que fue el karma. Quizás era una señal, después de todo, todo el mundo dice: "AE3803 es la chica de 1146".

Sostuviste el cuello de mi camisa, me miraste a los ojos mientras murmuraste: "Quedó algo pendiente".

Tuve todo el día esa sonrisa tuya en la cabeza. Si tuvieras una mínima idea de los problemas en que me metí por estar distraído con eso.

Pero no importa, es imposible enojarme contigo. No puedo, simplemente no puedo, menos cuando acabas de llegar al lugar donde te cité para "terminar nuestro asunto pendiente".
No se si será romántico, a estas alturas no me importa.
Pero esto de vernos a escondidas comienza a sentirse aún más placentero.

Me encanta la idea de que, solo yo conozco este lado tuyo. Aquí, en secreto, haciendo las fantasías realidad.












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¿Creyeron que era AEx1146?
¿Verdad que te engañé?
No, mi vida. Un poquito de AE3803x4989, porque la vida es una lenteja ~🎶 o la tomas o la dejas ~🎶

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora