Cherry (parte 1)

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Esta historia (4989xAE3803) tiene contenido para mayores de 18 años (lenguaje, escenas sexuales, violencia).
Es solo un fanfic, es decir, puedo escribir lo que yo quiera, con los personajes que yo quiera, y que hagan lo que yo quiera, así que si no es de su agrado, siéntase en la comodidad de subirse a una tortuga e irse despacito a la ching*da.

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Todos tenemos algún hábito diminuto e insignificante para otros, pero, para uno es ligeramente gratificante; es una sensación breve, pasajera, efímera, que nos da unos segundos de placer que se esfuman como el viento. Una especie de "subida y bajada" de sensaciones que ayudan a sentir la vida un poco menos miserable.

Aquel "hábito" tenían en común AE3803 y 4989, y lo descubrieron por casualidad. Se toparon en el torrente sanguíneo, el varón invitó a la muchacha una golosina para tomar un receso.
Siendo honesto consigo mismo, 4989 solo lo hacía por gula. No tenía necesidad de saciar hambre o nutrientes con golosinas a base de glucosa, pero, le gustaba hacerlo por ese "hábito placentero".

Mientras ambos quitaban con cuidado la envoltura de aquellos conos de helado de dulce se dieron cuenta que hacían exactamente lo mismo que el otro: posaban los labios unos momentos sobre la golosina hasta sentir levemente congelados los labios. Refrescante, adolmecedor, "tonto", pero ridículamente satisfactorio.

- Pensé que era la única que hacía eso - comentó entre risas la pelirroja sacando de su trance al varón sentado en la banca de madera junto a ella. Fue agradable escucharla. Una muchacha, de otra "raza" siendo amable, dejando los prejuicios de lado era una en un millón. Muchas veces, sintió envidia de que 1146 tuviera una amiga eritrocito, y más de una vez se sintió algo incómodo de que, quizás, no la valoraba lo suficiente, o al menos eso pensaba él hasta que un día lo descubrió siguiendo la escondido para protegerla en una entrega en la cual la joven repartidora insistía que iba a hacerla sola y sin ayuda de nadie.

<Si la quiere> pensó 4989 mientras salía del ducto para limpiar el encargo que le dejó su colega para él poder seguir corriendo detrás de la pelirroja y protegerla sin que ella lo supiera.

- Se siente extraño sentir los labios congelados, je, je. Creo que me agrada más porque... -

- Se siente agradable cuando vuelven a tomar calor - Completó la muchacha en completo regocijo porque al fin alguien en el mundo entendía aquel sencillo acto, que para ella, era casi como un ritual a la hora de comer su halado bocadillo.

Y así pasaron unos minutos, platicando sobre bocadillos, sabores. Al fin la muchacha se atrevió a preguntar a que sabían las bacterias, aunque la respuesta la dejó igual de intrigada: "Saben a bacteria... no lo entenderías si no lo pruebas".

- Oye, 4989-kun ¿Te puedo preguntar algo más? -

Imposible negarse a esa carita redonda, enmarcada de ese dulce corte de cabello de un rojo brillante.

- Mientras no sea con matemáticas, venga pues - Respondió el mencionado haciendo reír a su compañera de descanso.

- Bueno, es algo rebuscado, pero quisiera saber. Si tu tuvieras a alguien que aprecias, y ese alguien corre peligro ¿Te preocuparía verdad?  -

- Obviamente -

- Entonces, ese alguien que te importa, está en peligro. Pero, tienes trabajo ¿Harías tu trabajo o ayudarías a ese alguien? -

El ojigris pudo notar algo diferente en la voz de la chica, incluso sus ojos perdieron un grado de luz. Definitivamente estaba ocultando algo de tristeza.
No necesitaba ser un genio para atar cabos y llegar a la conclusión de que se refería a 1146 ¿Quién más?

Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora