Capítulo 167

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Sus manos estaban rodeando mi cintura mientras sus labios chocaban tiernamente con los míos, estaba tratando de convencerlo para que me dejará salir por fin con una chica y estaba apunto de lograrlo.
Tn: prometo que no me iré de tu lado jamás y que volveré a ti siempre pero por favor, quiero ayudar en esto ¿tú no harías lo mismo por mí?- él bajó la mirada tratando de entender lo que le estaba diciendo, asintió lentamente y después regresó su mirada a mí.
Mario: no te tendré amarrada a mí cómo los últimos meses, entiendo que estás aburrida aquí y que necesitas un poco de espacio también, no quiero asfixiarte.- le Sonreí en forma de agradecimiento y me colgué en su cuello pero no durante mucho tiempo ya que no quería lastimarlo, hundió su cara en mi cuello y dejo un pequeño beso ahí.- estaba de camino a casa y pase por una joyería y decidí comprarte un brazalete, en cuanto lo mire me encantó y supe que quedaría perfecto en tu muñeca.- tomó la bolsa café con la que había llegado y sacó una caja color negra que decía "Pandora" en la tapadera, era hermoso lo que mis ojos estaban viendo.

- tomó la bolsa café con la que había llegado y sacó una caja color negra que decía "Pandora" en la tapadera, era hermoso lo que mis ojos estaban viendo

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Tn: es precioso, gracias.- Sonreí mientras me abrochaba el brazalete, no me quedaba grande y ni siquiera podía salirse sin desabrocharse.- nunca antes había tenido algo así por lo tanto quiero que tú también tengas algo mío ¿de acuerdo?
Mario: no lo hice para que tú me dieras algo a cambio, te imagine con ese brazalete y me encantó lo que vi, veo que no elegí mal.- negué rápidamente mientras le sonreía, abrí mi camisa de botones y desabroche una medalla que mi abuela me había regalado antes de morir.
Tn: es muy importante para mí así que quiero que la conserves, mi abuela me la regaló en mi cumpleaños número 15 así que es muy especial, cuidala.- la coloque en sus manos y el asintió mientras se la ponía, le quedaba perfecta.- ahora tienes un pedazo de mí.
La puerta de la entrada abrió con rapidez dejándome ver a la chica que tanto me ha molestado, camino hasta en dónde nos encontrábamos moviendo sus caderas de una forma bastante sexy, dudo mucho que los hombres dejen de mirarla. Sus brazos blancos rodearon el cuello de Mario.

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