Bolígrafo

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Ni una vida tan breve, ni el peligro constante en que estaba siempre al ejercer la función por la cual fue creado era tan dura y fría como las miradas con desdén o repulsión de las células de diferentes linaje. Una profesión bastante mal vista por las demás celulas que no pertenecen al sistema inmunológico, y lo irónico, es que como glóbulo blanco él dedica su vida en gran parte a mantener al mundo a salvo para ellos, es más, como neutrófilo es el primero en la línea de combate. Y ni así un poco de gratitud con él.

Una vida ridículamente corta, tanto que siquiera se molestaba en perder valiosos minutos en pelear con sus colegas. Cuando veía que comenzaba el griterío que nunca llegaba a buen puerto, el si migraba sus manos a los bolsillos y comenzaba a caminar, deambular por allí era mejor que oírlos gritar. Entre tanto caminar, llegó a partes que quizás otros no. Le gustaba aprender sobre las funciones de los demás órganos, era eso ya que no habían muchos con quién platicar; de igual modo, no muchos se detenían a platicar con un neutrófilo.

Había tomado el hábito de leer los carteles informativos, realmente había aprendido mucho. Un par de veces intentó comentarle a alguna célula que estuviera leyendo algún dato interesante o algo para iniciar una plática pero lo ignoraban o sólo respondían con un "ah okey, me tengo que ir". Siquiera se esforzaban en inventar algo para disimular el miedo o asco. Era jodido, es duro, pero así es la vida.

Había algo extraño en aquel mundo, a veces se preguntaba ¿Por qué vivimos en el mismo mundo si no nos detenemos a mirarnos los unos a los otros?

A veces escribía esos pensamientos, en una pequeña libreta de apuntes que guardaba en su bolsillo. Ya que nadie escuchaba sus interrogantes, al menos las escribía para el mismo.

«El mundo es uno para todos ¿Por qué todos no estamos para uno?»

«¿Acaso el blanco es una forma de mitigar el rojo que nos cubre?»

«¿Por qué la existencia es tan vacía?»

«¿Cuál es el sentido de la existencia? Respirar, moverse, vivir... ¿Qué sentido tiene?»

Su comunicador sonó mientras miraba con cierta melancolía su tarjeta de tareas, una más y llegaría al fin de su vida útil. Cualquiera sentiría tristeza, pero a él le daba igual ¿Qué caso tenía de igual forma?
La orden era ir al riñón, al parecer, zona de guerra. Avistamiento de cáncer.

Miró en la pared un cartel con un mapa de rutas a diferentes partes del cuerpo. Cayó en cuenta que había visitado ese lugar antes pero por otra ruta, quizás un nuevo camino para conocer algo nuevo antes de partir.
Buscó su lápiz para escribir un pensamiento en su libreta, más no lo encontró. Seguramente lo extravío en combate.

- Disculpe usted...-  con amabilidad de acercó a un eritrocito a pedir un lápiz prestado, pero el tipo apreciar que vió al diablo y huyó.

- Ah, oye si no fuera molestia... - La célula común lo ignoró olímpicamente.

- ¿Tendrías una...? - Una vez más ignorado. Fue duro, en su mente se lamentaba, siquiera porque llegaba al final de su vida útil un mínimo cambio.

"Quizás si les dijera «Sabes, voy a morir en un rato más. Y pasé toda mi maldita vida lastimandome y arriesgándose para que estúpidos como tú pudieran vivir más y mejor ¿Me prestarías un maldito lápiz? Y en lo posible sin mirarme como si fuera un monstruo, sólo cumplo con mi trabajo como cualquier otro».

Soltó un pesado suspiro, él no haría eso ¿Qué caso tenía? Una chica de cabello corto arrastrando un carrito de oxígeno pasó frente a él, le iba a preguntar si le prestaba un bolígrafo. Se detuvo.

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora