Capítulo 172

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La cama se sumió dando a saber que Mario acababa de sentarse, sus ojos se cerraron por unos segundos mientras lanzaba un suspiro e intentaba medir sus palabras.
Tn: escucha, sé que lo que hice está mal y fue una completa falta de respeto pero también te pido que me entiendas.- tome su mano y la uní con la mía, por un momento la sentí fría y distante pero poco a poco se fue amoldando a la mía.- ¿Cómo querías que me quedara tranquila? Loren se la ha pasado restregando y divulgando que algo malo sucederá y qué tú serás el cabecilla de ello ¿cómo crees que me siento?- sus ojos se desviaron a un punto fijo de la habitación, tome la punta de su barbilla para que me mirará.- no podría soportar que algo malo te suceda y me duele que no me tengas la confianza como para contarme lo que está sucediendo, quizás yo misma me lo busque, sí no quieres que me enteré por alguien más, deberías de considerar la idea de pedirle a Loren que deje de gritar a los cuatro vientos que asesinarán a alguien.
Mario: entiendo todos tus puntos pero ¿por qué espiarme? ¿No pudiste ser directa conmigo y preguntarme?- lo mire incrédula y después rodé los ojos.
Tn: ¿me lo ibas a decir? Claro que no, se supone que el que tiene que tener la intención eres tú, no tengo porqué estarte cuestionando.- soltó mi mano para después rasacar su entrecejo y lanzar un suspiro frustrado.- lo siento ¿de acuerdo? No volverá a suceder, de ahora en adelante prometo dejar de meterme en tus asuntos y ni siquiera me preocupare por lo que hagas o dejes de hacer, me dejaste en claro muchas veces que tú sabias lo que hacías, así que sí.
Mario: Sí te vas, llevate ese pastel contigo, no quiero tenerlo aquí.- su mirada era tan seca, me estaba molestanto mucho por la gravedad en la que estaba mirado que yo haya escuchado su conversación, asentí rápidamente y me levante, tome aquel pastelillo que yo misma había decorado para él y le di un mordisco, este no se desperdiciaría. Al ver que yo no tenía ni la más mínima intención de salir de aquí, se levantó cómo una bestia y salió de la habitación dando un gran azote a la puerta, sentía cómo sí un cuchillo afilado estuviera atravesando mi pecho.

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