Cosas de embarazadas

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(Sentido de Pertenencia II)

Eri estaba en casa, en la habitación principal mirándose en el espejo de cuerpo completo. En poco más de una semana cumpliría el tercer mes de embarazo, pero como su embarazo no era "normal", era "doble", a lo cuál tenía ya una tierna pancita. Siempre fue de mediana estatura y menudita de cuerpo, así que esta repentina subida de peso saltaba a la vista.

La ropa ahora era algo más holgada, y debía admitir que también había notado que el talle del busto comenzaba a aumentar también. Y apenas iba recién para el tercer mes...

Le gustaba, le encantaba la idea de ser madre. Pero, la idea de que su cuerpo estaba cambiando le preocupaba un poquito, no tanto por ella ni la aceptación social; tenía un atractivo y genial futuro esposo recorriendo la ciudad todos los días.
Jamás desconfiaría de él, no dudaba de su amor. Es sólo qué, se ponía a pensar en que quizás ya no sería "tan bonita".

De pronto la puerta se abrió dejando entrar al varón, que no pudo evitar sonreír al ver la ternura de la joven que modelara su pancita frente al espejo.

- Cielos, te ves tan adorable - murmuró el varón blanco tomando con dulzura la barbilla de la joven dando un tierno beso... En la mejilla.

"¿Eh? Pe-pero..."

- Hum, y bueno... ¿Qué tal tu día? - preguntó la joven disimulando su descontento.

- Oh, todo normal. Mucho trabajo, poco avance, esos bastardos son escurridizos. Por cierto, traje de esos bombones que te gustan. Rellenos, como tú - murmuró con ternura el varón sin saber que esas tiernas palabras fueron mal interpretadas por la pelirroja que comenzaba a dejar escapar lágrimas por sus redondas mejillas.

- ¿Estoy muy gorda, verdad? -

El albino volteó a la chica y se sintió miserable sin entender el por qué.

- ¡No Eri! ¡Eres hermosa! ¡Estás radiante! - el albino no entendía como terminaron en esa situación. Él le ofrecía una caja de bombones y ella se ponía a llorar preguntando se estaba gorda, lo más extraño era que se los estaba comiendo mientras lloraba.

- Estoy más gorda *snif*, ya no puedo usar jeans *snif* ... - decía la chica desenvolviendo otro bombón, mientras Neo no sabía si reír o llorar... De risa.

- No, no, no... Bueno, si. Pero es por el embarazo, no es de peso tuyo o algo así, además, te ves adorable -

- Me saldrán estrías, papada, se me hinchará las piernas... *Snif* mientras tú te pones más guapo - se lamentó la pelirroja devorando otro bombón con sus mejillas aún rellenitas por los bombones anteriores.

- Huh, gracias. Pero Eri, no digas eso.
Eres la chica más hermosa del mundo, tu cabello es radiante y natural, tus ojos la envidia de todas las demás, y mira que mejillas tan hermosas - decía del varón limpiando un poco de chocolate de las mejillas de aquella hermosa joven que tenía en frente.

- ¿Me vas a querer aún así? ¿Te sigo pareciendo hermosa? ¿Y cuando tenga más meses? -

Había algo que Neo no resistía ver: Su amada con ojitos tristes. Así mismo, había algo que nunca fallaba con ella.
Con ternura levantó su barbilla y besó su cuello, su clavícula, migró al hombro y volvió al cuello.

- Eres preciosa, y seguirás siendo preciosa... -

- Está vez no te va a resultar -

El albino sintió el verdadero terror.

"Esto jamás había fallado... ¿A caso ya no tengo «encanto» con Eri?".

- Neo, quiero la verdad ¿Te sigo pareciendo atractiva? - por alguna razón, los ojos de a chica ya no eran tristes, había algo de molestia en ellos.

- Pero es la verdad, eres la chica más hermosa que conozco y unas estrías o unos kilos más no van a cambiar eso, al contrario... -

- ¿Hum? -

- ¿Tengo que decirlo? - el varón sentado en la cama junto a la chica que seguía comiendo chocolates tomó un bombón y comenzó a quitar el envoltorio dorado con lentitud como excusa para ocultar la vista, sentía algo de vergüenza con lo que estaba pensando, pero conocía suficiente a la chica como para saber que insistirá hasta que el confiese.

- ¿Qué vas a decir? Vamos Neo quiero saber... dime, dime, dime, dime, dime, dime, dime, dime...-

- Hum, bueno es qué... Estás más, curvilínea -

- No te burles, ese es el problema *snif* -

- ¿Cuál problema? Vamos Eri, no hay forma de decir sin que suene pervertido que te ves sensual con el pecho y las caderas más grandes... -

Neo se sentía algo avergonzado con la confesión, pero era lo que la joven necesitaba oír.

- ¿De verdad? ¿Tú crees? ¡Qué lindo eres! -

"Definitivamente debe ser algo hormonal..." Pensó el varón comiendo el bombón que al fin había terminado de desenvolver.

- Entonces, mi linda Eri ¿Ya se siente mejor? - preguntó el varón dando una suave palmadita en el cabello a la joven que volvía a su semblante dulce y alegre de siempre.

- Je, je ~♪ ¡Si! Pero... Quiero que me digas cosas así más seguido ~♪ ¿Si? Anda, dime más cosas que te gustan de mí ¿Soy guapa? ¿Te parezco atractiva? - Ahora la joven parecía una pequeña gatita ronroneando mientras frotaba su rostro en el de Neo, exigiendo palabras de amor y elogios a su belleza, cosa que no había hecho antes.

- No hagas eso... Piedad, debo ir a trabajar temprano mañana y sabes que cuando comienzas así termina -

- ¿Mal~♥? -

- No, no mal, bastante bien... Pe- Pero, mañana hay una redada...-

- Dime cosas lindas ¿No me quieres? *Snif* -

- Oh no, no, no, no no vuelvas a llorar ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! -

- Y yo a ti~♥ - respondió cambiando una vez más drásticamente del llanto a la alegría. - Ahora, bésame ~♪ -

"Nota mental: buscar en internet si estos cambios tan drásticos son normales o no.
Nota mental 2: comprar bebidas energéticas
Nota mental 3: recordarle a Eri a diario que es la más linda del mundo".












Hataraku Saibou (Historias breves)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora