26. Labios lindos, manos letales

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Me encontré a mí misma, corriendo entre los pasillos de la escuela... buscando la oficina en donde se encontraban los historiales de los alumnos. No me tomó demasiado tiempo, así que entré al pequeño cubículo, en donde una mujer regordeta de piel oscura, me miró de arriba abajo.

- ¿Puedo ayudarte en algo? – inquirió y pude notar en su voz que le había molestado la manera abrupta en la que había irrumpido en el lugar... a pesar de que estaba sola.

- Hola, ¿podría decirme en donde puedo encontrar a Jeremy Gilbert? No sé, ¿Una copia de su horario o cualquier cosa? – inquirí, intentando sonar lo más amable posible.

- Me temo, que no tengo permiso de entregar a nadie ese tipo de material. – me contestó de mala gana.

- Pero soy su prima. – dije con prisa.

- No me importa quién seas, no te daré nada. – y eso fue todo. Lentamente volví la cabeza hacía ella y sonreí con malicia. La miré a los ojos y utilizando la compulsión le dije:

- Dime donde está Jeremy Gilbert... ahora. – dije sonando amenazante. Aquella vieja impertinente me había sacado de mis casillas.

Atontada, la mujer asintió y comenzó a rebuscar entre unos papeles; mientras que yo me asomaba a través de las persianas, en caso de que Jeremy estuviera libre y apareciera en cualquier momento por aquel pasillo. Desafortunadamente, no lo hizo. Así que un par de minutos después, cuando la mujer consiguió el que era el horario de Jeremy; me informó que se encontraba en historia.

Bufé. Podría haber ido directamente al aula de Ric y no desperdiciar tanto tiempo. Entonces salí de la secretaría, no sin antes borrarle la memoria a la mujer, y recomendarle que tuviera mejores valores.

No me di cuenta de que corría, hasta que de golpe, me detuve bajo el marco del salón. Todo el mundo se volvió hacía mí... incluido Ric, quien me miró con complicidad. Qué vergüenza... había interrumpido una clase... pero era por una buena causa.

- Hola, lo siento señor Saltzman. – me disculpé, al acto. - ¿Podría robarle a Jeremy Gilbert unos minutos? – miré al interior y ubiqué a Jeremy en el fondo del salón. – Ocurrió algo y yo... - entonces miré a Ric, dándole a entender que no sabía que más decir.

- Seguro, no hay problema. Ya estábamos terminando. – asintió Ric. Entonces se volvió hacía el chico. – Jeremy. – lo llamó y éste automáticamente, tomó su bolso y se levantó.

Una vez Jeremy estuvo a mi lado, lo sujeté del brazo.

- Muchas gracias, señor Saltzman, y disculpe. – Ric asintió con una sonrisa, pero al mismo tiempo mirándome a los ojos en busca de respuestas; para después volverse hacia su clase.

Tan pronto como nos dio la espalda, comencé a arrastrar a Jeremy a través de los pasillos.

- ¡Ouch! – exclamó, cuando lo zarandeé al cruzar en una esquina. - ¡Me estás lastimando! ¿Qué pasa? – por la fuerza con la que lo sujetaba, ya se había dado cuenta de que no era Elena.

- Creo que Matt está hablando con su hermana muerta. – le expliqué, tan rápido como pude.

- ¿Vicki? – inquirió, confundido.

- Sí. – asentí. – Y por lo que sé, tú puedes verla. Así que necesito que escuches de qué se trata. – Jeremy me miró como si no comprendiera la urgencia del asunto; entonces comprendí que no le había dicho lo más importante. – Dijo algo sobre traerla de vuelta, y no me gustó. No puedes alterar la naturaleza al menos que seas una bruja muy poderosa, y de cualquier manera... tendrás que crear un balance. Y Matt es sólo un chico. – expliqué.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora