Capítulo 11

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Tn: no tienes una idea de lo mucho que te odio ¡¿por qué tenías que arruinarme la vida de esta manera?! Yo era muy feliz antes de que tú llegarás.
Mario: ¿eras feliz siendo una jodida cajera de una cafetería de mierda o de mesera en un club de mala muerte en dónde a lo único que van los hombres es a cogerse a las prostitutas?- mi mano chocó con su mejilla y él me miro molesto, inmediatamente sacó su pistola para después colocarla en mi frente.
Tn; te he soportado millones de cosas por miedo a que me lastimes pero ya que más da, mi vida ahora es una basura y nada puede cambiar eso, te agradecería sí jalas ese maldito gatillo y me disparas, así no tendría que verte nunca más.- la camioneta se estacionó frente a su casa y todos bajaron dejándonos solos.
Mario: te arrepentirás de todo lo que me has dicho, por los golpes que me has dado y por las escapadas, de eso puedes estar segura, no voy a matarte porque sería muy fácil para una perra cómo tú, prefiero hacerte daño lentamente.- me empujó fuera de la camioneta y me obligó a entrar, en la entrada pude observar el cuerpo del investigador cubierto con una manta blanca la cual ya se encontraba llena de sangre.
Mario: ¡¿no les pedí que se deshicieran de ese maldito cuerpo?!- los jóvenes que se encontraban a lado de la puerta se disculparon y arrastraron el cuerpo fuera de la casa.- Math, seguramente a estas alturas las autoridades están en camino así que prepara el avión privado porque nos vamos a Los Ángeles, las de servicio que ordenen mi maleta y por favor Math, ponle unas esposas y un poco de cinta adhesiva en la boca.- el chico castaño asintió y Mario se fue, las señoras comenzaron a hacer su trabajo y "Math" me obligo a que me sentara en una silla movediza.
Math: no debiste de desobedecer las reglas, tú misma te estás causando este daño, tan solo mirate.- suspiro mientras terminaba de cerrar las esposas.- con moretones y raspones sin sanar, sí salimos vivos de aquí será un milagro.- pego la cinta adhesiva a mi boca, antes de levantarse me regaló una pequeña sonrisa.
Las señoras comenzaron a subir las maletas a la camioneta negra de Mario y Math me dijo que subiera a lo cuál obedecí.

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