Capítulo 16

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Había perdido la cuenta de los días en que he estado secuestrada, no sé en que mes estamos ni mucho menos la hora...extraño el olor de la lluvia o los rayos del sol quemando mi piel, el viento rozando mi mejilla o lo que es vivir tranquila.
Había intentado escapar más de 5 veces pero ninguna ha resultado, creo que soy estúpida al seguir teniendo esperanza de poder escapar de este lugar. Me volví una persona patética, le tengo miedo a su rocé...a él.
Tengo que hacer lo que él dice, tantas veces me hizo daño que termine siendo una persona miedosa...abuso una vez de mí y eso fue la gota que derramó el vaso, me volví más frágil que un cristal...fue hace 1 mes que llegó borracho y subió directo hasta donde yo me encontraba recostada apunto de dormir, me tomó de las piernas bruscamente hasta tenerme debajo de él... Ese olor asqueroso a vodka inundo mi nariz y las lágrimas salieron en cuanto sus asquerosos labios tocaron mi cuello dejando mordidas dolorosas...mi mundo se estaba derrumbando totalmente y lo peor de todo es que por más que lo intentará no podía hacer nada por la fuerza que tenía él...desgarro mi ropa hasta dejarme completamente expuesta ante él, su mirada asquerosa deseando placer me comía completa, intente safarme de su jodido agarre pero solo conseguí que me lastimará más, se deshizo de su ropa y se colocó entre mis piernas entrando salvajemente a mi cuerpo, sus embestidas eran rápidas y me lastimaba en cada movimiento, me moví de diferentes maneras para poder safarme de el pero eso jamás funcionó y al final logró lo que quería...me destruyó cómo tanto lo prometió y había causado el más grande temor en mí.
Mis ojos se habían vuelto un océano seco y a su alrededor de ellos había un enorme círculo rojo, manchas blancas adornaban mis mejillas y me había vuelto más delgada...comer no estaba en mis planes ni mucho menos levantarme del jodido suelo, cada día que pasaba le perdía sentido a la vida y aunque siempre pensé que el suicidio era estúpido ahora lo tomaba cómo una opción.
Todas las mañanas, tardes o noches, una señora canosa entraba a dejar una charola de comida y 1 hora después venía para llevársela de la misma manera.

Me PertenecesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora