79. Sed de Venganza

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Los gritos desesperados de Elena me despertaron más tarde. No estaba segura de cuánto tiempo había pasado y no recordaba lo que había sucedido hasta que la visión de Jeremy muerto, desplomado entre los brazos de Elena lo trajo todo de vuelta.

- ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - las manos de Stefan sobre mis hombros me sobresaltaron, no había notado que estaba junto a mí.

Miré a mi alrededor, aún embotada. Bonnie no estaba, Vaughn no estaba, Katherine no estaba, Silas y la cura no estaban. Lo único que permanecía en aquel lugar era el cuerpo sin vida de Jeremy.

- Katherine pasó. - gruñí mientras con la ayuda de Stefan me incorporaba. - Voy a matarla, Stefan. Lo juro, voy a matarla. - refunfuñé mientras nos aproximábamos a Elena, que lloraba desconsolada. Me arrodillé junto al cuerpo sin vida del chico, sin expresión alguna en el rostro.

Había fallado. Le había fallado a la memoria de Kol, le había fallado a Niklaus y le había fallado a Jeremy. No había podido salvarlo. Mis últimas palabras hacia él habían sido que tendría tiempo de sobra para compensarme por haberme mentido y matado a Kol... pero era mentira. Jeremy Gilbert más nunca tendría tiempo de nada, porque estaba muerto.

- Está bien. - asentió Elena, tomándome la mano con fuerza. - Tiene su anillo, ¿lo ves? - sonrió y con la otra mano me mostró el anillo de los Gilbert que reposaba en el dedo medio de Jeremy. - Va a estar bien.

Stefan había cargado el cuerpo sin vida de Jeremy hacia el exterior... y cuando nos encontramos con Damon, su rostro fue una mascara de desconcierto... mientras Elena se aferraba a él y lloraba un poco más. Mis ojos ardían, pero no había el menor atisbo de lágrimas en ellos.

Bonnie seguía desaparecida y aquella expedición había resultado en un completo fracaso. Era hora de volver a casa. Así que habíamos decidido eventualmente que Damon se quedaría en la isla hasta encontrar a Bonnie y Stefan y yo volveríamos a casa... con Elena y el cuerpo de Jeremy.

El viaje de regreso había sido complicado. No era exactamente sencillo obligar a un avión entero a no enloquecer por el cuerpo sin vida de un adolescente.

Pero finalmente lo habíamos logrado y cuando aparqué el auto de Stefan frente a la casa de Elena mientras sacaba a Jeremy del vehículo, una sensación de vacío se extendió por mi cuerpo. Al fin estábamos en casa y sin embargo, no se sentía bien.

De todas maneras, bajé del auto y arrastré los pies hasta el porche de la casa y seguí a Elena y a Stefan, que llevaba a Jeremy envuelto en una sábana sobre un hombro, hacia el interior.

- Hey, están en casa. - saludó Caroline alegremente mientras se incorporaba de restregar unas marcas oscuras en el suelo de la cocina. - Estaba intentando limpiar las marcas del lugar donde Kol... - entonces y sólo entonces, Caroline se volvió para mirarnos y comprendió lo que sucedía. Su sonrisa se desvaneció y sus ojos se abrieron como platos en un gesto de horror. - no pude quitar la mancha...

Elena ni siquiera pareció escuchar a Caroline o notar su presencia. En el camino de regreso lo único que hizo fue parlotear sobre todas las veces que había tenido que esperar que Alaric despertara luego de morir y de como debía llevar a Jeremy a casa y asegurarse de que estuviera bien entretanto eso ocurría. Stefan y yo habíamos permanecido en absoluto silencio.

- Vamos. Hay que llevarlo arriba. - urgió y subió las escaleras corriendo.
Stefan intercambió una mirada conmigo, hizo una mueca y la siguió escaleras arriba.

Yo suspiré y arrastré los pies hasta la cocina, pasando junto a una Caroline desconcertada que me siguió con la mirada, completamente atónita. Luego me siguió hacia la estancia contigua. Se apresuró a abrir el agua del fregadero y me miró con los ojos muy abiertos, llenos de preguntas.

Alexandra Petrova: De Regreso en Mystic FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora