Un rato

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Cuando trato de contar cuántas veces he considerado el suicidio como alternativa de escape siempre pierdo la cuenta porque me desvío a medio contar. Posiblemente a alguien más le debe pasar lo mismo; es como cuando oyes música, una canción que te gusta mucho y mientras la escuchas te haces un videoclip mental y a media canción caes en cuenta que estás pensando en otra cosa, en otra situación que no tenía nada que ver con tu vídeo mental... Algo así me pasa a mi cuando trato de dar conteo a mi cobardía y/o malas decisiones.

¿Qué soy? Un eritrocito.

¿Qué es eso? Una célula, un glóbulo rojo que va a lo pendejo arriesgando la vida para llevar oxígeno y nutrientes.

¿Soy importante? Yo que sé. No lo sé, hay un millar de pendejos como yo. Lo siento, es un mal día, cuando estoy así soy algo "negativo".

No es por defenderme, ni justificar mi mal hablar, pero digamos que estoy muy sobre-explotado y me superó hoy el estrés.

Créeme, he pasado por tanto que ni idea de porque sigo vivo realmente. No sé si es suerte, o mala suerte, quizás la muerte me tiene preparado "un evento especial" y aún no termina la escenografía.

Lo admito, soy bastante joven en comparación a otros colegas. Aunque tampoco soy un niño, se puede decir en el amplio se todo de la palabra que soy un hombre... Que mierda acabo de decir, ja, ja, ja. ¡Soy un hombre! No pendejo, no. Es decir, si, si lo soy pero no es que un hecho me volviera hombre... Siempre he se todo estúpido eso: "hoy te harás un hombre" ¿Qué eras antes? ¿Un puto alien? Ja, ja. Menuda estupidez. El punto es que, no soy un niño, en eso se resume.

Por desgracia, veo a colegas morir muy a menudo. Supongo que es eso lo que me tiene siempre con el temita de la muerte dando vueltas y vueltas en mi cabeza de una manera ya enfermiza.

Sí, no sé. Últimamente trato de mostrarme más positivo, y hasta aconsejando a colegas más jóvenes a esforzarse porque "vale la pena vivir un día más, porque nadie puede morir sin cumplir su deber antes". Y ahora que lo pienso, me siento un bastardo mentiroso...

Y es que ya no tengo ninguna mierda que cumplir. Ya hice mi labor lo mejor que pude, lo que más aguanté, y ya realmente no quiero salir de esta habitación, mi habitación, nunca, nunca más.

Quiero quedarme aquí, tumbado en la cama. Quiero ver como la vida se me escapa, quiero sentir que dentro de estas paredes estoy en un mundo diferente, un mundo hermoso... Un mundo completo de azul.

Mi deber, es recorrer toda mi desgraciada existencia repartiendo oxígeno, recogiendo la porquería, y repartir nutrientes. O al menos eso crecí escuchando.

Y un día, un día mandé todo al demonio una vez más y me decidí a cumplir un deber mucho más importante, un acto egoísta. Por primera vez en mi vida, en toda mi vida, quise hacer algo solo para mí, un deber para mí.

Y no me arrepiento de nada.
Quizás mañana, conociéndome, de seguro la cabeza me dará vueltas y esa voz molesta en mi cabeza me dirá: "No puedes ser tan egoísta, cabrón". Pero hoy, hoy la voy a ignorar. Hoy a consciencia y el deber se puede ir al demonio, y el mundo con él también. No me importa, no me importa nada porque por una vez solo quiere cumplir el deber de ser feliz al menos un poco ¿Es eso taaaan egoísta?

Volteo a verla ahí, junto a mí dormida. Si tan solo tuviera palabras para expresar lo serena y maravillosa que se ve dormida. Nadie pensaría, que es una guerrera innata, que es fuerte, sanguinaria cuando debe serlo, que la mayoría del tiempo esta bañada en muerte... Y ahora, ahí. Tan suave, tan hermosa, tan tranquila, tan cansada de todo también.


Te traje aquí para que estuviéramos solos tú y yo, y al cerrar la puerta fue como si el tiempo se detuviera el un beso. Jamás te había visto llorar, y tú.... tú me has secado las lágrimas tantas veces.

Jamás te ví tan frágil, como cuando te dije:

"Que el mundo se acabe allá afuera,
Y hagamos un mundo juntos tú y yo, aunque sea un rato".

Y ví de esos hermosos ojos azules que tanto amo, caer lágrimas. No sé si eran de alegría o tristeza, o tristezas... No son muchas las alegrías que tenemos en el mundo que nos tocó allá afuera. Pero quiero pensar, que las lágrimas en este "nuestro mundo", son de felicidad.

Cerramos los ojos disfrutando cada segundo imaginando que el mundo allá afuera se acababa poco a poco, y de algún modo, es así.
Y no íbamos a dejar tú y yo, no íbamos a partir a donde sea que vayamos después de esta vida sin habernos dicho cuánto nos amamos.

Realmente, pensé que yo iba a llorar. Que una vez más estaría frente a ti de rodillas y tú, con tu infinita misericordia consolandome. Más no fue así, estaba seguro, decidido, sabía que era lo más sensato que hacía o que haré alguna vez en mi vida. Cuando correspondiste mi beso, mis caricias, mis palabras, le perdí el miedo a la muerte...

Mientras te amaba, le perdí el miedo a  todo, incluso a morir.

¿Miedo a perderte?

No puedo perder algo que no es mío. No eres una cosa que se compre, que se adquiera. No eres ni jamás serás mía, eres única, libre, y de solo pensar en ello siento que te amo más.

¿Miedo a que mueras?

No.

Porque no le temo a la muerte. Y si tú mueres, en ese mismo instante moriré yo... Y ya no le temo a morir.

Pero, quiero dejar de pensar en la muerte. Aunque sea un rato.

Que el mundo se vaya a la mierda allá afuera, no me importa.

Mi mundo aquí adentro, está perfecto, aunque sea un rato.

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora