- No los esperaba tan temprano. – dijo Elena mientras abría la puerta de la morada de los Gilbert, tan pronto como Damon y yo llegamos. – Buenos días, pasen. – sonrió y se apartó, dejando la entrada libre.
Entré, siguiendo a Damon y automáticamente nos dirigimos a la cocina.
- ¡Oh Dios mío! – exclamó Elena, y me volví a verla, con el ceño fruncido. – Te ves bellísima. – dijo mientras miraba de arriba abajo mi atuendo, con una sonrisa de oreja a oreja.
- Gracias, tú también. – observé, mientras le ponía atención al vestido azul oscuro y beige con estampado floral que traía Elena, el cual adornaba con un cinturón de cuero marrón a juego con sus zapatillas.
- Si. Ambas lucen despampanantes. – dijo Damon entornando los ojos. – Vamos a lo que vinimos. – urgió. – Tú comienzas ¿Qué paso con Stefan? – le preguntó a Elena, mientras se apoyaba sobre el mesón.
- No seas tan sutil, Damon. – dije sarcásticamente y lo miré a manera de reproche. Entonces miré a Elena. - ¿Crees que podemos hablarlo? – pregunté con todo la delicadeza que la pregunta de Damon debía haber llevado.
- Si, seguro. – Elena se encogió de hombros. – Básicamente, me gritó a la cara que no quería volver a casa y cuando intenté inyectarle la verbena, me la quitó y la arrojó. Estaba fuera de sí.
- Tengo el nada agradable placer de presentarte a Stefan el Destripador. – soltó Damon. – Así que, ¿No quiere que lo ayudemos? ¿No quiere volver? Bien, lo dejamos.
- ¿Qué? – inquirió Elena y me miró.
- Elena... - entonces me encogí de hombros. – la idea de Damon me desagrada tanto como a ti pero, quizás tenga razón. – Damon sonrió, un tanto incrédulo y un tanto autosuficiente. – Quiero decir, si lo hiciéramos volver... ¿Cómo actuaria? ¿Cómo podemos nosotros ayudarlo a encaminarse?
- Tú eres su mejor amiga, Alexa... - Elena ladeó la cabeza con confusión.
- ¿Y eso que significa? – la miré, desesperanzada. – No soy Lexi, Elena. No sé como lo hacía. Yo no... no sé.
Entonces se hizo un silencio, durante el cual, Elena nos miró a Damon y a mí, enfurruñada.
- Mira – dije, rompiendo el silencio, tan incómodo. – no quiero ser pesimista ni nada pero, quizás recuperar a Stefan no sea tan sencillo como lo habíamos imaginado, y mucho menos con Klaus murmurándole cosas en el oído.
- Si ustedes creen que es lo correcto... bien. – entonces se encogió de hombros.
- ¿Qué? –la miré, extrañada.
- ¿Qué quieren que diga? – preguntó, mientras se ponía en movimiento y sacaba unas cosas de la nevera. – No puedo pasar el resto de mi vida buscando a alguien que no quiere ser encontrado, ¿cierto?
- Oh, no. – interrumpió Damon. – ¿Así que nos sentaremos a esperar que estés sola para derrumbarte y ahogarte en tu mar de lágrimas?
- No voy a...
- Sí, claro. – la interrumpió Damon, sin dejarla terminar. – Encarguémonos de no dejarla sola mucho tiempo. – me dijo con el ceño fruncido.
- Damon, ya te...
- ¡Shhh! Es mi turno. – la calló. – Como ya hemos comprobado con nuestros propios ojos, Klaus está tratando de crear más híbridos... pero no puede. Eso se debe a que tú estás viva. – apuntó a Elena y ésta abrió los ojos como platos. – Así que ahora más que nunca, debemos esconder tu existencia de Klaus, e ir tras Stefan sería la manera más estúpida de exponerte. Así que ya saben también la razón por la cual debemos dejar que Stefan encuentre su yo pacifico por sí solo.
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Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic Falls
RandomDos meses después de que Alexandra dejó Mystic Falls en busca de su mejor amigo, regresa para descubrir que las cosas no siguen exactamente igual a como estaban cuando abandonó el pueblo... Nuevos enemigos y viejos aliados, nuevas relaciones y batal...