Manejé hasta el local en el que había pautado mi encuentro con Katherine, afortunadamente, habían pocas personas por lo que se me hizo fácil aparcar el auto. Bajé del auto y me encaminé hacia el local. Era un café, ni muy grande, ni muy pequeño, simplemente ideal para el lugar en el que se encontraba. Una jovencita rubia que se encontraba en la entrada me sonrió, y me señaló la gran puerta de vidrio que era la entrada. Entré y enseguida encontré a Katherine. Estaba sentada en una mesa al final del local. Sonreí. Apuré el paso y me dirigí hacia ella, mientras se levantaba de su silla y un par de segundos después nos encontrábamos fundidas en un abrazo.
- ¡Dos meses! – exclamó Katherine, mientras nos separábamos y tomábamos asiento. – No podía esperar ni un día más. – sonrió y palmeó mi mano, mientras yo le correspondía la sonrisa. – Feliz cumpleaños. – dijo entonces mientras me miraba.
- Feliz cumpleaños. – le contesté con una sonrisa. - ¿Cómo te ha ido? ¿Qué has estado haciendo? – le pregunté.
- Nada realmente importante. – contestó. – Ayudándote en lo que he podido, bebiendo Martinis, ya sabes... lo que siempre hago. – bromeó. - ¿Qué hay de ti? ¿Cómo vas con tú rastreo?
- Bien... creo. – me encogí de hombros. – Después del día en que los encontré he estado pensando en si Stefan realmente puede ser salvado. – admitirlo dolía, pero ese pensamiento había estado rondando mi mente constantemente.
- O si quiere serlo. – agregó Katherine mientras negaba con la cabeza. - ¿Dónde ha sido el último asesinato? – Katherine hizo una pausa, mientras observaba al camarero que se acercaba. – Asumo que ha sido aquí en Tennessee, dado que has cambiado de posición geográfica tan abruptamente.
- Si, una casa aquí en Tennessee; tengo la dirección... - hice una pausa. – De hecho, pasaré por allá en cuanto pueda.
- Definitivamente estás demente. – Katherine bufó. - ¿Alguna novedad sobre quién es Ray Sutton?
Katherine estaba al tanto de todo lo que había ocurrido en mi furtivo encuentro con Klaus y Stefan, incluso me había estado ayudando a averiguar quién era Ray Sutton, pues yo me había determinado a saber porque Klaus lo buscaba.
- Nada. – negué con la cabeza.
- ¿Alguna novedad de cualquier otra cosa? – inquirió, tras indicarle al camarero que nos sirviera dos cafés.
- Si. - asentí. Katherine me miró a espera de que continuara. – Klaus me mostró esta mañana, de una manera bastante inusual, que sabía en donde me encontraba.
- ¡¿Qué?! – se alteró.
- Si. – asentí. – Me mandó una tarjeta de cumpleaños, con un ramo de rosas rosadas, ¡de Bulgaria! – enfaticé. – A la habitación donde me hospedaba. – justo entonces el joven camarero, trajo las bebidas. – Gracias.
- ¿Rosas de Bulgaria? – inquirió Katherine, con el ceño fruncido en señal de preocupación.
- Si, ¿extraño, cierto? – incliné la cabeza un poco. – Pero olían tan delicioso, me trajeron tantos recuerdos. – sonreí.
Katherine me miró y forzó una pequeña sonrisa, entonces supe que me estaba ocultando algo.
- ¿Qué?
- Nada. – negó con la cabeza. – Es solo que es muy extraño. – sabía que había más detrás de aquello, pero no quería seguir hablando del tema.
- Como sea. – dije, restándole importancia. - ¿Kat?
- ¿Si?
- Estaba pensando... - comencé pero Katherine me interrumpió.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
SonstigesDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...