40. 1492

2.2K 147 80
                                    

Era Inglaterra del año 1492... el año en que Katherine y yo habíamos sido expulsadas de Bulgaria y habíamos decidido trasladarnos a Inglaterra. Teníamos al menos una semana viviendo en una casa abandonada en el medio del bosque... cuando Katerina hizo amistad con un muchacho llamado Trevor. Cuando mucho, podía tener dos o tres años más que nosotras y era todo un caballero inglés. Tan pronto como se enteró por boca de Katerina, de las condiciones deplorables en las que vivíamos... nos ofreció una habitación de su pequeño pero modesto hogar.

Yo había insistido en que no era necesario, y en que pronto seríamos capaces de buscar un lugar mejor para alojarnos. Pero Katerina estaba cansada de tener que lidiar con los animalitos del bosque... y aceptó de inmediato; forzándome a ir con ella.

- Ese pobre hombre está haciendo esto porque está enamorado de ti, Katerina. – le espeté un día... mientras desempacábamos nuestras pocas pertenencias, en la que sería nuestra nueva habitación. – Y tú ni siquiera le prestas atención. – negué con la cabeza.

- No está enamorado de mí, Alexandra. – negó cansada de mi insistencia. – Simplemente es una buena persona que decidió ayudarnos. – entonces me miró, mientras se cruzaba de brazos. – Deberías estar agradecida.

- Pues lamento no estarlo. – Katerina me dedicó una mirada juzgona. – Preferiría lidiar con algunas ratas e insectos, que con sus ojos puestos en ti. Todo el tiempo. – recalqué y fruncí el ceño en disgusto. – No me fío de él. Te mira como si fueras comida.

- ¡Alexandra! – espetó mi hermana al tiempo que enfadada se colocaba las manos en la cintura. - ¡Eres una señorita! ¡Cuida tus palabras! – entonces se dio media vuelta y a grandes zancadas salió de la habitación, una vez hubo terminado con sus pertenencias.

- Lo dice la niña que se embarazó a los diecisiete. – bufé para mí misma, cuando estuve segura de que mi hermana no podía escucharme... porque no quería recordarle nada referente a su hija que nunca había logrado conocer.

Y continué arreglando mis pertenencias, mientras el dulce rostro de mi pequeña sobrina afloraba en mi mente...


Un par de semanas habían pasado cuando Trevor llego a casa mientras Katerina y yo servíamos la cena... diciendo que estábamos invitados a un gran evento.

- Es el cumpleaños de un importantísimo Lord de la ciudad. – anunció, cuando estuvimos sentados a la mesa.

- Joven Trevor... - llamé su atención, tras tomar un sorbo de agua. – si se trata de un Lord tan importante... ¿Cómo es que mi hermana y yo hemos sido invitadas? – inquirí... extrañada.

- Me han invitado a mí y a todo aquel que resida bajo mi techo. – explicó y no pude evitar sentirme incómoda ante la mención de que aquel era su techo. Katerina me dirigió una mirada de reproche. – Ha venido escrito en el pergamino. – agregó, restándole importancia.

- ¿Le importaría si lo veo? ¿El pergamino? – pregunté, sutilmente con una sonrisa.

- ¿Cuál es el problema, señorita Alexandra? – inquirió Trevor, al tiempo que engullía una cucharada de sopa. - ¿No confía en mi palabra? – instó, y lo percibí un poco nervioso.

- Por favor, joven Trevor... disculpe a mi pequeña hermana. – saltó Katerina, inmediatamente. – Ella simplemente no puede controlar su curiosidad. – entonces le dedicó una sonrisita que hizo que Trevor se olvidara de mi existencia y se concentrara en ella. – Estaremos encantadas de acompañarlo a tan prestigioso acontecimiento.

- Él estaba mintiendo, Katerina. – insistí al día siguiente por la mañana, cuando Trevor se hubo ido a trabajar. – Dicho pergamino nunca existió.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora