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Inspirado en Sentido de Pertenencia 3

Nash miraba de reojo a su esposa. Parecía una niña pequeña completamente entusiasmada mirando por la ventana, dando pequeños saltitos sin poder contener la emoción en el asiento del copiloto.

- Querida, cálmate. Ya estamos por llegar -

- ¡Lo sé! Es que, estoy ansiosa por ver a nuestros nietos. ¡Aaaaah! Ya casi puedo sentir el calorcito del pequeño Nero en brazos ¡Y Nash! Tiene los ojitos de mi Ash - Celebraba Nea Von Silber, esposa de Nash Zenshiro (padre) abrazándose a si misma.
El auto se detuvo frente a la casa en la que alguna vez formaron su propia familia. Nash iba a bajar para abrir la puerta a su esposa, pero esta de un brinco ya estaba casi corriendo a la puerta sin esperar a su marido. Dudó un poco en si debía tocar el timbre, o abrir así sin más, después de todo, esa alguna vez fue su casa.
La puerta se abrió, una pequeña niña de cabellera rojiza y ojos de diferente color abrió la puerta.

- Abuelita Nea, sabía que eras tú. Escuché tus pasos - Dulcemente Neri abrazó a la recién llegada. Nea Von Silber se inclinó para quedar a la altura de la niña y correspondió el abrazo cargado de amor. Sentir su calor, su perfume, la suavidad de su piel. Tuvo que ocultar una lágrima de felicidad para dar espacio a su esposo quien al llegar al umbral de la puerta también se emocionó al ser recibido por su tierna nieta.

- ¿Mis padres? - Neo dejó el diario en la mesa y se acercó a recibir a los recién llegados. Rió por lo bajo al ver a su madre que mientras con una mano limpiaba sus lágrimas, con la otra acariciaba el rostro de su hijo mayor diciéndole lo grande y guapo que estaba. - Mamá, hablas como si no me vieras en años. Tú como siempre, hermosa y alegre -

Cargando en brazos al pequeño Nero, apareció Eri a ver de que trataba. Sonrió al ver que era una visita de sus suegros, y aún más cuando los mellizos se levantaron de la mesa a toda velocidad para saludar a los recién llegados.

El abuelo Nash tuvo que hacer un esfuerzo para no caer tumbado al suelo cuando los mellizos se le lanzaron a los brazos. Fue un dulce viaje al pasado, cuando era recibido así por Ash y Neo cuando eran pequeños.

Nea Von Silber no podía contener la emoción, seguía dando saltitos sobre si frente a Eri suplicandole con la mirada que le dejase cargar a Nero. Al recibir al bebé en brazos, la pelirroja quedó impactada al ver a su suegra darle un sin fin de abrazos, vueltas, saltitos al aire como si estuviera tratando con un muñeco. Su suegro tuvo que intervenir para que a Eri no le diera un colapso.

- Descuida querida nuera, jamás se le a caído un bebé, es que ella, es especial, está muy emocionada - Al concluir estas palabras, Nea puso al bebé en brazos de su esposo y procedió a repetir los abrazos, vueltas y besos con cada uno de los niños incluyendo a Eri que terminó mareada.

Cual niña pequeña, comenzó a buscar por la casa a alguien más. Sin embargo, sintió un pequeño vacío en el pecho al notar como habían cambiado las cosas... muebles nuevos, las habitaciones eran diferentes, obviamente porque ahora vivía otra familia en ella. Aún así, al ver los rincones de la casa, venían a ella los recuerdos preciosos de sus hijos creciendo en ella. Siguió buscando, hasta que a través de la ventana de la cocina que daba al patio pudo ver a un niño con pequeñas pecas coronando su nariz jugando con un perrito. Los ojos de la mujer se llenaron de lágrimas, era una réplica de su pequeño Ash. Corrió al patio, Nash llamado así en honor a su abuelo dio un brinquito al sentirse prisionero en los brazos de su abuela, al percatarse de quien era lo correspondió alegre.

- ¡Abuelita Nea! ¿Hum? No llores abuelita ¿Qué ocurre? -

- Nada mi angelito, nada... solo déjame abrazarte un poquito más -

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora